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Me levanté un poco lento, tenía lagañas y los tallones de la almohada sobre mi cama, lo primero que hice al abrir lo ojos fue arrodillarme en la cama a mirar mi teléfono para darme cuenta de que tenía varias fotos que Laura me había enviado de su cuerpo desnudo.

Mis padres no estaban y mi hermana debía haber estado en alguna parte de la casa haciendo sus deberes o viendo televisión. Me fui al comedor y me hice unos cereales que no me supieron muy bien esa mañana, el amargo sabor de mi café, la frescura de la leche desnatada que me corría por la garganta y mi mirada fija hacia la ventana viendo como salía el sol a las seis de la mañana en mi ciudad, eran jodidamente hermosos.

Ese día era sábado, mis padres trabajan y yo no tenía clases, obviamente, así que llame a unos amigos para reunirnos a hacer deberes del colegio y comer palomitas un rato mientras escuchabamos música, y así fue, un par de horas después, mis colegas y yo estábamos en el mejor ambiente que un hombre puede tener: Rock, deberes y n par de cervezas corona una tarde soleada y fresca. Esa tarde me sirvió mucho para despejarme, olvidarme del sexo un rato y darme cuenta de muchas cosas, para pensar tantas otras.

Al día siguiente, ya tenía clases, así que vería a Laura otra vez, y dudaba si sería más rara conmigo o seguiría igual de tranquila como lo fue el día en que nos conocimos.
¿Te acuerdas de Dahiana, la chica con la que me desvirgue en la primera parte de esta historia? Pues ella aún estaba en mi vida, bastante alejada, pero presente para ayudarme en lo que la necesitara siempre. Un día cualquiera, quedamos en el cine para ver una película de acción y comedía bastante poco conocida que había salido hace poco, así que con toda mi buena voluntad, me subí a un taxi y me dirigí al centro comercial para encontrarme con Dahiana.

Había pasado poco más de un mes después del "incidente" con Laura y Camila, que por cierto, Dahiana conocía muy de lejos. Entramos al cine con mucha comida, un plato de nachos con queso bastante grande, dos cubos medianos de palomitas, granizados, caramelos, sodas y un par de paninis de pollo que la verdad parecían crudos, en fin, comimos como putos credos.

Dahiana iba vestida con una falda negra que iba un poco más arriba de las rodillas, una camisa blanca de manga corta y botones cubiertas por una bufanda gris de tela delgada, también iba con unos tacones blancos bastante bajos, y su pelo, ahora un poco más largo y levemente tinturado con rayos amarillos, cubría una pequeña parte de su cara mientras que sus labios, pintados con un rojo escarlata, me llamaban a gritos cada vez que los miraba fijamente.

Inicio la función y nos dimos cuenta de que éramos los únicos en la sala, a excepción de un anciano que estaba en la parte de arriba con un niño pequeño que espero fuera su nieto.

Esa función, fue la mejor a la que he ido, y no por la película porque no me pude concretar en ella...

Babydoll [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora