Capítulo 19: Peeta

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Katniss

- ¡Peeta! -la sensación característica de susto, los escalofríos y el cuerpo pesado no son simplemente espasmos nerviosos, la realidad me golpea con fuerza.

Corro a trompicones hasta llegar a él, mis rodillas reclaman cuando dejo caer mi cuerpo al suelo para tomar su rostro entre mis trémulas manos. Sus ojos están cerrados, tiene una fina capa de sudor en el rostro y su cabello rubio está húmedo.

- Por favor, despierta -lo sacudo levemente, pero no obtengo ninguna respuesta.

Levanto mi rostro y me doy cuenta de que el sofá a un lado nuestro es demasiado pequeño para su cuerpo, intento moverlo de manera que su cabeza esté bien colocada, pero Gale me empuja y lo ayuda él.

- Es demasiado pesado para ti, Katniss.

- Peeta, por favor... despierta -sollozo desesperada al verlo de esa manera.

Apoyo mi oreja derecha sobre su pecho, esperando alguna señal; sus latidos son débiles, pero de alguna manera logran tranquilizarme un poco, dándome un atisbo de esperanza.

- ¿Por qué no despierta? -inquiero en un hilo de voz, pero Gale me ignora corriendo hacia la puerta.

Las lágrimas caen a borbotones de mis ojos mientras mis manos heladas acarician su rostro sereno, la conciencia me martilla; no debí dejarlo venir solo detrás de ese hombre. Pero, ¿cómo iba a adivinar que algo malo sucedería?

- Despierta, panadero -susurro apoyando mi frente sobre su sien. Tiemblo al buscar alguna herida en alguna parte, pero no encuentro nada más que una mancha violácea en uno de sus brazos y una pequeña marca roja en su cuello.

Retiro su saco y lo dejo a un lado en el suelo, su camisa está rota justo por encima del antebrazo donde está la marca oscura, algo le fue inyectado allí; resulta peor que cualquier corte o herida.

¿Cómo sabré qué es lo que corre por sus venas ahora?

- Peeta, no me dejes ahora -le suplico aún derramando algunas lágrimas -. No ahora que me di cuenta de que estoy enamorada de ti.

La puerta se abre con un fuerte estruendo, al instante muchas personas entran y nos rodean, rápidamente soy empujada hacia arriba de modo que mis rodillas arden por el movimiento brusco.

- Él estará bien -me consuela Haymitch, rodeándome con sus brazos, pensando que tal vez saldría corriendo.

- ¿Dónde están mis hijos?

- Están con Effie -me dice y asiento, limpiando mis lágrimas con las manos, mientras mi mente procesa miles de ideas a la vez - ¿Qué sucedió?

- Un hombre... Peeta vino para hablar con él -sollozo y él me entrega un pañuelo, a lo lejos puedo escuchar algunos murmullos provenientes del pasillo.

Me doy cuenta de que arrojé el saco de Gale al suelo, retiro mis zapatos de tacón y camino hacia la puerta, sintiendo mis pies doloridos.

- ¿A dónde se lo llevarán? -pregunto sorprendiendo a la presidente Paylor.

- Al hospital, está en una ambulancia -cubro mi boca con mis manos, intentando no llorar, nunca pasé por una situación tan desesperante como esta, no que yo recuerde.

- Katniss, él estará bien -me repite Haymitch mientras acaricia mis mejillas con sus callosos dedos.

- Tengo que ir con él -murmuro.

- Voy a buscar un vehículo que pueda llevarte.

De un momento a otro y sin darme cuenta, me encuentro sentada dentro del móvil con una mejilla presionada contra el frío cristal, mirando sin ver las luces del Capitolio que serpentean rápidamente frente a mi visión.

Tiempo » [Katniss & Peeta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora