La apuesta

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Narra Rama

Me desperté y miré la hora en mi móvil. Eran las ocho y cuarto de la mañana, bastante temprano, al menos para mi. Pero no podía dormir. Me sentía mal. Anoche había sido algo especial y diferente, y eso me asustaba.

Para mi siempre era sólo sexo, sin compromiso, sin sentimientos. Pero con ella sentí un hormigueo en mi estómago, sentí un cosquilleo en mi pecho, y me quedé paralizado cuando me abrazó. Ella nunca lo había hecho, siendo más preciso nunca la vi dar una muestra de cariño o ternura a alguien que no fuera Dalila.

Con un gesto tan banal, como rodear con sus brazos mi cuerpo y recargar su cabeza en mi pecho, había hecho mi mundo templar como si de un papel se tratase. No sabía si estaba muy seguro de querer sentir esto. Éramos...somos muy diferentes. Seguramente yo esté desvelándome cuando ella no sintió nada anoche, a lo mejor fui uno más, como ella piensa que lo ha sido para mi, pero no es así.

La rubia comenzó a moverse de un lado a otro perezosa, con el ceño fruncido, molesta por no encontrar una posición que la acomodara, yo reí divertido. Poco a poco abrió los ojos, al principio sus azules gemas se vieron atacadas por la luz del sol, pero poco a poco fue abriendo los ojos con cuidado.

-¿Qué hora es?.-Preguntó con un hilo de voz.

-Temprano, las ocho y media.-Calculé, yo llevaba un rato despierto pensando en ella.

-¿Sueles madrugar?.-Me miró con curiosidad.

-No, pero no podía dormir.-Contesté. Ella se incorporó en la cama y se quedó sentada, recargando su espalda en el cabecero de esta.

-¿Y que te quita el sueño?.-Formuló la pregunta con una enorme sonrisa. Ella sabía el por qué y estaba jugando con mi mente.

-No losé fue un día raro.-Evité entrar en detalles.

-¿Un día raro, o una noche rara?.-Preguntó con astucia.

-¿A dónde quieres llegar?.-Enarqué una ceja.

-Quiero saber cual es el problema.-Me miró fijamente.

-Tengo una especie de enamoramiento contigo.-Reconocí. No me serviría de mucho ocultarlo, y si ella fuera a contarlo nadie la creería.

Ni si quiera yo creía que de verdad esto estuviera pasando.

Narra Mica

Tengo una especie de enamoramiento contigo

Ha dicho eso. ¿De verdad lo había dicho? sin anestesia, sin previo aviso, y con una tranquilidad abrumadora. Sentí algo en el estómago, no sabía si eran mariposas o un ecosistema entero revolucionando mi ser. ¿Enamoramiento? ¿Ramiro Nayar? ¿Ese que tenía una chica cada noche distinta? ¿Una para cada día de la semana? ¿Qué iba a los bailes de primavera con cinco chicas por canción? ¿Él que todos compadecían porque era incapaz de sentir algo por alguien? ¿A quien nadie se atrevía a contradecir? ¿Él capitán que no ha perdido un solo partido y nadie tiene agallas a desafiar?

¿Él acababa de decir que sentía eso por mi? era imposible, y si fuera verdad por qué lo diría. Hundiría su reputación.

-¿Por qué me lo dices?.-Pregunté tratando de ocultar mi nerviosismo.

Ni si quiera yo me sentía así desde que besé a mi primer novio con 11 años, cuando era bien idiota y creía en el amor. Pero por algún extraño y molesto motivo sentía como me temblaban las rodillas, no sabía si era porque lo nuestro era algo prohibido y esto le sumaba emoción, o si era porque realmente yo correspondía ese sentimiento.

No, no. Ramiro no es para mi. Yo necesito alguien dulce, tierno y caballeroso que sepa aceptar mi horrible carácter y me haga mejor. No alguien que me ponga nerviosa, que me desquicie y me haga sentir estas malditas cosas en el estómago, estás patéticas chispas de emoción.

Competencia de egos ; RamaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora