Un amor inesperado

YA NO HAY TORMENTA, SOLO EL INFIERNO

Narra Soledad:

No podía seguir ignorando el dolor y la tensión entre Cameron y Sebastián. Cada vez que se cruzaban, la pelea era inevitable, y yo era el centro de su conflicto. No soportaba ver cómo mi presencia los enfrentaba y cómo sus diferencias me afectaban a mí también. Necesitaba hacer algo antes de que todo esto se desbordara. Era hora de hablar con ambos, de aclarar las cosas antes de que todo fuera peor.

Así que decidí enfrentar la situación. Fui en busca de Sebastián, sabiendo que debía hablar con él antes de que los celos o el resentimiento siguieran creciendo.

—Hola, Sebastián, debemos hablar —le dije, con una mezcla de firmeza y preocupación.

Narra Sebastián:

Al verme, supe que la conversación no iba a ser fácil, y menos después de lo que había pasado la noche anterior. Había algo en su mirada que me hizo sentir culpable, como si esperara más de mí. Y tenía razón.

—Sí, ya sé que no debo comportarme de la manera en que lo hice ayer con Cameron —empezó, con un suspiro de frustración—. Me molesta que él siempre intente interponerse entre nosotros. Ayer, por ejemplo, estábamos bailando felices, y de repente llega él y arruina todo. Crea una atmósfera tensa, fea, y yo... yo lo empeoré más. Te pido disculpas por eso.

Sus palabras me sorprendieron. Nunca pensé que él pudiera ser tan honesto y autocrítico. Me miró con esa expresión que siempre me hacía sentir segura, y no pude evitar sonreír levemente.

—Te agradezco por ser tan sincero. Pero te prometo que no quiero que sigas el juego que Cameron intenta jugar contigo para provocarte. No quiero más peleas entre ustedes. Prometeme que dejarás que las cosas fluyan sin esa presión —le pedí, mientras lo miraba a los ojos, buscando en su mirada esa promesa de calma.

—Lo prometo —dijo, y sus ojos brillaron de una manera que me hizo sentir que realmente quería hacerme feliz—. Me alegro de tener una novia tan dulce, tan linda y, sobre todo, tan inteligente.

Narra Soledad:

Esa sinceridad me hizo sentir más tranquila, pero en mi pecho aún pesaba la carga de lo que realmente sentía. Aún tenía que hablar con él sobre mis sentimientos, sobre lo que me estaba pasando en el corazón. Y había algo en mi interior que me decía que era mejor aclarar todo de una vez por todas.

—Sebastián —dije, pausando antes de continuar, para asegurarme de que lo que iba a decir sería entendido—, lo siento, pero el beso que nos dimos ayer, y la idea absurda de que seamos novios, fue solo una excusa para olvidarme de Cameron. Yo no te quiero lastimar, pero debes entender que en este momento mi corazón me dice que aún amo a Cameron. Pero sé que, con el tiempo, lo superaré.

Hice una pausa, dándome un momento para dejar que mis palabras calaran hondo. No quería que él se sintiera rechazado, pero la verdad necesitaba ser dicha.

—Lo siento mucho, Sebastián. Pero si salgo contigo es porque espero poder olvidar a Cameron, aunque sea por un rato —concluí, con el corazón pesado pero aliviado por ser honesta.

Narra Sebastián:

Escucharla me dolió, pero entendí lo que estaba pasando por su mente. Sabía que su corazón seguía atado a Cameron, aunque ella no lo admitiera del todo. Sin embargo, no podía dejarla ir tan fácilmente. Quería ser su refugio, quería ser el que la ayudara a sanar.

—Ya sé lo que sientes por él —dijo, con una mezcla de comprensión y paciencia—. Y entiendo que no sientas lo mismo por mí ahora. Pero te haré saber algo: tu corazón te llevará a darme una oportunidad. Tal vez no ahora, tal vez no mañana, pero pronto... pronto te enamorarás de mí. Quiero que lo sepas, estoy aquí para ayudarte a superar a Cameron. No te abandonaré, te lo prometo.

Sus palabras me conmovieron profundamente. Me miró con esa intensidad que solo él sabía transmitir, y por un instante, creí en lo que decía. Tal vez, solo tal vez, podría dejar de pensar en Cameron.

—Gracias por todas las palabras de apoyo, Sebastián —respondí, con la voz algo quebrada por la emoción—. Por estar siempre a mi lado, por darme tu apoyo incondicional. Ojalá lo que me dices sea cierto y logre olvidarme de Cameron.

Narra Sebastián:

Le sonreí, tomando su mano con cariño.

—Lo lograrás, mi cielo. Te lo prometo. Y mientras tanto, ¿qué te parece si en la tarde vamos a por un helado? Así podemos disfrutar de estar juntos y pasar un buen rato.

Ella sonrió tímidamente, y por un momento, vi en su rostro una chispa de esperanza.

—Me parece muy bien —dijo, sin dudar.

Narra Soledad:

Sabía que aún amaba a Cameron, que mi corazón seguía siendo suyo en muchos aspectos, pero también entendía que si no hacía algo para seguir adelante, nunca podría ser feliz. Un tiempo a solas con Sebastián podría ser la clave para conocerlo mejor, para ver si realmente podía ayudarme a dejar atrás mi pasado. Tal vez con él podría encontrar la paz que tanto necesitaba, aunque solo fuera por un rato.

Así que, acepté la propuesta. Un helado, una tarde sin preocupaciones, solo nosotros. Quizás, tal vez, el tiempo diría si realmente podía dejar de pensar en Cameron.