Todos estaban emocionados, la batalla que se acercaba, la última de estas, sería la más épica y quizás larga de todas las que habían visto hasta ese momento.
Tsuna apareció por las puertas con una mirada seria, se había cambiado de ropa y sus guardianes estaban al costado sosteniendo la capa que le pertenecía.
Hiroyuki por su parte, ingresó con una sonrisa burlona y sus guardianes estaban sentados por ahí con sus ropajes anteriores, sin duda ambos querían hacerlo bien.
Ellos continuaron caminando mientras los guardianes y tutores se quedaban atrás, finalmente quedando frente a frente se miraron a los ojos.
— No esperé encontrarme de nuevo contigo, Hiroyuki —comenzó a decir el castaño—. Pero supongo que si una pelea se necesita para arreglar esto, lo haremos limpiamente.
Tsuna se colocó los guantes y utilizando su voluntad encendió sus llamas, las cuales eran puras y de gran tamaño. La presión en el ambiente aumentó repentinamente luego de que Hiroyuki se sumara, y encendiera las suyas.
Era un intercambio de llamas muy poderoso y bonito a decir verdad, la única diferencia radicaba en la pureza de las llamas que Sawada tenía y su oponente no poseía.
El castaño se elevó en los aires y voló nuevamente para golpearlo, logrando un ataque rápido para dejarlo en el suelo, seguido de más patadas y puñetazos.
Hiroyuki encendió su anillo Vongola, y lo usó en su caja-arma, de donde salió Natsu con toda la determinación para pelear al igual que su amo.
A Tsunayoshi se le cristalizaron los ojos por ver nuevamente a ese pequeño leoncito, pero esta vez en manos de otra persona, en serio lo habían reemplazado...
Natsu lo atacó y mandó por los aires, chocándose con una pared y creando un gran polvo de escombros.
La conmoción no era poca, deseaban saber qué había pasado con el fundador de la familia más poderosa, y este no apareció hasta que el polvo se dispersó por completo.
El peli-naranja sonrió al verlo tan herido, con cortes, sangre, rasguños y la ropa rota, el castaño miró a sus preocupados guardianes que hacían el esfuerzo por intentar pasar a los monos que no les permitían detener la pelea.
Phantom le sonreía como nunca antes lo había hecho bajo la sombra de su capucha, mientras contenía a los demás.
Tsuna se preparó para lanzar su X-Burner contra él, que gracias al tiempo y entrenamiento duro de su tutora había logrado perfeccionar, llegando al punto de ser innecesarios los lentes de Spanner.
— ¡Natsu! ¡Mantello Di Vongola Primo! —exclamó.
Justo entonces se produjo un rechazo del anillo del cielo, que no le permitió a Hiroyuki cubrirse del ataque enemigo muy poderoso que se le venía.
El espíritu de Primo se apareció frente a él, pero antes de que pudiera replicar por su acción, el fundador de la almeja habló.
— Mis guardianes y yo te lo dijimos, si tienes al anillo contra su voluntad para elegir al sucesor que cree digno, este te rechazará en el momento en que más lo necesites —dijo el rubio fastidiado—. Ahora, ¡ciao!
Giotto desapareció alegre al ver que el ataque estaba por llegar al peli-naranja, y si bien no le dañaba, prefería observar desde otra perspectiva su derrota.
La gente se levantó de sus asientos alegre y muy impresionada por el final de ese torneo de batallas, Tsuna por su parte estaba agotado y herido, pero sé encontraba bien.
Al décimo le había impactado de lleno y había acabado muy lastimado en el suelo, los guardianes corrieron hacía sus respectivos jefes.
— ¡Lo hiciste Tsu-chan! —exclamó Hisami alegre, abrazando a su jefe.
— Bien hecho Primo —sonrió el rubio.
— Gracias, abuelo —sonrió el castaño, aceptando los abrazos de sus amigos y, extrañamente, su tutora.
Sus padres también llegaron a felicitarlo junto a la multitud mientras era curado por Hime, pero qué día agotador.
Por otro lado, habían dos personas que pensaban volver a hablar con Tsuna, y no para felicitarlo precisamente..
Ciao.
No puedo creer que terminé de escribir este capítulo hoy, es simplemente de lo mejor que hice de acción en mí asquerosa vida.
Espero que les guste, ya no falta casi nada para el final y.. Ay, qué melancolía me está por dar.
Bueno, ya me voy porque tengo que ir a clases y pos si no como me retan, bai ♡
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Tsuna, no eres el décimo
Hayran Kurgu«Las peores traiciones vienen de aquellos en quiénes más confiamos» Una vez más, Tsuna había decidido ignorar a esa voz en su cabeza, que generosamente quería evitar una tragedia próxima. Confiaba tanto en sus amigos que no podía esperarse de su par...