T R E S

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Ese día hasta el cielo lloraba, enormes gotas caían del cielo oscuro acompañado de unos cuantos truenos. Cogió la pequeña mano de su sobrino, el cual vestía un elegante traje negro, se veía completamente hermoso. Era una lastima que fuera para una ocasión como esta, con su otra tomó el paraguas negro que estaba al lado de la puerta.

Tomaron un taxi para ir a aquel lugar, ninguno de los dos quería ir, simplemente ninguno estaba preparado para este momento. Pero tenían que despedirse, decirle adiós a la única persona que tenían en sus vidas.

"Su hermano tuvo un trauma craneoencefálico severo"

Decirle adiós a un padre que cuido siempre de ti, que regalaba eternos mimos cada mañana sin falta y de noche le contaba pequeñas historias, donde al final de cada una de ellas le enseñaba poco a poco el sentido de la vida.

"Hicimos todo lo que pudimos"

Decirle adiós a un hermano, quien siempre te apoyo en todo, el que siempre te aconsejo y el que siempre te cuido. Jimin no recordaba cuando fue la ultima vez que le dio gracias por algo, eran muchas las veces que su hermano lo ayudaba, pero el castaño no le daba mucha importancia, dejándolo de lado.

Y ahora se arrepentía, y vaya como lo hacia, ¿cómo se podía sentir cuando ya no podría hablarle a esa persona, cuando ya no tenia la oportunidad de agradecer o pedir perdón?

"Su hermano entró en muerte cerebral"

Ninguno durante en el viaje dijo nada. Sanha solo se dedicaba en mirar por la ventana como las gotas de agua chocaban contra esta. Mientras que Jimin pensaba en el futuro, ¿qué se supone que haría ahora? Hace un año que fue contratado en una empresa muy prestigiosa como asistente del mismísimo dueño. Un golpe de suerte, pero por desgracia, gran parte de su paga lo utiliza para pagar la cuota de su pequeño apartamento que hace un mes que había adquirido. Apenas alcanzaba a comer algo decente. Pero como dicen por ahí; donde come uno comen dos y hasta tres. En el hospital cuando vio a su hermano recostado es esa camilla lleno de tubos y agujas, le prometio que iba a cuidar de Sanha pase lo que pase. Así tuviera que romperse la espalda y aguantar hambre, cuidaría de Sanha, siempre.

Llegaron al cementerio donde enterrarían el cuerpo. Muy pocas personas se encontraban presentes, reconoció algunos de los amigos de su hermano y algunos compañeros de su empresa.  En todo el discurso que dio el obispo, mantuvo su mirada fija en el ataúd café, mientras que con su pulgar acariciaba la pequeña mano de Sanha.

Cuatro hombres comenzaron bajar al ataud mientras otros dos tiraban tierra encima de este.

—Dile adiós a papá pequeño.

—¿No volverá?

—Él estará allá arriba, cuidándonos. —dijo limpiando una pequeña lagrima que se le había escapado. Tenia que ser fuerte por Sanha. No podía romperse ahí.

—¿Cómo mamá?

—Sí pequeño, como tu mamá. —cogió al niño y lo alzó entre sus brazos.

—Adiós papi, te amo mucho. —le hablo al cielo, alzando su brazo para despedirse moviendo su manita. 

Y Jimin sonrió. Besó con ternura su mejilla y comenzó a caminar hacia la salida.

—Jimin —una grave pero suave voz lo llamó. Se giró encontrándose con su jefe caminando hacia él—. Tal vez no es un buen momento. Pero si quieres, puedes tener estos días libres, se que estas pasando por mucho así que deberías descansar.

—Yo... Gracias. Y no es necesario, en este momento es donde mas fuerte tengo que ser y necesito el dinero. Iré a trabajar mañana.

—Bien, ¿qué tal si te llevo a casa? Está por llover de nuevo, no quiero que se mojen.

—Si no es mucha molestia, muchas gracias jefe.

—Yoongi, solo Yoongi. Vamos. —Recibió una media sonrisa por parte de Jimin como respuesta.

Cuando iban a mitad de la autopista, notó que Jimin se había quedado dormido, tenia grandes ojeras, lucia mas pálido y mucho mas delgado de lo usual. Miró al lado de este encontrándose con el pequeño mirando por la ventana.

—¿Quieres acompañarme aquí adelante? —habló muy suave para que el castaño no se despertara.

—¿Puedo? Mi papá y Minnie dice que soy muy pequeño para ir adelante.

—No le diremos, solo por esta vez ¿bueno?

—Siii. —Yoongi puso su dedo en sus labios haciendo un pequeño shhh, Sanha lo copeó y puso su dedo en sus propios labios.

Tal vez debió preguntar la dirección de su asistente. Porque no tenia ni la menor idea de donde vivía, y es que un niño de 7 años no le diría por donde ir para llegar. Así que sin pensarlo dos veces se dirigió a su casa. Dejaría a Jimin descansar mientras él cuidaría de Sanha.

Llegaron justo cuando comenzaba a oscurecer. Yoongi con mucho cuidado sacó a Jimin del carro, lo cual le costo un poco; uno, porqué Yoongi no era fan del ejercicio, su cuerpo no tenia mucha musculatura, y dos, porqué no quería despertarlo.
Cuando lo logró, entraron a la lujosa casa. Sanha corrió a sentarse en el enorme sofá color crema mientras encendía la televisión y Yoongi llevaba a Jimin a su cuarto.

Lo recostó suavemente sobre la cama, le quito los zapatos y los calcetines para luego arroparlo. Salió del cuarto apagando la pequeña lampara.

—¿Tienes hambre peque? —preguntó sentándose al lado de este.

—No. ¿Tío Minnie esta bien?

—Sí pequeño, solo esta un poco cansado. —sonrió acariciando su mejilla.

—Pero, él lloro, mucho. Por la noche lo vi, no me gusta que Minnie llore.

—Lo sé, entonces te propongo algo ¿vale?

—¿Una misión? —Habló el niño entusiasmado.

—Sí. No vamos a dejar que Minnie llore de nuevo. Le haremos reír, para que sonría siempre. ¿Aceptas esta misión Sanha?

—Sí sí. ¡La acepto! Misión hacer sonreír a Minnie comienza desde ahora.

Yoongi puso de nuevo su dedo en sus propios labios seguido de Sanha quien hizo lo mismo y comenzó a reír muy pasito.

—Bien.

Lucky [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora