Capítulo 23: Solución

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Katniss

Correr nunca fue tan complicado, en medio del miedo y la desesperación terminamos por olvidar y perder nuestras habilidades. Todo depende de la situación y de cómo termina afectándote.

Exactamente como en este momento, cuando la terrible noticia de que ese hombre andaba suelto por el distrito me sacudió y desestabilizó por completo. Si amo algo o a alguien, a partir de que lo tengo claro, mi vida cambia en todo sentido.

Contuve la respiración desde que abandoné, a toda prisa, la panadería y no es hasta que llego junto a Willow y Rye cuando puedo volver a respirar, tomo a ambos en brazos de manera protectora cuando veo a Effie, tengo que llevármelos a algún lugar en donde pueda protegerlos, o al menos, intentarlo.

— ¡Katniss!

— Él está aquí, vamos a casa ahora mismo —me levanto con dificultad al tener que cargarlos a ambos, pero no me detengo.

Mirar a cada lado constantemente se volvió paranoia, no sé cómo sucedió, pero estoy agradecida de ser tan desconfiada; probablemente herencia de los fatídicos años que tuve en mi adolescencia.

— ¡Calma, chica! —Effie toma a su hija y corretea atrás de nosotros, si no fuera por la situación hasta podría decir que la escena resulta un tanto cómica.

Sospecho que se lo contará todo a Haymitch; le dirá que estoy volviéndome completamente loca y paranóica.

— Necesito mantenerlos dentro de casa —murmuro mientras agilizo el paso.

— Voy a avisarle a Haymitch.

— ¿Acaso viste a alguien extraño en la plaza? ¿Mirando hacia ustedes tal vez...?

— No, estaba todo normal, ningún extraño estaba cerca —me responde con la voz agitada.

No sé si es una buena idea confiar en sus palabras, considerando el hecho de que Effie puede llegar a ser muy despistada cuando más necesito de su atención. Sumándole que ni siquiera confío en mí misma en estas circunstancias.

Entonces recuerdo las cosas que mi padre me enseñaba antes de su muerte, cosas que jamás olvidaría. La mayoría se remontan en mi niñez cuando ambos visitábamos el bosque, en aquellos calurosos días de verano donde íbamos a la casita cerca del lago; cuando me mostraba una realidad demasiado buena comparada a nuestra vida de la época.

«— ¿Confías en mí, Katniss?

— ¿Qué harás, papá? —pregunto von curiosidad, con las ganas de aprender todo lo que pueda.

— Primero necesito saber si confías en mí.

Me muerdo el labio, mirándolo directamente a los ojos, esos ojos intensamente grises, iguales a los míos. Tengo inseguridad, no consigo darle una respuesta de inmediato, tal vez por ser, a parte de curiosa, desconfiada.

— Tú me enseñaste a no confiar en cualquiera —le digo, viendo cómo aparece su sonrisa burlona.

— Pero yo soy tu padre, cariño.

— Entonces, ¿puedo confiar en tí?

— Por supuesto, nunca te haría daño. Y eso incluye a tu madre y a tu hermana.

— ¿También puedo confiar en ellas?

— Claro, somos tu familia, tenemos que confiar el uno en el otro.

Él toca la punta de mi nariz con un dedo antes de arrojarme al lago, comienzo a reír antes de pedirle que me acompañe, luego estoy aprendiendo a nadar con su ayuda. Primero en la superficie, luego vamos a lo profundo a explorar lugares desconocidos.

Tiempo » [Katniss & Peeta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora