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Luego de un par de minutos caminando llegué a mí casa, abrí la puerta con mis llaves muy lentamente todavía con los ojos llorosos y las manos temblorosas. Eran poco más pasadas las doce de la noche, me tire mojado en mi cama con un botón de la camisa desabrochado. Me fundí en llanto ahora que no tenía a Sassi ni a Aída conmigo probablemente.

Esa noche dormí poco y pensé mucho, ahora todo estaba claro para mí y sabía lo que iba a hacer con mi vida. Quería... Darle un giro. Especializarme en algún desempeño, aprender un idioma, bailar, un cambio de look, practicar un nuevo deporte o cualquier cosa que me hiciera ver el mundo con otros ojos; O almenos que me hiciera olvidarme de Sassi.

Era bastante purgante verla en el colegio, todas las mañanas en la entrada, había un amargo cruce de miradas que me volvía el estómago en un vacío y me ponía a recorrer un escalofrío por mi espalda, doloroso pero superable con el paso del tiempo, la verdad.

Uno de esos primeros días, recibí un mensaje de María, si, la chica francesa que me folle en los cambiadores de la piscina en México. Me estaba pidiendo mi dirección por razones obvias, iba a venir a Colombia y quería visitarme, aunque al principio con mi inocencia, creí que sólo iba a enviarme alguna idiotez para no acortar esa relación de amistad que manteníamos a distancia, a larga distancia.

Al cabo de un par de semanas más, María tocó la puerta de mi casa y saltó sobre mí con emoción uno de esos días normales en los que yo estaba solo en casa... Cómo siempre.

Le conté todo lo que había pasado, mi ruptura con Sassi y todos esos pequeños problemas que no te contaré porque tú solo viniste a por sexo escrito, no a que te cuente mi vida.

Ese día, pues si me la follé como lo hice antes, pero aquí cambio algo.

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Babydoll [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora