El Honor De Ronald Weasley

Secretos y Revelaciones

Hermonie aguardaba con ansias la llegada de la enfermera Prym en la tranquila sala. Cada minuto se hacía eterno hasta que, finalmente, escuchó sus pasos aproximándose por los callados pasillos del hospital.

-¿Qué información tienes para mí, cariño? - preguntó Prym con curiosidad mientras Hermonie extendía un pequeño trozo de tela que sostenía los cristales de conjuros congelados que habían encontrado, explicando cómo los habían conseguido.

La enfermera frunció el ceño, pensativa, y luego comentó: -Creí que estos cristales se habían infiltrado en la sala de Draco Malfoy.

Hermonie se sintió aliviada de no estar sola con esta perturbadora información, sabiendo que era compartida por otros. Prym continuó relatando que a Draco le habían quitado cientos de estos cristales, y que tenía incrustados en la piel cristales de colores oscuros. La joven se sintió incómoda al escuchar esto, pero no pudo evitar preguntar por Ron.

Prym le explicó que Ron estaba sedado y que no podían comunicarse con él en ese estado. Hermonie no pudo evitar sentirse algo aliviada por ello, ya que le permitía observarlo sin temor. Mientras lo miraba, se preguntó si Ginny habría mirado a Harry de la misma manera mientras dormían juntos. ¿Qué sentiría esa intensidad, ese abrazo cálido y apasionado que solo puede dar alguien a quien amas?

La mente de Hermonie divagó mientras consideraba la posibilidad de besar a Ron mientras dormía, una antigua creencia muggle decía que al besar a alguien dormido, se le robaba el alma y esta persona se enamoraría perdidamente de la otra. Pero Hermonie no quería forzar el amor, anhelaba que fuera algo genuino y voluntario por parte de Ron.

Finalmente, se decidió a besar su mejilla pálida, con sus características pecas de tono café. Sintió la frescura de su piel contra sus labios y el calor que emanaba de él. Pero ese dulce momento se vio abruptamente interrumpido, como si le hubieran mordido el labio inferior. Hermonie sintió el pinchazo de un cristal en su boca, pero Ron continuaba inmóvil.

Entonces, la joven comprendió lo que había sucedido. Comenzó a buscar entre la piel de Ron y notó por qué las enfermeras no habían notado nada. Los residuos de los hechizos con cristales de colores oscuros estaban escondidos en sus pecas, mientras que los cristales rojos se habían enredado en su cabello.

Esta nueva revelación la dejó perpleja y con más preguntas que respuestas. La trama se estaba complicando, y la intriga en Hogwarts no hacía más que aumentar.