Capítulo 14

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Todo pareció dar vueltas a mi alrededor, el tiempo se detuvo por un momento,  la voz de Natalia ahora sonaba lejos, mi vista se nublo debido a las lágrimas que ya comenzaban a salir, tome un respiro y volví a hablar con la voz entrecortada.

—¿Do-donde están?—respiraba profundo tratando de mantener la calma.

—Estamos en el hospital central —decía llorando.

—Ya voy.

Cerré el teléfono y las lágrimas seguían cayendo, las piernas me temblaban y estaba totalmente pálida, tomé mis zapatos rapidamente y sali corriendo en busca de un taxi por la calle.

Vi un taxi acercándose y rápidamente moví mis brazos para que se detuviera, subí al auto con los nervios de punta  y mi rostro bañado en lágrimas, desesperada.

—¿A dónde?— preguntó el conductor mirándome con cara de preocupación.

—A-al hos-hospital central —dije casi sin poder hablar.

El auto se puso en movimiento y lo que fueron cinco minutos me parecieron años, una pregunta solamente venía a mi cabeza ¿Cómo estaba? no podía evitar sentirme culpable, el accidente le  había pasado por mi culpa, ¡Dios! ¡No puede pasarle nada malo! ¡Lo quiero! gritaba en el auto y el dolor incrustaba más en mi pecho sintiendo como todo se derrumbaba a mi alrededor.

—Señorita— me miró el conductor— sea lo que sea, todo estará bien —me lanzó una sonrisa reconfortante y yo solo asenti con la cabeza.

Luego de un rato más de incertidumbre y desesperación llegamos al hospital, pague al taxi y salí a toda prisa hacia el hospital, sabía que corría rápido pero en mi mente ninguna velocidad era suficiente, todo pasaba en cámara lenta.

Corrí hacia la sala de emergencias y vi a la señora Smith sentada con la cabeza baja, Natalia ya no estaba y la comprendía, a su padre no le gustaba que ella llegara muy tarde a casa, me acerque lentamente y me senté a su lado, puse mi mano en su hombro y cuando me vio estalló en lágrimas, sus gritos eran desgarradores y yo no pude evitar llorar con ella. 

—¡Es mi único hijo! ¿Qué haría yo sin él?— gritaba ella mientras se aferraba a mi con fuerza.

—El estará bien —dije llorando junto a ella.

—Familiares de Alejandro Smith —entró una enfermera con unos papeles en su mano.

Un escalofrio recorrio todo mi cuerpo y la señora Smith se puso de pie.

—Soy su madre— dijo secando sus lágrimas pero de inmediato volviendo a llorar. 

—Acompañeme.

Ambas se fueron hacia una de las habitaciones cerca y yo me quede esperando noticias que no llegaban, horas pasaban y mi preocupación aumentaba, tantos pensamientos que pasaban por mi cabeza  y no me dejaban tranquila, la señora Smith no salia y el cansancio se apoderaba más de mi hasta que mi vista se empezó a nublar y todo se volvió oscuro.

Me despiertan unas suaves manos, volteo mi rostro y veo que es la señora Smith algo más tranquila y con una leve sonrisa.

—¿Qué pasó?— froto mis ojos y me pongo de pie rápidamente.

—Quiero salir por algo de comer, estoy muy cansada.

—¿Qué hora es?—pregunté al recordar que no avise antes de salir.

—Son las 7:00pm, no te preocupes ya llame a tus padres y a Natalia para dejarla más tranquila.

—De acuerdo ¿Como está Alejandro? —preguntó con impaciencia.

La lista de Tamara WilsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora