ENREDADOS

30 4 0
                                    

Seis meses después, todo había cambiado en la vida de Cameron. Ahora estaba con Andrea, y aunque sus recuerdos aún eran confusos, poco a poco empezaba a retomar fragmentos de su vida: los rostros de sus amigos, el bullicio de su escuela y, especialmente, la imagen de una chica de su secundaria que siempre llevaba un suéter blanco. La recordaba vagamente, pero su rostro le evocaba una sensación familiar, casi íntima. ¿Por qué ella había ido a verlo al hospital? ¿Por qué lo había tratado con tanto afecto? Cameron no lograba explicárselo, pero algo dentro de él ansiaba respuestas.

Andrea, que había notado su inquietud, interrumpió sus pensamientos.

—Amor, ¿qué pasa? Hoy estás muy pensativo.

Cameron la miró con seriedad, como si buscara algo en sus ojos.

—Quiero que me digas la verdad...

—¿La verdad? ¿Sobre qué?

—Sobre la chica que me fue a ver al hospital. Siento que hay algo que me estás ocultando. Si no era mi novia, ¿por qué me trató como si lo fuera?

Andrea suspiró, consciente de que el momento había llegado. Era algo que había pospuesto, pero sabía que debía ser honesta.

—Está bien. Te contaré todo, pero prométeme que no te enfadarás conmigo.

—No puedo prometerte nada. Solo dilo.

Andrea respiró hondo antes de hablar.

—Esa chica se llama Soledad. Era tu novia antes de tu secuestro, antes de que te encontrara y te trajera aquí. Fue ella quien me pidió que no te dijera nada, quería que fueras tú quien la recordara por tu cuenta. Tú solo me reconocías a mí, y pensé que era lo mejor.

Cameron se apartó, sorprendido y herido.

—¿Cómo pudiste ocultarme algo tan importante? ¡No puedo creerlo!

Andrea intentó detenerlo, sujetándolo del brazo.

—¡Espera! ¡No era mi intención engañarte! Solo quería protegerte. Ella me lo pidió, ¿qué otra cosa podía hacer?

Cameron la miró en silencio, dolido pero intentando comprender.

—No sé, pero podrías haber sido sincera conmigo. Necesito tiempo para pensar. No me hables por unos días, ¿de acuerdo? Yo te llamaré cuando esté listo, te lo prometo.

Andrea asintió, con lágrimas en los ojos.

—Antes de que te vayas, solo quiero que sepas que todo lo hice por amor.

Cameron no respondió. Simplemente se dio la vuelta y se fue, mientras el peso de la verdad lo abrumaba.

Mientras tanto, Soledad, que había comenzado una relación con Sebastián meses atrás, tampoco podía dejar de pensar en Cameron. Aunque amaba a Sebastián, había un sentimiento de culpa que no lograba superar. Necesitaba claridad, y para despejar su mente, decidió salir a dar un paseo por el parque.

Perdida en sus pensamientos y en la belleza del paisaje, Soledad no notó la motocicleta que se acercaba a gran velocidad. Cameron, quien estaba cerca, la reconoció en un instante y, sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella, salvándola en el último momento.

Al reencontrarse, sus miradas se encontraron y, en ese instante, ambos sintieron una chispa inconfundible, como la primera vez que se conocieron.

Un amor inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora