-Entonces, ¿a la noche vais a buscar el horrorux?- preguntó Ron por la mañana en la sala común.
-Horrocrux, Ron -dijo Harry- no se lo podeis decir a nadie más ¿prometido?
-Prometido- dijimos Hermione, Ron y yo a la vez.
Los cuatro estabamos muy nerviosos, Harry el que más, aunque se hacía el tranquilo, se notaba que estaba muy preocupado por lo que iba a pasar.
-¿Qué vamos a hacer? Es sábado y no tengo ganas de hacer los trabajos- dijo Ron mirando como Hermione hacia su tarea.
-Yo voy a dar un paseo- respondí.
-¿Puedo ir yo también? Necesito despejar mi mente...- dijo Harry.
-Vale, ¿venís chicos?
-No, voy a terminar los trabajos- dijo Hermione.
-Yo voy a descansar- dijo Ron suspirando
Harry yo pasamos del gran comedor, y vimos que Draco corría al piso de arriba.
-¡Maldito Malfoy! Seguro que va a la sala de los Menestres otra vez- dijo Harry y empezó a seguirlo.
-Harry, déjalo... ya le has hecho bastante- le dije, pero no me hizo caso, asi que le seguí.
Draco andaba muy rápido, mirando hacia atras muchas veces para confirmar que nadie le había visto, no se había enterado de que lo estabamos siguiendo.
Abrió la puerta, y antes de entrar, miro a todos los lados. No vió a nadie y entró.
-Seguro que está planeando algo para Voldemort- susurró Harry.
Seguro que sí, y no me lo había contado, solo porque pensaba que Voldemort me mataría y correría peligro. Me daba igual el peligro, solo quería saber que le dijo que tenía que hacer a un mortifago de tan solo dieciséis años.
Harry paso por la sala de los menestres varias veces, pero no se abrió, asi que nos rendimos. Harry quería quedarse allí hasta que Draco saliera, pero lo convencí para que no lo hiciera. Él ya estaba sufriendo bastante como para que alguien descubriera su plan.
|Narra Draco|
Al fin funcionaba, a la noche iban a venir. Sí, había terminado después de meses el trabajo que me mandó el Señor Tenebroso... Me sentía aliviado porque ya no corría peligro. Pero no quería que ellos entraran a Hogwarts.
Pero no tenía ninguna salida. Los Mortifagos entrarían a Hogwarts por el transportador que estaba en Borgin y Burkes, y después yo mataría a Dumbledore. ¿Cómo iba a hacer eso? ¿Qué pensaría Lea? Miles de preguntas llenaban mi cabeza de estrés...
No quería dejarla, pero tenía que hacerlo. Cuando Dumbledore estuviese muerto, yo me tenía que ir, y estaba seguro de que no iba a volver a verla.
No quería, no podía... Todo mi cuerpo se sentía vacio, apoyé mi cabeza en la pared y lloré. Sí, lloré. Eso era lo único que hacia aquellos meses, llorar. ¿Por qué tenía que vivir así? Todo porque mis padres eran Mortifagos. Voldemort me había arruinado la vida...
|Narra Lea|
El día pasó rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos se hizo de noche. Todo pasó demasiado rápido, y había visto a Draco solo una vez en todo el día. Todo me parecía muy sospechoso.
Harry se fue con Dumbledore, y nos dejó a Hermione Ron y a mí muertos de miedo . No queríamos que le pasara nada, sabíamos estaba con un gran mago, pero aún así no podíamos estar tranquilos.
Me metí a la cama con Hermione, sin ponerme el pijama. Ella estaba más preocupada que yo, y necesitaba compañía. Era normal, ella conocía a Harry desde hace cinco años...
No podía dormir, y, por lo visto, Hermione tampoco. ¿Quién podría dormir cuando tu mejor amigo esta en peligro?
Alguien entró en la habitación bruscamente, era la profesora McGonagall, con cara de preocupada.
-Smith, Granger, lo mortífagos han entrado a la escuela.
-¿Cómo?- susurré. No podía ni hablar.
-No hay tiempo para preguntas, coged vuestras varitas y estad alerta. Ni se os ocurra salir de la sala comun. Voy a avisar a los demás.- y sin añadir nada más, salió de la habitación.
Lo primero que pensé fue en Draco, él era un mortifago, entonces, estaría con ellos. Sin pensarmelo dos veces, me levanté pero la voz de Hermione me hizo parar:
-¿Dónde vas?- dijo
-Necesito ver a Draco.
Tenía que esforzarme para no llorar. No podía más, parecía que el mundo iba a estallar en cuestión de segundos...
-No puedes, Lea. ¡por favor!- gritó cuando cerré la puerta.
Tenía que hacerlo, era una locura, pero lo hacía por él. El simple hecho de ver su cara al decirme que era un mortifago y no debía de andar con él porque no quería perderme, me hizo quererle más.
Salí de la sala de Gryffindor, no había nadie por los pasillos, y bajé las escaleras para ir a los pasillos. No se oía nada. Hasta parecía imposible que estuviesen los mortifagos alli, solo oía mi respiración, muy agitada, por los nervios y el cansancio.
De pronto, sentí como alguien me rodeaba el cuello con sus manos, como si quisiera extrangularme, pero lenta y dolorosamente. No me quería matar en aquel momento, solo quería hacerme sufrir.
-Vaya, vaya... Mirad que tenemos aquí- su voz era como la de una chillona que me sonaba- Una estudiantita amiguita de Potter...- rió fuertemente-
Por lo visto, la atacante no estaba sola, porque oí varias voces más riéndose. Eran mortifagos, eso estaba claro. Estaba perdida. Me iban a hacer cualquier cosa. Me movía lo más fuerte que podía pero no podía soltarme de esa asquerosa bruja. Su pelo tocaba mis brazos, y entonces adiviné quién era.
Era ella: la que siempre andaba chillando, la que tenía el pelo negro y largo, además ondulado. Una de las pocas fieles seguidoras de Voldemort: Bellatrix. Otra vez ella. Siempre me atrapaba a mí, como el anterior curso.
Me hicieron subir las escaleras, intenté escapar pero siempre me lanzaban algún hechizo, y estaba segura de que me lanzarían alguna maldición imperdonable. Subimos a la torre de astronomía: Belatrix y otros dos mortifagos que no conocía, pero me sonaban sus caras.
Bellatrix me lanzó al suelo, y senrí como si todos mis huesos se rompieran.
-Bueno bueno...- apoyó su pie en mi estómago- ¿Qué hacías por los pasillos tan tarde?
-Suéltame- murmuré.
-Vaya, vaya... Tenemos a una chica muy maleducada...- rió fuertemente y me apuntó con su varita- ¡CRUCIO!
Un dolor insoportable recorrió todo mi cuerpo, no paraba de gritar mientras Bellatrix reía fuertemente moviendo su varita y mirandome como una psicópata.
Entonces le ví, terminó de subir las escaleras y, al verme, su cara cambió en tan solo un instante. Sonreí al verle, me aliviaba que estuviese bien, estaban a punto de matarme pero aún así sonreí. Por él... Cerré los ojos y me desmayé al sentir cada vez más dolor.

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Enemigos
FanfictionLea, una Gryffindor, va a pasar por cosas increíbles que ni ella imaginaría: enamorarse del chico al que odia, batallas inimaginables y más.