La lista de Tamara Wilson

Capítulo 17

¡Importante! ¡Escuchen la canción cuando aparezca en la historia! 

Me  faltaba  el aire en ese momento, mis ojos abiertos como platos, no sabía como actuar o qué responder.

—Y-yo es-estaba —intente hablar.

—¿Tú estabas? —cuestiono curioso.

Mi mente estaba totalmente en blanco, necesitaba cambiar de tema.

—¿¡Me seguiste!? —pregunté intentando parecer molesta y no nerviosa.

—Tal vez —miró hacia arriba moviendo los pies como un niño cuando descubren su travesura.

—¡Me seguiste!

—Dije tal vez, no que lo hubiera hecho —alzó los hombros.

—¡Eres un acosador! —grité.

—Agradecele a Natalia, ahora ¿Qué hacías en el hospital? —volvió a preguntar haciendo que mis nervios volvieran.

—Y- yo —buscaba una excusa en mi mente —vengo a visitar a los enfermos, sí, eso —respondí a su pregunta.

—¿Estás segura?

—Claro que lo estoy ¡Es la verdad! a demás ¿Por qué te interesa? —reclame para cambiar de tema.

—Me preocupé—dijo sin rodeos.

—¿Q-qué? —¿Había escuchado bien?

—Dije —hizo una pausa —que me preocupo por ti.

No podía creer lo que decía, unas ganas enormes de sonreír aparecieron en mi y al mismo tiempo  culpa por haberle mentido.

Caminé delante de él en dirección a la parada de autobuses , necesitaba evitarlo.

—¡Oye! ¿A dónde vas? —gritó detrás de mí.

—Tomaré el autobús para volver —respondí caminando algo más rápido.

—¡Espera! ¡Vengo en auto! —se acercó.

—No iré en auto contigo.

—No te preocupes, es el de papá, si lo choco me matara.

—¿Robaste el auto de tu padre para seguirme?

—Lo tomé prestado.

—Si, como no —dije sarcástica.

—¿Prefieres la posibilidad de otro acosador? —preguntó poniéndose en frente de mi.

—Tu ya eres uno.

—Sí, pero no soy un extraño —explicó.

Lo pensé un segundo, la idea de subir a un autobús y encontrarme con un acosador me aterraba.

—De acuerdo, pero baja la velocidad —accedí finalmente.

—Solo me paso una vez, es imposible que me pase de nuevo —dijo  caminando hacia el auto.

Subimos al auto y me acomode en el asiento del copiloto, me asegure de todas las maneras posibles mientras Alejandro me miraba esperando a que terminara.

Arranco el auto y emprendimos el camino hacia mi casa, el hecho de que Alejandro me haya perseguido me arriesgo a decir la verdad, lo que me hace pensar que ya es hora de que todos lo sepan.

—Llegamos —la voz de Alejandro interrumpe mis pensamientos.

Miro alrededor y me doy cuenta de inmediato de que ésta no es precisamente mi casa.