Katniss
— ¿Estás bien? —Peeta insiste en demostrarme cuán preocupado está por mi, y por más que intente mentir, no lo logro.
— No.
Rye se lleva un dedo a la boca, comienza a estar aburrido, sonrío sin mostrar los dientes y paso mis dedos entre las hebras extremadamente doradas de su pelo.
— Mamá, ¿vamos a quedarnos con Elizabeth? —me pregunta mi hija.
Peeta también espera esa respuesta, pero no será la que quiere, no esta vez. Nos quedaremos en un hotel que Effie nos recomendó; en la mansión ni pensarlo.
— No, cariño. Iremos a otro lugar.
Puedo ver el puchero formándose en sus pequeños labios, pero decido que no permitiré que Willow sea una niña caprichosa; la criaré de la misma forma en la que yo fui criada, realizar las cosas solamente cuando realmente son posibles, y esta no es la ocasión.
— ¡Pero yo quiero jugar con ella! —me dice con tono triste e indignado.
— Y lo harás, pero dormiremos en otro lugar.
Una vez que el vehículo que nos transporta se detiene nos bajamos frente al hotel, siento una extraña incomodidad mientras Peeta observa todo; no quiere perderse de ningún detalle. Y de cierta forma yo haría lo mismo, si no estuviera tan perturbada por mis recuerdos.
Al ingresar, pedimos un cuarto, los niños se quedarán con nosotros ya que considero que es peligroso separarnos, y por más que piense en esa posibilidad, no puedo alejarlos de mi.
Puede ser todo nuevo, un sistema de gobierno diferente; pero mi inseguridad, miedo y mente están aún allí en el pasado.
Tomo de las manos a mis hijos mientras caminamos hasta el elevador, y cuando entramos y comienza a ascender me olvido de cómo respirar.
La sensación es horrible, de la misma forma en la que antes íbamos a las minas de carbón, paseos promovidos por las escuelas. Siempre lograba escapar, excusándome con alguna enfermedad o algo, el pánico y el trauma luego de la muerte de mi padre me lo impedían, y de cierto modo aún continúan en mí.
Apoyo mis manos sobre las paredes de metal, mientras pego mi espalda al espejo que se encuentra detrás, mi respiración comienza a volverse algo errática y Peeta se da cuenta porque clava su atención en mí.
No comprende al principio lo que ocurre, entonces supongo que suma sus propias cuentas y lo entiende, ya que sus fuertes brazos me envuelven y besa mi cabeza para lograr tranquilizarme.
— Ya casi llegamos —asiento, y me encojo en su abrazo.
— No estoy loca —le digo y él ríe, a pesar de sentir incomodidad lo sigo también.
Tan rápido como las puertas de metal se abren, salto afuera, Willow ríe sujetándose de mi mano.
— ¿Qué estás jugando, mami? —Peeta sonríe, siendo soprendido al igual que yo.
— Juego a llegar rápido a la habitación, quiero darme un baño —ella hace una mueca de desagrado, sé perfectamente que muere por llegar para esparramar sus juguetes por todo el suelo y peinar los cabellos de sus muñecas —, y tú señorita también, no pienses que vas a escapar del baño.
— ¿Puedo jugar antes? —niego, acariciando sus cachetes rosados antes de que haga un puchero con los labios —, no quiero bañarme.
— Prometo que será rápido.
Peeta pasa una tarjeta para abrir la puerta, y una vez abierta entramos en la habitación, seguidos por un hombre que trae las maletas, lo ignoro sintiéndome incómoda aún, cuando veo que habla con Peeta.
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Tiempo » [Katniss & Peeta]
FanfictionEl futuro de Katniss y Peeta es revelado justo en el momento en el que unen sus manos, en medio de su primera cosecha de la Septuagésima Cuarta edición de los Juegos del Hambre. Dos jóvenes de dieciséis años son enviados a un mundo completamente dis...