En la actualidad...

758 42 0
                                    

Los primeros rayos de luz iluminan la habitación donde Pucca duerme plácidamente. Los años la habían favorecido al darle un sedoso y brillante cabello color azabache y una piel blanca como la nieve, su boca levemente abierta marcada por unos labios rojos carmesí daban la señal inequívoca de que nada podía perturbarla, ni siquiera los golpes que provenían de la puerta y que señalaban que ya era hora de levantarse. 

Revelando unos hermosos ojos cafes, Pucca fue despertando y estirándose sobre la cama lanzó un gruñido de desaprobación por los golpes que se habían vuelto muy insistentes y que habían cumplido su objetivo. 

--- Si quiere pasar, hágalo --- dijo tallándose los ojos --- Ya estoy despierta 

La tía Miku entro al cuarto. A pesar de tener 50 años conservaba la misma apariencia de cuando tenía 30, el cabello igual que el de su sobrina lo tenía recogido en un moño apretado, su cara tenía apenas arrugas dando una pequeña pista de su verdadera edad, y su cuerpo siempre vestido con un traje daba mucha envidia a las jovencitas con las que se cruzaba. 

--- Buenos dias mi niña hermosa --- le dio un beso en la mejilla en cuanto llegó  con ella y sentándose le entregó una carta --- Ching te envía algo especial y antes de que me lo preguntes mi respuesta es sí 

Salio de la habitación con una sonrisa en la cara. Pucca, quien no había perdido su curiosidad infantil empezó a leer la carta

"Querida Pucca:
           Te extraño muchísimo, la aldea Sooga no ha sido la misma sin ti. Se que en cada carta que te escribo te digo lo mismo pero es la verdad. Se también que estas de vacaciones antes de que te titules asi que queria invitarte al pueblo para celebrar algo muy importante para mi ¡Abyo pidio mi mano en matrimonio! y vamos a tener una celebración antes de la boda. Me agradaria muchisimo que nos acompañaras ya que quiero que seas mi madrina. Por favor acepta. Te envío un boleto de avión para que puedas venir cuanto antes. No te preocupes, tía Miku se reunirá con nosotras más tarde. Ya quiero verte.
Con amor,
                    Tu mejor amiga Ching"

Conforme iba leyendo, la sonrisa de Pucca se iba ensanchando cada vez. Abyo, aquel niño revoltoso al fin había sucumbido al amor de Ching. Se levantó de la cama y cuando abrió la puerta se topó de frente con su tía quien ya tenía una maleta en la mano izquierda y un boleto en la derecha. 

--- Cambiate mi niña. No creo que quieras subir al avion en pijama
--- Ya voy tía --- se dio media vuelta pero recapacitando volvió a quedar de frente --- ¿Cuando ira a Sooga? Para prepararle una habitación en Ya- Yang 

--- Mi niña, iré en un par de semanas. Cuando sea la celebración. Tu solo disfruta de Sooga --- dejó la maleta en el suelo --- enviale saludos a tus tios.

--- Por supuesto

Pucca se vistió tan rápido como solo ella podía llegar a ser, salió disparada de su casa colmando de besos a su tía y se subio al avion justo a tiempo. Estaba ansiosa por ver a sus tíos, a Ching y a todos los habitantes de Sooga. Todos sus habitantes. Su lugar de la infancia. Garu. 

Se sorprendió cuando su nombre apareció en su mente, ya hacía tiempo que no se acordaba de él y ahora volvía a su mente como si el tiempo no hubiera pasado; su traje de ninja negro con un corazón rojo en el pecho, su pelo recogido en dos coletas en pico y su voto de silencio, el mismo que ella había seguido con tal de agradarle sin lograrlo, lo que ocasionó su partida de Sooga y ahora siete años después volvía para la celebración del compromiso de su mejor amiga.

Al dia siguiente, estaba en el aeropuerto lista para dirigirse a Sooga el pueblo de su infancia. Durante el vuelo había recordado los sucesos que la orillaron a irse y la promesa que había realizado. Ahora, en la entrada de Sooga se lo volvió a prometer. No sufriría por un chico nunca más.
Y con una sonrisa en el rostro se adentro en la aldea.

Una nueva Esperanza (Pucca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora