UN DÍA CATASTRÓFICO

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Narra Soledad:

Han pasado dos meses desde que Cameron y yo nos convertimos en amigos. Al principio, fue raro, casi imposible de creer. Pero con el tiempo, entendí que aunque nuestras vidas seguían caminos distintos, la amistad que habíamos cultivado era genuina. Sebastián y yo seguimos juntos, y la relación entre él y Cameron parecía estar en buenos términos. Cameron no había vuelto con su exnovia, pero nuestra relación como amigos era especial y sincera. Ambos estábamos felices, aunque la verdad, el cariño que había entre nosotros todavía estaba allí, solo que ahora era diferente, en otro plano, uno que era más tranquilo, pero aún profundo.

Narra Soledad:

Un día, cuando me dirigía a mi casa después de clases, sentí un timbre en mi teléfono. Era un mensaje de texto, pero al instante escuché una voz familiar detrás de mí.

—Hola, amor.

Me giré y vi a Cameron, sonriendo. El sonido de su voz me dio un pequeño vuelco en el corazón.

—¿Qué te he dicho sobre llamarme de esa manera? —le respondí, tratando de sonar seria, aunque la calidez en mi voz era inevitable.

—Lo sé, perdón —dijo, sonrojándose levemente—. Es que aún me cuesta acostumbrarme a la idea de que ya no estamos juntos.

—¿Qué quieres, Cameron? —pregunté, intentando tomar distancia, sin dejar que el pasado nos arrastrara nuevamente.

—Nada en particular... solo quería saber si te gustaría salir el sábado a tomar algo. Como amigos, claro, esas eran las condiciones —dijo, levantando las cejas con una sonrisa.

Sonreí ante la sugerencia. Cameron siempre había sido directo y sincero conmigo.

—Perfecto, acepto salir contigo el sábado —respondí, sin pensarlo demasiado—. Adiós.

Me di media vuelta, pero apenas comencé a caminar, algo inesperado ocurrió.

Narra Soledad:

Vi cómo Sebastián, que venía conduciendo por la calle, se distrajo mirándome mientras me alejaba de Cameron. Fue un instante, apenas un segundo de distracción, pero fue suficiente. En ese momento, Cameron cruzaba la calle. El sonido del frenazo y el impacto fueron lo último que escuché antes de que todo se desbordara.

Mi corazón se detuvo. Vi a Cameron en el suelo, inmóvil, y el mundo entero pareció desmoronarse a mi alrededor. Corrí hacia él, mi cuerpo temblando. No podía creer lo que había pasado.

—¡Cameron! —grité, mientras las lágrimas se desbordaban de mis ojos. Llamé a una ambulancia, mi voz casi perdida en la desesperación.

Narra Soledad:

La ambulancia llegó rápidamente, y en cuanto los paramédicos se llevaron a Cameron, sentí una ligera calma al ver que aún estaba consciente, aunque debilitado. Pero mi mente no dejaba de dar vueltas a lo sucedido. Sebastián había estado tan cerca...

Llamé a Lorena, la madre de Cameron, con el corazón en un hilo.

—Hola señora, soy Soledad, la amiga de Cameron —dije, con la voz quebrada.

—Ah, ¡Hola, Soledad! —respondió, y algo en su tono me hizo sentir que ya algo no andaba bien.

—Quería informarle sobre algo que sucedió hoy —le dije, y rápidamente le conté lo ocurrido.

Lorena llegó al hospital en apenas quince minutos. Mi mente no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido.

Narra Soledad:

Estábamos todas devastadas. Lorena, su hija Agustina y yo, esperando en el pasillo del hospital. Cuando nos dejaron entrar a ver a Cameron, me sentí como si me faltara el aire. Allí estaba, inmóvil en la cama. Parecía tan frágil que me mareé. Me acerqué a su lado, tomé su mano con suavidad y comencé a hablarle en voz baja, solo para que pudiera sentirme cerca.

Entonces, de repente, escuché algo.

Narra Cameron:

En el sueño, mi mente vagaba. Hablaba, pero no sabía bien qué decía. Todo era confuso, pero sentí la presencia de Soledad cerca. Y entonces, en un susurro, lo dije.

—Te amo, Soledad... te amo...

Esas palabras salieron con tanta claridad que todos en la habitación se quedaron mirando, sorprendidos. Nadie dijo nada, pero las sonrisas aparecieron en los rostros de todos. Soledad se estremeció, con los ojos bien abiertos.

Narra Soledad:

Cuando escuché esas palabras de su boca, algo dentro de mí se removió. No pude evitarlo, mi corazón dio un vuelco. Recordé el primer día que lo conocí, ese sentimiento de conexión, esa chispa. No estaba preparada para escuchar eso de él ahora, pero, al mismo tiempo, sentí una calidez extraña.

Pasaron tres largos meses. Cameron estuvo internado, y todos nos preocupábamos por él. Yo iba casi todos los días a visitarlo. Le hablaba sobre el colegio, le contaba qué pasaba en mi vida, aunque evitaba hablar de Sebastián. Sabía que eso solo empeoraría las cosas. La familia de Cameron me visitaba también, y siempre notaba cómo su madre y su hermana me observaban, como si estuvieran analizando cada uno de mis gestos.

Un día, mientras esperaba a que Cameron despertara, Lorena se acercó a mí.

—Soledad, ¿puedo hablar contigo un momento? —me preguntó con cierta preocupación.

—Sí, claro, pero quedémonos aquí, quiero que Cameron me vea primero cuando despierte. Él me necesita mucho en este momento, y quiero apoyarlo —respondí.

—De eso mismo quería hablarte —dijo, mirándome fijamente—. Quería preguntarte: ¿Tú y mi hijo son novios?

Narra Soledad:

Su pregunta me dejó completamente descolocada. Nadie me había preguntado eso en mucho tiempo, y la respuesta no era fácil. Yo no sabía cómo explicarle todo.

—No, señora, somos amigos. Antes éramos novios —respondí con algo de incomodidad.

—Pero eres tan amable con él y Cameron te ama... Entonces, ¿por qué se separaron? —preguntó, con un tono curioso, pero también algo tenso.

—Mamá, deja de molestar a la chica —intervino Agustina, la hermana de Cameron, dándome una sonrisa de apoyo—. Ella lo quiere y lo está cuidando, ¿no ves que está aquí por él?

Narra Soledad:

Lorena miró a su hija y luego volvió a centrar su atención en mí.

—No la estoy cuestionando, solo me preguntaba... Si son el uno para el otro, ¿por qué se separaron?

Narra Soledad:

Lo que Lorena no sabía era que mi corazón también estaba dividido. Pensé en todo lo que había pasado, en lo que sentía por Sebastián y en lo que había sentido por Cameron. No supe qué decir, solo respondí con suavidad:

—Lo sentimos, señora, pero eso es algo que nosotros decidimos. No me gustaría que lo juzgara.

Narra Soledad:

Después de un rato, Lorena se calmó, me pidió disculpas, y yo salí de la habitación de Cameron con la mente llena de dudas. ¿Cómo podía estar tan confundida entre los dos? ¿Qué me decía mi corazón? ¿Podía seguir con Sebastián y cerrar definitivamente la puerta a Cameron?

Narra Soledad:

Esa noche, al llegar a casa, me fui directamente a mi cuarto. Me senté en la cama, y un torrente de emociones me invadió. ¿Qué debía hacer ahora? Lorena me había hecho preguntas que no sabía cómo responder, y mis sentimientos hacia Cameron seguían siendo tan intensos. Pero también amaba a Sebastián, ¿era posible amar a dos personas al mismo tiempo? Me sentía atrapada.

Un amor inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora