Capitulo XVI

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Dominic me había llamado hace más de media hora. Dijo que me pasaría a buscar e iríamos a cenar, pero no a un lugar elegante ni formal y que debía vestirme normal. Así que me vestí con un jean azul, una camiseta blanca y unas converse negras

Eran las 9PM cuando llegó. Bajé y en la calle estaba él esperándome apoyado en su moto.

-Ni sueñes que me subiré a esa moto contigo. Ya he visto como manejas y querido mío déjame decirte que eres un verdadero desastre – fue lo primero que le dije al verlo.

Él me miró confundido y trató de convencerme para que subiera.

-Dominic, me subiría contigo únicamente si tú fueras Travis Maddox, y lamentablemente no lo eres.

- ¿Quién es Travis Maddox? - preguntó con una ceja levantada.

- ¿No sabes quién es Travis Maddox? Travis Maddox es sólo el hombre mas sexy que existe. En los libros, claro – contesté haciendo una mueca de costado con mi boca y mostré mi frustración de que no fuera real.

Terminé convenciendo a Dom de ir en mi auto. Aceptó. Con la condición de que manejaría él.

Comimos unas hamburguesas en un pequeño resto bar en las afueras de la ciudad. Terminamos rápido y él comenzó a manejar. No pregunté a donde me llevaba, pero estaba segura de que no era a casa.

Era medianoche, Dominic y yo estábamos recostados en la húmeda arena de Springs Beach mirando el cielo estrellado en silencio, disfrutando del momento. Sentí que era un momento especial, único, que no se repetiría en muchas ocasiones. Creo que era la primera vez que disfrutaba de esa hora luego de lo que sucedió con mis padres. Estar con ese chico hacía que me olvidara de todos mis fantasmas.

Era extraño que Dominic estuviera callado tanto tiempo.

- ¿Estas bien? - le pregunté.

- ¿Ves aquella estrella? - preguntó respondiendo a mi pregunta Dominic.

- ¿Cuál?

-Aquella Alex, la que brilla mucho- me dijo señalando alguna estrella en el cielo.

-Dom todas las estrellas brillan mucho- le dije riéndome, él suspiro con pesadez.

-Está bien. ¿Ves todas esas estrellas en el cielo? - preguntó mirándome y yo asentí con la cabeza- Pues serán nuestras estrellas.

- ¿Todas? - pregunté sonriendo

-Todas- afirmo él- cuando mires al cielo y veas todas las estrellas pensarás en mí. Y cuando yo mire al cielo y vea todas las estrellas pensaré en hamburguesas derramando queso fundido por los costados.

- ¿Hamburguesas con queso fundido? ¿Es en serio Dominic? - pregunté con una ceja arqueada.

-No creerás que estaré pensando en ti, ¿Cierto? - dijo mientras se ponía de costado apoyando su codo en el suelo y descansaba su cabeza en su mano izquierda.

-Supuse que eso sería lo normal- dije imitando su postura.

-No eres más importante que las hamburguesas con queso fundido- me dijo con una ceja alzada.

-Está bien. Lo entiendo. Entonces cuando quieras tener sexo, hazlo con una hamburguesa con queso fundido.

Me levanté ofendida para irme, él esperó unos segundos para imitarme y seguirme. Me tomó de la mano, se paró en frente de mí y me sujetó de la cintura mirándome con esos hermosos ojos color verde.

-Tú eres mi hamburguesa con queso fundido- me dijo sonriendo de punta a punta.

No era lo que esperaba escuchar, pero creo que fue una forma diferente de decir que me ama.

-Eres muy importante en mi vida- dijo y me besó. Fue un beso hermoso, sé que antes me había besado así, pero esta vez sentí miles de cosas. No me imaginaba un momento sin él. Lo amaba. Lo amaba tanto que ni yo podía creerlo. No podía creer que esas cosas pudieran pasarme a mí. No creí, si quiera que lo estaba pensando. Acaso, ¿Era posible un futuro con él?

El beso comenzó a intensificarse y nuestros cuerpos entraban en calor. Su respiración se aceleró al igual que la mía. Sentí al pequeño Dom en mi vientre y no pude evitar sonreír en el beso.

-No arruines el momento Alexa- me dijo Dom y solté una pequeña risa entre dientes.

Y continuamos besándonos. Le quité su camiseta y comencé a acariciar sus abdominales. Él continuó besándome y bajando hasta mi cuello. Me quitó mi sudadera, la cual, en realidad, era de él, y desabrochó mi short. Lentamente nos fuimos acostando en la arena, gemí un poco cuando la sentí tan fría en la espalda. Eso a Dom lo excitó aun más. Sus manos acariciaban cada parte de mi cuerpo. Y las mías danzaban por el suyo.

Todo era tan perfecto. Estar con Dominic era maravilloso. Nunca lo había hecho en la playa. Se sentía tan bien. No quería arruinar el romanticismo de mis pensamientos, pero sentí algo de arena en una zona de mi cuerpo en donde no debería estar.

Hicimos el amor acostados en la arena de una playa vacía, bajo las estrellas, con una enorme luna alumbrándonos. Nada podía ser mas hermoso y perfecto. En ese instante nada más importaba. Solo él y yo. No existía más nadie.

Cuando acabamos, nos quedamos algunos minutos acostados sin decirnos nada. Quería contarle acerca de lo que había sucedido con Marcus, pero no quería arruinar el momento.

Luego de media hora, nos vestimos y volvimos a mi auto. Dom condujo hasta mi apartamento. Saqué las llaves y abrí la puerta.

-El último en llegar al baño es un huevo podrido- gritó Dom apenas entramos.

Comenzamos a desvestirnos mientras corríamos hasta el baño.

Nos metimos en la bañera y encendimos la ducha. El agua estaba tibia. Dominic puso champú en mi cabello y comenzó a masajear. Eso provocaba que cerrara mis ojos y disfrutara de la completa relajación.

No sabía que se podía sentir amor de otra forma que no fuera haciéndolo. Existen miles de formas de hacer el amor y esta era una de ellas.

Nos envolvimos en unas toallas y salimos del baño.

Me puse mi pijama y me acosté en mi cama al lado de Dom. Él me abraza por detrás y ambos miramos hacia la ventana, la cual está abierta.

Afuera la luna llena, a la que el cielo le quedó pequeño, alumbra la habitación. Luego de unos minutos, ambos nos quedamos profundamente dormidos.

Me despierto y veo el reloj que se encuentra en la mesita de noche, marca las 7am. Me giro y quedo cara a cara con Dom quien aún parece dormido.

-¿Qué pasa, amor? -me dice abriendo lentamente sus ojos y con una hermosa sonrisa en su rostro. Era la primera vez que me llamaba amor y no saben que bien se sintió.

-Nada, solo te miraba y pensaba, ¿Cómo llegaste a mi vida? Que raro destino el nuestro.

-Tal vez, si tu no frenabas ese día en el estacionamiento de la Universidad, en estos momentos yo estaría enterrado tres metros bajo tierra en un cementerio y no en tu cama – dijo con un tono divertido y besó mi frente.

- ¿Qué hora es, Alex?- preguntó.

-No sé, quédate otro rato más. Fue una medianoche especial, tan hermosa- respondí.

-Habrá otras, ya lo verás -me dijo mientras se levantaba de la cama y se dirigía a la sala a vestirse.

Lo miraba sonriendo mientras se vestía y me imaginaba todo con él. Nunca me había pasado con nadie más. Con Dominic era todo tan diferente. Me imaginaba un futuro con él, un hogar con hijos. Una familia y despertar todos los días, así como hoy. Suena apurado. Lo sé, pero este era uno de esos romances, esos en los que imaginas una eternidad junta a la persona que ahora tienes a tu lado.

No hace mucho desde que lo conozco, a penas unos meses, no sé demasiado sobre él, sobre su vida, pero siento que realmente lo amo con toda mi alma, con todo mi cuerpo, con todo lo que tengo.

No sé que es lo que me pasa con él, lo que sí sé es que no quiero perderlo.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2018 ⏰

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