Capítulo 23

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Posé mi cabeza sobre el hombro de Zelig, percibí el olor a chocolate que emanaba del suéter de él, ¿o era él el que olía a chocolate? No sé, no me importaba, pero me gustaba.

Zelig me rodeó con sus brazos, pude sentir su corazón, latía muy rápido.

-Debo irme. -dijo con un deje de tristeza-. Falté a la clase de Historia solo para verte, me espera un buen castigo.

-No te vayas, quédate un poco más -dije con un poco de esperanza.

Nos separamos. Sus mejillas estaban muy rojas y sus ojos brillaban como estrellas en un cielo nocturno.

-Si preguntan, no me viste, tampoco te llamé.

-¿Por qué?

-Yale está muy molesto conmigo, sé que me hará preguntas cuando llegue a su casa.

-Está bien. -Sonreí.

Me bajé del escritorio y le quité el cerrojo a la puerta, salí de la oficina y bajé hasta el recibidor, estando en la puerta de la entrada me llegó el sonido de ollas y cacerolas golpear entre sí, Antje debía de estar cocinando algo. Zelig bajó con cautela las escaleras y llegó hasta mi, le abrí la puerta y salió, se detuvo en el último escalón y luego se devolvió para darme un beso.

Nuestro beso se vió interrumpido por un sonido que provino de detrás de Zelig. Y ahí estaba, a menos de dos metros de nosotros, Valentine con la boca abierta y con varias naranjas y manzanas regadas en el suelo, ¿es que ahora las personas están tomando el curso de «estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y fingir sorpresa».

-V-Valentine -tartamudeé-. ¿Qué trae por aquí? -traté de sonar lo mas relajado posible.

-T-Tú y él s-se b-besaron...

Abrí la boca para decir algo, pero no se me vino nada a la cabeza. Zelig se volvió hacia mi en busca de un salida. Trasladé el peso de mi cuerpo de una pierna a otra varias veces, nunca en mi vida me había costado mucho crear un excusa para algo, ni cuando rompí por accidente el florero favorito de mi abuela. Me relamí los labios y me rasqué la nuca, Valentine sabía más que nadie que tenía los nervios de punta y que no se me daba mentir u hablar en un momento así.

-Pues... -comencé a decir-. Verás, Zelig... Tenía... Tenía un bicho, si, un bicho en... En...

-En el suéter, y... Y Neferet me ayudó a quitarmelo -completó Zelig.

Valentine se quedó sin palabras, la escena debió dejarlo pasmado, ¿y a quién no? Si te llegaras a enterar que tu mejor amigo es gay, ¿cómo reaccionarías? Justo como Valentine, claro está que ya lo sospecharas desde hace mucho y estuvieras feliz por él, pero ese no es el caso, Valentine no sabía y tampoco tenía la mas mínima idea de que yo era gay.

Sé lo que se están preguntando, ¿desde hacía cuánto soy gay? Y ,¿quién mas lo sabe? Pues la respuesta a esas dos preguntas son sencillas, después de terminar con Bella me di cuenta porqué nunca había sentido nada por ella, porque yo no la quería en lo absoluto y yo nunca, jamás, me había enamorado de una chica, no fue hasta que Antje y yo tuvimos la «charla» que me enteré que no era «normal» enamorarse de alguien de tu mismo sexo, ¿cuándo sucedió eso?, cuando estuve cerca de cumplir los 16. Nadie, absolutamente, nadie, a excepción de mi abuela paterna, porque ella lo descubrió por si sola y le fue con el chisme a mi abuelo -ellos lo aceptaron, dijeron que me apoyaban y que no se lo dirían a mis padres-, sabía que yo era gay, todos creían que era asexual ya que nunca mostré signos de enamorarme de algún ser viviente.

Suspiré pesadamente, le di un pequeño empujón a Zelig para que se fuera y me dejara a solas con Valentine, obedeció sin poner quejar alguna. Bajé la escalinata y me puse enfrente de Valentine, él seguía pasmado. 

Como te odio [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora