Llama antes de entrar

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Narra Rama

-Dalila y Micaela van a llegar para hacer el trabajo en diez minutos, ¿podrías recoger un poco tu habitación?.-Bufó mi hermano.

-No sabía que íbamos a hacer el trabajo en mi habitación.-Rodé mis ojos.

-No, pero podrías hacer algo aparte de tocar la guitarra.-Suspiró.

-Como tú digas, voy a ducharme, empezad sin mi.-Cerré la puerta del baño de mi habitación mientras escuchaba las palabras de mi hermano de fondo.

Cuanto más tiempo pudiera alejarme de Micaela mejor, no me apetecía verla a ella, verla coquetear con mi mellizo, reírse de mi...pero esto no iba a quedar así. Yo tenía un as bajo la manga. Sonreí y me metí en la ducha.

Narra Mica

-Hola.-Nos recibió Nacho.

-Hola.-Sonreímos ambas.

-Haremos el trabajo en el estudio que tenemos arriba. Mi hermano saldrá de su habitación pronto, podemos empezar mientras.-Nos guio por la casa.

Nos sentamos alrededor de la mesa en las caras sillas forradas de piel de aquel enorme y lujoso estudio, donde toda la tecnología era de marcas caras e inalcanzables para la mayoría de la población. Después de un rato Ramiro entró a la sala. Tenía el pelo húmedo, y su ropa olía a suavizante mezclado con su típica fragancia, seguramente salía de la ducha.

-Ya estoy aquí.-Dijo sonriente, demasiado para mi gusto.

-Bien, ve haciendo algo.-Reclamó Dalila.

-He llamado a una compañera, es matrícula de honor en Francés, nos será de ayuda.-Comentó.

-Qué raro, tu pensando en ayudar.-Reí junto con Nacho.

-Qué raro, tu teniendo comentarios que carecen de importancia y lucidez.-Respondió, borrando la sonrisa de mi rostro. De repente se escuchó al perro ladrar, y acto seguido el sonido del timbre.

-Ahí esta mi invitada. Ahora vuelvo.-Salió por donde acababa de entrar hace cuestión de segundos.

Entiendo que la casa era grande, pero llevaba años viviendo aquí ¿por qué tardaba tanto? me ponía lo nervios a flor de piel que fuera tan estúpido. No sé a que estaba jugando, pero pronto lo descubrí. Entro al estudio con una sonriente y provocadora Florencia, por ello ladraba el canino de los Nayar, entre perras y perros se reconocen.

Mantuve la calma y en ningún momento mi rostro reflejó un ápice de importancia ante la presencia de aquella estúpida. Mi expresión facial era de total indiferencia, mientras ella no podía apartar su mirada de mi. Siempre mirando de manera sobradora y prepotente a todos, después de Ramiro, ella era la próxima en mi lista de ''personas a las que bajarlas de la séptima nube''.

-Ya hemos acabado nuestra parte por hoy...¿me acompañas abajo mientras acaba Dalila?.-Miré a Nacho.

-Espera un segundo, me quedan un par de frases.-Contestó sin apartar su mirada del diccionario.

Ramiro le susurró algo en el oído a esa rubia nariz de tucán, alías Flor Vigna y ella asintió, acto seguido él se levanto y se fue. Volví mi mirada a Nacho, quien parecía muy involucrado en el trabajo.

-Te espero a bajo, en el jardín.-Regresé  a mi intercambio de palabras con él. Nacho asintió sin prestarme atención alguna. Era responsable. Me levanté y salí en la búsqueda de mi mellizo adorado.

Narra Rama

Abrí la puerta de mi habitación y me senté en la cama. Suspiré pesadamente y descargué toda la tensión acumulada. ¿Qué estaba pasando? me sentía como en una montaña rusa con Micaela, por un minuto estábamos en lo más alto y el siguiente estábamos cayendo en picado. Era una sensación extraña. Miré a mi alrededor y miré mi preciada guitarra en el rincón. Sonreí recordando como le enseñé a mi hermano. La tomé y volví a sentarme en mi cama, de repente comencé a tocar unos acordes.

Competencia de egos ; RamaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora