Capitulo VII

19 2 1
                                    

Volvimos a mi departamento en silencio.

Eran las 10pm y estábamos cenando pizza. Ya nos habíamos bañado los tres y Violet y yo estábamos maquilladas, sólo faltaba cambiarnos de ropa. Tomamos unas cervezas más y entramos a mi cuarto para terminar de arreglarnos. Decidimos no hablar más sobre Dominic y el Camino de las Espinas, aunque yo estaba decidida a averiguar lo que había sucedido.

Bajamos por el ascensor hasta el estacionamiento. Entramos en el auto y lo puse en marcha rumbo a la fiesta.

Faltaban dos cuadras para llegar al lugar y nos encontramos muchas personas que iban caminando hacia allí. Decidí estacionar el auto un poco alejado de la casa de la fraternidad, ya que normalmente hay peleas y disturbios en este tipo de fiestas. Todo un descontrol. Seguimos caminando hasta llegar a la puerta de la casa. A penas entramos la música empezó a retumbarnos en los oídos, nos dirigimos a la barra y pedimos una cerveza cada uno. Luego entramos a la pista de baile y comenzamos a bailar los tres juntos.

Al cabo de unas tres horas vi a Dominic acercarse a la barra, me dirigí hacia él, me senté a su lado y le pedí al cantinero una cerveza.

-Tú no entiendes cuando te dicen las cosas, ¿Cierto?- me dijo sin mirarme. Estaba con sus brazos cruzados, apoyados sobre la barra.

-¿Y tú no entiendes que no me importa lo que me digas?- le dije mirándolo- ¿Por qué estabas armado al lado de esos hombres?- le dije sin rodeos.

Levantó la cabeza y se giró a verme.

-No sé de qué me hablas- me dijo con tono molesto.

-Si lo sabes. Te vi. La gente corría por delante tuyo desesperada. Huían de ti y de esos tipos.

-Ven conmigo- me dijo tomándome del brazo.

Subimos las escaleras. En el piso de arriba había muchos chicos borrachos, algunos durmiendo en el suelo otros haciendo algún tipo de idiotez y también chicas que no podían sostenerse de pie por la ebriedad. Entramos a una habitación que estaba vacía y cerró la puerta detrás de él.

-Te advertí que no fueras al Camino de las Espinas. Y no sólo fuiste sino que también competiste. Ahora tú también estás involucrada en esto. Esa competencia es muy peligrosa ya te lo había dicho. Se maneja mucho dinero y los apostadores son peligrosos. El padre de Sophie perdió una gran cantidad de billetes, había apostado por Sander Benson y tú le ganaste. Si él ganaba, tal vez esa tragedia no hubiera ocurrido- me confesó a los gritos.

-¿Quieres decir que él asesinó a Sander?

-Si, él lo mandó a matar. Allí las cosas son así. Si no ganas mueres- aseguró sin bajar el tono de voz.

-¿Pero él sabía que el padre de Sophie había apostado a su favor?

-No, normalmente él no dice por quien apuesta hasta el final de la carrera- se tranquilizó.

-¿Tú mataste a Sander o a alguno de esos chicos?- pregunté aterrada y con mi voz temblorosa.

-No. En realidad, yo nunca he disparado un arma. No tengo el valor. Ni siquiera sé usarlas- me dijo dándome la espalda, obviamente no le creí.

-Pero trabajas para él.

-Soy el novio de su hija, Alexa. Además estoy en deuda con él.

-¿En deuda? ¿Por qué?

-Eso no importa.

-Claro que importa, Dominic. Es grave lo que ocurrió- grité perdiendo la paciencia y el temor.

Él se sentó en la punta de la cama que había allí dentro. Puso sus codos sobre sus piernas y escondió la cara en sus manos. Su respiración era acelerada y se escuchaban algunos sonidos como si estuviera llorando.

