Peeta
— ¡Peeta Mellark! —un médico me saluda de manera tan alegre que me obligo a sonreír tímidamente, sintiéndome completamente perdido en medio a todo esto.
— Hola, Doctor Aurelius —digo, agradeciendo internamente el haber leído la placa estampada en la puerta del consultorio antes de ingresar.
— ¿Cómo va todo? —pregunta tratando de suavizar el ambiente.
— Bien, muy bien —digo mientras él me indica una silla frente a su escritorio, acepto y al rato llevo las manos a mis bolsillos —, los dolores de cabeza ahora son escasos.
— Eso es bueno —analizo el color grisáseo de su cabello y me imagino de la misma forma años más adelante —, te recuperaste sorprendentemente rápido, a comparación de la última vez, tanto que liberé tu regreso.
— ¿Mi regreso al doce? —pregunto sorprendido.
— Sí, el tren saldrá aproximadamente a las cuatro de esta tarde.
Sonrío entonces, pero a los pocos esa sonrisa muere al recordar a Katniss.
— Pero, Doctor... ¿es seguro? —aprieto los labios dejando que mis pensamientos me conduzcan hasta Katniss y a los dos niños —. Ya estoy mejor, los dolores y los flashbacks casi han desaparecido... pero ¿y si la atacara? O peor...
— Peeta, no estaría aceptando la autorización de Paylor a que regreses si no creyera en tu recuperación. Acompañé todo este proceso por segunda vez y usamos un nuevo método para liberarte del veneno, fue poco, pero no podíamos arriesgarnos a dejar a Katniss cerca de tí —presto atención en todas sus palabras, intentando absorber lo máximo posible —. Me sorprendió ver lo rápido que fue esta vez, descubrimos que la intención de Tanus no era telesecuestrarte, sino matarte. Pero no funcionó, la cantidad de veneno encontrado en tu sangre no fue lo suficientemente letal, con suerte logramos retirarlo y puedo asegurar que eres el mismo Peeta de antes, ¿entiendes?
— Creo que sí —digo y él me sonríe, toma un bolígrafo del bolsillo de su bata y garabatea alguna cosa en un papel mientras lo observo atento.
— Llevarás una cierta cantidad de medicamentos, harás todo lo que hiciste en la primera vez —¿cómo recordaré algo así?
— De acuerdo.
— Quiero que me llames por lo menos tres veces en la semana, para actualizarme sobre el tratamiento, ¿está bien? —asiento, después de una sesión de exámenes finalmente soy liberado, me despido del doctor y del mismo hospital cuando soy sorprendido en la entrada.
— ¡Peeta!
Giro poco antes de subir al vehículo que me llevará hasta la mansión presidencial.
— ¡Hey! —sonrío, viendo a mi médica acercándose hasta donde me encuentro, sus brazos quieren acercarse a mi, pero me alejo incómodo. Con dos pasos hacia atrás le dejo claro que su abrazo no es bienvenido —. Estoy regresando a casa.
— Lo sé —ella me dedica una sonrisa triste, se cruza de brazos y me mira —. Paylor lo consiguió, al final.
— ¿Qué quieres decir?
— Nada que importe —su semblante cambia, me encara sin toda esa melancolía —, espero que tengas un buen viaje y no te olvides de mí.
Sonrío, tomando la caja con todos los medicamentos que me recetaron y algunas piezas de ropa, ella me entrega un pedazo de papel.
— Llámame si necesitas algo.
— Gracias, es mucha gentileza de tu parte —digo y ella se encoge de hombros poco antes de que sea sorprendido por un beso suyo en mi mejilla, diría yo que demasiado cerca de mi boca.
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Tiempo » [Katniss & Peeta]
ספרות חובביםEl futuro de Katniss y Peeta es revelado justo en el momento en el que unen sus manos, en medio de su primera cosecha de la Septuagésima Cuarta edición de los Juegos del Hambre. Dos jóvenes de dieciséis años son enviados a un mundo completamente dis...