La vi a lo lejos llegar, cargada de cosas y con apuro. Volé hacia ella al ver que no podía más, y traté de tomar algo, para ayudarla.-Ven, dejame ayudarte -le dije a la par que extendía los brazos, ella pareció morir del alivio un instante, pero al siguiente estaba mirando las bolsas que cargaba para ver cual me daba, al final, me tendió una que era muy liviana y unos zapatos.
-No sé si sean tu talle, aunque eso espero -dijo sonriendo, pero parecía agotada -debo correr, nos vemos allí -y antes de ir hizo la cosa más mundana del mundo, pero que significaba mucho; me besó en la mejilla.
Se fue tan rápido como vino y me dejó ahí, parado y esperando el tiempo. En seguida me empecé a cambiar, para estar pronto lo más rápido posible.
Volé por el bosque un rato, tan alto que nadie de la fiesta me pudiese ver, pero yo verlos. La divisé a ella fuera de la pista, pero apartada de todo, bajé y me acerqué a la mesa de la comida. Al ver que me veía le hice un gesto con la cabeza para que se acercara, sonriendole.
-Buenas noches -dijo mientras me paraba junto a mi y miraba hacia la pista, yo la mire y no pude hacer más que darme cuenta que moría por bailar, a mi pesar, me paré frente a ella y le tendí la mano.
-Ven, bailemos -dije y no la vi moverse, como si lo que dijera fuera tan extraño, solo era un adolescente de miles de años de vida que invitaba a una chica, familiar de quienes había tratado de asesinar...la tomé de la mano y juntos fuimos arrastrados hacia la pista.
Empezó a sonar una canción lenta y no hice más que tomarla de la cintura y acercarla a mi, puedo ser viejo, pero no es que sea un inculto.
La miré, y la máscara la hacia ver como si ocultase una vida detrás de las hojas, preciosos ojos detrás de sus floreadas pestañas.
-No te ves mal -le confesé al oído, haciendo a su pelo bailar junto a mis palabras.
-Lo tomaré como un cumplido -dijo, con una sonrisa en la voz a la vez que ponía sus manos en mi cuello, rozando mi pelo con sus deditos.
Fue delicioso el rose y yo, por instinto, eché la cabeza atrás, sonriendo por lo rico que se sentía. De hecho estoy casi seguro de que gruñi de satisfacción.
-Eres como el gatito que solía tener -murmuró, haciéndome recordar al día que la conocí, tan fuerte e independiente, sin duda no parecía alguien de gatos.
-No te puedo imaginar con un gato, te imagino más con un perro grande... -y entonces recordé la película mundana que había sobre Robín Hood, alias su padre- o un zorro -agregué haciéndola sonreír.
-Eres comiquísimo, para ser un niño de 12 años inmortal -continuó ella, haciendo lo que era, sin lugar a duda, una declaratoria de guerra.
-Uh, golpe bajo, pero creo qué es lo más arriba que llegas -me burle.
Ella tenía toda la pinta de que iba a replicar, así que la hice girar, porque de conocernos sabía que estaba a punto de continuar y pronto uno perdería la paciencia y gritaría el nombre del otro, y no quiero que descubran que he vuelto.
Entonces detrás de ella, vi a un hombre, se veía borroso...difuso y...peligrosamente familiar. Estuve a punto de soltar a Luna para poder descubrir quien era, pero antes de ser capaz de acercarme incluso, se desvaneció tan rápido como había aparecido.
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Los Nuevos Héroes
Fiksi PenggemarLa hija de Robin Hood y Regina Mills (La ex Reina Malvada) no podía ser otra que la niña más dulce, valiente y cabeza dura de Storybrook, junto con su mejor amigo Neil, hijo de Mery Margaret (Blancanieves) y David (Príncipe encantador). Las cosas...