Al día siguiente, Tsuna partió a la mansión Vongola en compañía de Mochida y sus padres juntos a su ancestro, todos permanecían tranquilos en el transcurso porque confiaban en que el capo sabría manejar la situación si algo se descontrolaba, él nunca salía de su hogar sin un plan en mente o sin los hechos repasados.
Al llegar a las puertas los cuatro se acercaron a los guardias que les abrieron y guiaron a una de las salas donde los esperaban los demás capos con sus respectivos subordinados.
Tsunayoshi ignoró el hecho de que la sorpresa se reflejaba en el rostro de los que lo conocían por verlo en ese lugar, ya que no sólo no se esperaban que él fuera el fundador de la familia más poderosa de todas, sino que también se había presentado y la afirmación de los Vongola era que no asistirían.
El castaño se sentó enfrentado a Hiroyuki y sus acompañantes se quedaron detrás de él parados.
— No esperaba que vinieras —pronunció con una burlona sonrisa el peli-naranja, inclinándose hacia delante.
— Pues aquí estoy, ahora me gustaría saber a qué se debe esto y por qué están los ex-arcobalenos presentes —señaló el castaño, y los bebés no tardaron en acercarse un poco más de la esquina en que estaban en lo que parecía una reunión.
— Tsunayoshi-kun~ —canturreó el albino, llamando la atención del joven que le sonrió disimuladamente al igual que a Uni a su lado.
Tsuna se dedicó a saludar a sus conocidos y presentarse a los que claramente no sabían quién era y terminó reconociéndolos a todos como mafiosos en un rango bastante alto, mientras el Vongola buscaba las palabras adecuadas para comenzar a idear su plan.
— Esta reunión se organizó en primer lugar por la desaparición del ex-arcobaleno del sol, también mi tutor personal —explicó a medias.
Auch.. Eso había impactado de lleno con el corazón del castaño, pero sabía cómo contraatacar.
— Qué raro, conociéndolo no se dejaría capturar tan fácilmente —mostró su sonrisa repleta de burla al décimo, ya sabía qué era lo que estaba planeando—. Supongo que desean unir fuerzas para comenzar su búsqueda...
La paciencia que era escasa en Hiroyuki terminó por explotar y eso Sawada lo sabía perfectamente, también sabía la acusación que se le venía encima.
— Creemos que fue usted quién lo capturó —comenzó a hablar uno de los desconocidos para el castaño—. Después de todo usted debe guardarle algo de rencor a los Vongola por lo sucedido.
El oji-miel negó rotundamente. — Supongamos que soy yo el secuestrador y lo hago por venganza —comenzó a hablar borrando la burla en su rostro y cambiándola por una extrema seriedad, era un tema delicado—, ¿en ese caso no hubiera secuestrado a toda la décima generación y al noveno?
Los demás se pusieron a pensar en lo que decía, no era tan difícil de comprender pero los argumentos de Hiroyuki se mezclaban en sus cabezas, aunque acabaron por asentir y darle la razón a Abedelli.
El peli-naranja echaba humo por las orejas.
— Si quieres inculparme debes tener mejores cosas que decir, Hiroyuki —murmuró este en su oído, sorprendiendo al otro.
¡Lo sabía todo! No había forma de inculparlo por algo que notablemente no era propio de su ser amable y para nada rencoroso, y para colmo debía ahora hacerle caso a sus guardianes.
— Quizás no sea culpable de eso, pero hay algo de lo que sí estoy seguro es que causó la traición de Primo a la familia Vongola y los anillos —esa Tsuna no se la esperaba, tenía otra jugada entre manos que para nada le gustaba.
Era cierto que los anillos no habían aceptado a Hiroyuki y mucho menos la primera generación, al igual que hizo con los guardianes porque estos nunca debieron traicionarlo por la espalda sin razón alguna.
Pero también era un hecho que los maltrataba aún así fueran espíritus en estado corpóreo gracias al poder de los anillos.
El rubio se presentó al lado de su descendiente con una sonrisa tranquila que le dio la certeza de que nada sucedería, ya que la intuición había dejado de darle información al joven capo.
Los demás no sabían qué creer ya de ambos dos, parecían en una guerra mental consigo mismos y no prestaban atención a su alrededor.
Yamamoto decidió tomar manos en el asunto y hacerse con la victoria para su jefe en equipo porque sino acabarían todos encerrados en algún lugar el resto de la noche.
— Tenemos pruebas de esto —dijo—. Si hay algo que Primo hizo es estar con Abedelli Primo todo el tiempo, lo acompaña desde ese día y nunca lo abandonó.
Mierda... Esto iba por mal camino.
— Abandonó el anillo del cielo y el Décimo se vio obligado a mantenerlos disciplinados a todos para que no siguieran los pasos de su jefe —lo secundó Gokudera levantándose de su lugar.
Sí.. Definitivamente estaban perdidos.
— Al inicio intentamos sellar los anillos con la cadena de Mammon para que esto no sucediera, pero pudieron huir por sí mismos —continuó Ryohei, dejando los gritos de lado y hablando con seriedad.
— ¡Fueron ustedes los que me habían aprisionado! —gritó enfadado Giotto, había perdido la paciencia y las cosas se estaban yendo de tema—. No querían mantenernos, sólo estaban encerrándonos sin nuestro permiso.
— Usted y sus guardianes nos pertenecen.Y ahí fue cuando el chico de capa explotó: — ¡Los tratas como objetos! ¡Y con tus guardianes y supuestos amigos es lo mismo! —gritaba enfadado, acariciando el cabello de los pequeños Lambo e I-pin, que habían corrido a sus brazos poco después de que se iniciara la pelea—. Incluso maltratas a unos niños, eres un monstruo. ¡Son tu familia, cuídalos y protégelos como tal!
Sin saber por qué, el castaño se había rodeado de llamas del cielo muy poderosas que creaban una fuerte brisa, eso era común cuando se enfadaba.
Los otros presentes estaban muy sorprendidos y Hiroyuki enfadado, parecía que una batalla estaba por comenzar.
Ciao.
SE PRENDIÓ ÉSTA MIERDAAAA.
Hoy escribí más de lo usual, me salvé otro día más, wiii :D
Los oc's probablemente aparezcan en el siguiente cap.
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Tsuna, no eres el décimo
Fanfiction«Las peores traiciones vienen de aquellos en quiénes más confiamos» Una vez más, Tsuna había decidido ignorar a esa voz en su cabeza, que generosamente quería evitar una tragedia próxima. Confiaba tanto en sus amigos que no podía esperarse de su par...