III

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-Imposible...

-¿Qué es imposible?-pregunta él tiran la flecha a un lado y acercándose.

-Que atrapases la flecha, es imposible... -digo algo aturdida, y él parece dispuesto a responder, pero lo callo poniendo mi mano sobre su boca.

Oigo los pasos de mi padre y sus hombres por lo que hago lo único cuerdo que se me ocurre: correr. Tomo al forastero de la mano y lo arrastro conmigo hasta lo profundo del bosque.

-¿Pero qué haces? -pregunta cuando al fin nos detenemos, en medio del bosque.

-Esos que venían ahí, eran mi padre y los Hombres alegres, si nos encuentran solos en el bosque, te mataran y a mi me van a encerrar en una torre.

-No creo que ellos te hicieran eso- comentó, algo sorprendido por mi rudeza.

-A mi no me importa lo que creas, lo único que importa ahora es que me esconda... Y que tu te largues - digo mientras corto un pedazo de mi manzana con la punta de una flecha.

-Yo no me voy a ningún lado - dice quitándome la manzana y cortándola con su daga - ten - tomo el trozo de manzana que me alcanza y me lo quedo mirando.

-Si ta vas a quedar debes decirme  tu nombre.

-Oh, si... Claro... Soy Peter, Peter Pan.

Me parecía imposible, mís padres me habían contado historias sobre el malvado Pan, de como había secuestrado a Henry y como quiso arrancarle el corazón para salvar Nunca Jamás. Me habían contado que lo habían acabado y que ni él, ni su sombra podrían jamás volver a atemorizar a lo niños de ningún mundo.

Así que el hecho de que él estuviera aquí, sentado junto a mi y comiendo de mi manzana... era simplemente imposible.

-No es posible que seas el verdadero Pan... Mi madre y sus amigos acabaron contigo.

-¿Es que acaso no sabes que todo es posible con magia? - preguntó alzando una ceja.

Cargo el arco y le apunto.

-Ninguna magia tiene ése poder.

-En el inframundo, puedes salir cambiando tu lugar... Con un vivo -aseguró acercándose.

-Alejate, o haré una brochette contigo - asegure con la flecha a centímetros de su caja torácica.

-No lo harás, eres una heroína, y las heroínas no matan -afirmó tomandome de la mano por la cual sostenía el arco.

-No me desafíes - amenazo -¿Qué quieres de mi?

-Sólo que guardes el secreto de que estoy aquí- pidió.

Y tal vez fuese por lo cálido de su mano sobre la mía, por lo tristes que se veían sus ojos o lo desesperada de su voz, pero no puede evitar decir:

-Guardaré el secreto - dije destensando el arco.

Pan me sonrió, y creí ver un atisbo de bondad en sus ojos.

-Gracias... -dejó la frase a medias, sin saber como debía llamarme, así que digo:

-Lunare, mi nombre es Lunare Hood -digo extendiendo la mano pera estrechar la suya.

-Un gusto, Hood - dice tomando mi mano.

-Igualmente, Pan.

Los Nuevos HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora