Lucky [YoonMin]

U N O

Cuando los vio, no preguntó nada. Lo único que le importaba al mas pálido era secar inmediatamente a las dos personas que tenia enfrente. Y es que, seria malo sí su lindo asistente y un pequeño niño que traía consigo pescaban un resfriado.

Tomó el antebrazo de Jimin y lo guió hasta el baño privado de su cuarto, ya que era el mas cerca para que pudieran darse una ducha con agua caliente.

—Jefe.. Yo...

—Ahora puedes explicarme, primero date un baño. No quiero que ninguno de ustedes se enferme. Iré por unas toallas y ropa para los dos.

Y Jimin no pudo decir nada. Estaba completamente agradecido con su jefe, asi que solo asintió y le regaló una sonrisa dandole las gracias solo con eso.

Yoongi salió del baño pensando en que ropa podía usar el pequeño niño. Lo único que tenia eran sus trajes para trabajar y la ropa que usaba cuando no hacia esto, lo cual eran unas sudaderas grandes y anchas, que hasta el mismo Yoongi le quedaban grandes, no se imaginaba al niño con una de estas, pero que se podía hacer; debía vestir al niño con algo y aunque su ropa le quedase como vestido, tendría que ponérselo.

Luego de escoger la sudadera mas pequeña que tuviera, cogió otra que era su favorita, pensar en Jimin utilizándola hizo que una sonrisa se plasmara en el pelinegro. Salió de sus pensamientos y se dirigió al baño. Tocó un par de veces la puerta sin abrirla.

—Jimin, te dejo la ropa en mi cama. La gris es para el pequeño y las toallas están en la perilla de la puerta. Voy a hacer algo para que coman. —dijo a través de la puerta.

—Muchas gracias, saldremos en un momento. —

Luego de diez minutos, Jimin entró a la cocina cargando al niño entre sus brazos, justo cuando estaba terminando se sofreír unas salchichas.

—Sanha y yo te queríamos dar las gracias.

—¡Muchas gracias, señor!—Gritó el pequeño niño entusiasmado. Viéndolo bien, tenia pequeños rasgos que eran iguales a los de Jimin. Los dos eran absolutamente adorables—. ¡Su tina es increíble, parece una piscina!

Y él mayor no pudo evitar reír, definitivamente era muy adorable y más cuando luchaba por sacar sus brazos de las mangas de la sudadera que le quedaba enorme.

—Muchas gracias pequeño. Y no soy tan anciano, dime Hyung. Y si quieres una piscina, esa la tengo en mi patio trasero. —Yoongi señaló una ventana de su cocina que daba una vista perfecta a la gran piscina que tenia.

El mas pequeño abrió sus ojos enorme, para luego comenzar a brincar sobre los brazos de Jimin.

—¡ES ENORME! ¿Puedo ir? ¿Minnie, puedo?—Preguntó dirigiéndose a Jimin, para luego mirar al dueño de la enorme casa— ¡Quiero ir! Señor, le prometo que no me orinaré en su piscina, yo ya soy un niño grande. ¿Puedo puedo?

—Sanha... cálmate. —dijo apenado Jimin, quien tenia las mejillas de un lindo color rojizo

—Ahora no puedes porque esta lloviendo— respondió Yoongi acercándose al niño—. Pero te prometo que mañana cuando salga el sol puedes ir.

—No tienes porque, yo... Sanha, no deberías pedir esas cosas. —Jimin habló, de nuevo avergonzado.

—Esta bien, tranquilo Jimin. Ahora comamos ¿esta bien?

—¡Sí! ¡Salchichas! —gritó el mas pequeño, alzando su brazo derecho triunfante.

Los dos mayores soltaron una pequeña risa con esto, era increíble la energía que tenían los niños.

Luego de comer, el pequeño niño se quedó dormido en los brazos de Jimin. Yoongi le indicó que lo acostara en su cama mientras que él terminaba de recoger todos los platos.

—Jefe, en serio. Muchas gracias, yo no sabia que hacer.

—No es nada Jimin, y deja de llamarme jefe. No estamos en la oficina.

—E-esta bien...

—Entonces... Me vas a decir porqué estabas empapado un sábado en la noche con un niño de... ¿Seis años?

—Siete... Y es una larga historia. —suspiró, acomodándose en la silla para comenzar a explicarle a su jefe, como fue que Sanha llegó a su vida.

Resultó que su hermano; el padre del niño, se encontraba en el hospital por un trágico accidente. Sanha estaba en el jardín cuando llamaron a Jimin avisándole sobre el estado de su hermano. Tuvo que correr del hospital al jardín del niño para recogerlo, ya que lo único que tenia ese pequeño, era su padre y a él. En el momento en que salieron de la pequeña guardería, comenzó a llover fuertemente, Jimin pensó en correr hasta la avenida y tomar un taxi, ya que su casa quedaba al otro extremo de la cuidad. Pero no contó que en su billetera hubiera solo un par de billetes, que con suerte, solo alcanzaría a pagar cinco cuadras de recorrido. Visualizó a su alrededor, y se sorprendió al estar tan cerca de la casa de su jefe, aun que lo dudó un poco. Era inapropiado aparecer así, pero su pequeño sobrino estaba temblando por su ropa mojada y más aun el fuerte viento helado que hacia a esa hora. No lo dudó, y fue hasta aquella enorme y lujosa que su jefe tenia como casa.

—Así que es por eso. Estuvo muy bien que vinieras, ¿que hubiera pasado si no lo hubieras hecho? ¿Tú hermano esta bien? —Y en ese momento Yoongi observó como una lagrima recorría la regordeta mejilla de su asistente.

—Él... él esta muy mal— y en ese momento fue donde Jimin se rompió, se estaba conteniendo por Sanha, pero lo que había visto lo había dejado completamente roto —Él esta en coma Yoongi, cuando lo vi... Fue horrible, le suplique que despertara, que no abandonara a Sanha, ni tampoco a mí. —las lagrimas no dejaban de salir de los pequeños ojos de Jimin. Y Yoongi lo abrazó, lo abrazó tan cariñosamente al mismo tiempo que acariciaba su cabello castaño.

—Tranquilo, voy a estar contigo Jimin, no voy a dejar que nada malo le pase a ese pequeño ni a ti —Hablaba despacio y con una voz muy suave que hacia al contrario relajarse un poco—. Sé que es difícil, pero tienes que ser fuerte. Tienes que ser fuerte por tu sobrino, y por ti. Yo estoy ahora contigo Jiminnie, pase lo que pase.

Y gracias a las hermosas palabras y caricias del pelinegro fue que Jimin se iba calmando poco a poco. No supo exactamente cuanto tiempo estuvieron abrazados. Ni como fue que llegó a la cama donde estaba el pequeño Sanha. Lo único que sabia era que Yoongi comenzaba a ganarse su corazón.