-Mi hermano era adictivo al juego, le debía mucho dinero a tipos peligrosos. Hacía muy poco tiempo que yo salía con Sophie, ella habló con su padre y nos ofreció su ayuda. Nos dio el dinero necesario para que Tom salga de las deudas, pero él seguía jugando y perdiendo. Una tarde lo encontraron con trece balas en su cuerpo. Lo habían asesinado. Mi madre murió al enterarse y sólo quedamos mi padre y yo. No teníamos mucho dinero y empecé a trabajar para el padre de Sophie. Me regaló el departamento en donde vivo, pero por más que quiera salir de eso no puedo. Es muy difícil. Yo sólo hago lo que él me pide.

Su confesión me dejó helada. No imaginé jamás que esto podría haber sido de esa manera. Si Dominic me estaba contando la verdad era porque realmente estaba asustado. No le dije nada. Me di la vuelta para salir de esa habitación.

-Alex- dijo y me detuve- sólo quiero protegerte. Me importas mucho. Sé que a penas te conozco, pero desde el día en que te vi, cuando casi me atropellas- dijo con un mueca parecida a una sonrisa- sentí algo muy extraño en mi, sentí que debía cuidarte. Por favor, no vuelvas al Camino de las Espinas. No me lo perdonaré si algo te ocurriera.

-Si algo me ocurriera sería responsabilidad mía. Soy un adulto. Deja de preocuparte. Yo volveré a las carreras no me importa lo que tú me pidas- le respondí con frialdad ignorando su confesión.

Él se acercó a mí rápidamente, tomó mi cara en sus manos durante unos segundos mientras me miraba a los ojos y luego analizaba mis labios. Finalmente, me besó. Me besó de una manera apasionada y desesperada. Yo le correspondí. Nuestras respiraciones se aceleraron y nuestros cuerpo comenzaron a subir la temperatura. Me tomó de la cintura y me subió a él, envolví mis piernas en su cuerpo, caminó hacia la cama, y me dejó lentamente en ella sin dejar de besarme. Se quitó la chaqueta y la camiseta que traía puesta y con un rápido movimiento se deshizo de mi vestido. Recorrió todo mi cuerpo con sus manos. Bajó sus besos por mi cuello. Volvió a besar mis labios mientras yo le desabrochaba su pantalón. En pocos segundos estuvimos completamente desnudos, en su mano derecha tenía un pequeño paquetito plateado, lo abrió y sin dejar de besarme se puso el condón. Con su boca mordió despacio el lóbulo de mi oreja izquierda. En un movimiento acabé sobre de él. Acariciaba su abdomen y sus brazos, descubrí algunos tatuajes en su cuerpo, era realmente sexy. Volví a estar debajo. Dominic se acercó a mí oído.

-Déjame protegerte- me susurró.

Asentí con la cabeza. Tal vez fue por la excitación del momento, pero estaba segura de mi respuesta.

Nos quedamos acostados en la cama por unos diez minutos hasta que decidí pararme para vestirme y volver a la fiesta. De seguro los mellizos me estarán buscando.

Él se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Ambos estábamos en silencio.

-Bajaré primero. Espera unos cuantos minutos y luego lo haces tú para que no nos vean juntos, ¿De acuerdo?- le dije mirándolo mientras me ponía mis zapatos.

-Si- dijo y yo comencé a caminar hacia la puerta- Alex- susurró y yo me giré para verlo- No, nada. Olvídalo.

Abrí la puerta y bajé las escaleras deprisa, al lado de estás estaban los mellizos.

-¿Dónde demonios has estado metida? Ya nos tenías preocupados- dijo Violet regañándome.

-Fui a tomar un poco de aire- dije mirando hacia las escaleras por dónde venía bajando Dominic, los mellizos voltearon a verlo. Él me guiñó su ojo derecho.

-¿Qué fue eso?- preguntó Violet, pero la ignoré.

Seguí con la mirada el camino de Dominic quien llegó hasta Sophie, ella lo abrazó y besó sus labios. Algo le dijo al oído y él le respondió con una sonrisa. Me quedó mirando un buen rato. Luego tomado de la mano de Sophie salió por la puerta, no sin antes dedicarme un hermosa sonrisa.

-Hablé con él sobre lo que vimos en el Camino de las Espinas- solté.

-¿Qué te dijo?- preguntó Sam.

-De camino a casa les cuento- contesté mientras caminaba hacia afuera.

Sin limites Donde viven las historias. Descúbrelo ahora