Capítulo 13

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Yale y yo tuvimos que trasladar nuestra conversación a un lugar más privado, púes a Yale se le subió a la cabeza lo de ser un "detective" y creía que alguien nos estaba escuchando. Propuse ir a mi casa y seguir hablando del asunto en mi habitación ya que Antje quería practicar repostería ese día, y conociéndola como la conozco, fracasaría, armaría un alboroto y terminaría comprando un pastel el cual se comería ella sola mientras veía una película vieja solo para ahogar sus penas. Yale aceptó y pusimos rumbo hacia mi casa. Durante el camino llamé a Valentine, quería saber cómo estaba y conversar con él, pero por accidente se me escapó lo del robo de mi anillo y al cabo de unos minutos lo tuve enfrente de mí, regañandome y maldiciendo en rumano.

-Tu abuelo se pondrá furioso -gruñó Valentine, su cara estaba roja de ira y me regañaba como lo hacia Antje-. ¿Y qué dirá tu abuela? A la pobre señora le dará un infarto, le destrozarás el alma.

-Valentine, suficiente tengo con los regaños de Antje, suenas igual que ella. -rodeé los ojos y saqué la llave de mi bolsillo, ya estábamos enfrente de la casa.

-No sé qué está diciendo, pero me causa mucha risa -dijo Yale con mucha energía, llevaba un buen rato riéndose de lo que decía Valentine, aunque no entendía ni media palabra.

Valentine se calló y se cruzó de brazos. Abrí la puerta y entré. No se escuchaba ruido alguno, todo estaba en silencio y muy tranquilo, por la hora, Antje ya debía de estar en algún supermercado comprando un pastel para más tarde. Fui hasta la cocina y, para mi sorpresa, todo estaba limpio y en orden, la encimera olía a limón y el piso a lavanda, el horno estaba encendido y dentro había una tarta. Me acerqué al refrigerador y despegué una nota adhesiva que encontré, en ella decía:

«¡Lo he logrado! He hecho una tarta de arandanos y un par de magdales. 

Salí a comprar un par de cosas, llegaré pasadas las 6 p.m., la tarta estará lista para cuando llegue, no debes estar pendiente de ella. Espero no conseguir la casa patas arriba.

-Antje»

Volteé y vi sobre la mesa unas magdalenas, en la nota no mecionaba nada sobre no tocarlas, así que tomé tres y subí a mi habitación. 

Puse tres cojines sobre el piso y le di una magdalena a Yale y una a Valentine, ellos se sentaron sobre los cojines y nos pusimos a conversar.

-Entonces -comenzó Valentine- ¿Llegaron a la conclusión de que un "Acosador" -levantó las manos e hizo comillas en el aire- fue el que entró y robó las cosas de Neferet?

Yale me dirigió una mirada de desconcierto seguido de un golpe en el hombro, estaba concentrado en la magdalena y había olvidado que Yale y Valentine no se entendían.

-Dice que llegamos a una conclusión errada. -dije, sé que no es lo que dijo Valentine, pero eso es lo que él quería decir.

-¿Por qué? -Yale comenzó a comerse su magdalena-. Las pruebas no mienten.

Valentine alzó una ceja.

-Dice que él tiene razón, que las pruebas no miente. -le di un mordisco a la magdalena.

-Hoy en día existen ladrones muy listos, pueden llevar días vigilandote, observándote, cualquiera con experiencia podría entrar y robarte, es más, hasta un imbécil lo haría -se cruzó de brazos.

-Que estás mal, que cualquiera pudo haber entrado -dije antes de que Yale abriera la boca.

-No lo dudo, pero ten en cuenta que solo Neferet y yo sabíamos que él llevaba el anillo en el cuello, además, se llevó cosas sin valor alguno, un ladrón de verdad se llevaría esa portátil -señaló el escritorio dónde dejé la computadora- en lugar de unas simples camisas que consigues a menos de dos euros en una tienda barata.

Como te odio [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora