Los Nuevos Héroes

IV

Llevábamos ya varios minutos en un incómodo silencio, así que hice lo único sensato que podía hacer: actuar como si él no estuviese aquí.

Me tiré en el piso, descansando la cabeza contra la raíz de un árbol, para poder mirar el cielo. Y entonces sucedió, él decidió hacer lo mismo y el silencio por fin dejo de ser incómodo. El cielo parecía haber sido pintado, azul, con algunas pinceladas de esponjosas nubes y los picos de los arboles evitaban que el sol molestara a los ojos, pero dejaban que pasara lo suficiente para que nos calentara la piel. Olía a eucalipto y pino, tal vez, y hacia que el sueño me tentara.

-Hablame de algo -le pedí -porque si no voy a dormirme, y orientarse en la noche es muy difícil... Además de que ya tienen motivos para matarme, y prefiero no darles más.

Pan estuvo en silencio unos minutos, pensando, creo yo, hasta que finalmente, cuando creí que ya no iba a responder a mi pregunta, dijo:

-No siempre fui el temido Peter Pan - comento en voz baja - no era mi intención ser lo, tan sólo quería ser un niño, vivir como tal, sin obligaciones ni problemas - confesó.

-¿Y qué hizo que eso cambiara? -mi voz era suave, hablaba con calma para así no asustarlo, quería saber que había pasado para que hubiese terminado como lo hizo, pero tenía la sospecha de que si alzaba la voz o hacia un mal juego de palabras, él se cerraría.

-La soledad -respondió - la soledad de una isla para mi solo hizo que quisiera más, así que creí que seria bueno compartir mi libertad con otros niños... Entonces empecé a tocar mi flauta, y los niños que la oían, y venían a mi, eran quienes yo llevaba a Nunca Jamás.

-Eso no parece malvado - comenté distraídamente, casi en un acto reflejo.

-Eso pensé yo, pero los niños no creían igual, extrañaban casa... Pero no quería perderlos, no quería sentirme solo de nuevo - su voz se había convertido en un murmullo que expresaba todo su dolor, y creí oír también arrepentimiento en ella. - entonces los obligue a quedarse.

-Y entonces te empezaron a conocer como Pan "el malvado" -deduje.

Nos quedamos callados unos segundos, y el canto de las aves hizo que sonriera. Cerré los ojos y no pude evitar silbar en respuesta al canto de un ave, al volver a abrir los ojos y mirar hacia Pan, lo descubrí viéndome divertido.

-¿Qué es tan gracioso? -pregunto molesta.

-No había conocido nunca a una niña como tu - respondió encogiéndose de hombros. Pero su respuesta solo generó más preguntas.

-¿Como yo?

-Sí, ya sabes, valiente, buena con el arco, que sabe imitar a la perfección el canto de los pájaros y bastante metida.

-¿Metida yo? ¡Eras tu al que descubrí metiéndose en mi campamento!

-No era mi intención hacerlo - justificó con gracia - en cualquier caso ¿por qué no hay más niños en el bosque?, he tenido que tener extremo cuidado todo el verano, por las personas que vienen aquí, pero hoy esta inusualmente desierto.

-Es que hay clases -le informé en voz baja.

-¿Y por qué no estás ahí? - dijo, aunque creo que ya sabía la respuesta.

-Yo escapé.