-Hola, bello. -me estremecí.
Se había llegado la hora del almuerzo pero recién salí de la clase de Educación Física y estaba un tanto sudado, decidí tomar un ducha y cuando me encontraba atando las agujetas de los zapatos, Zelig apareció a mi lado, por suerte ya estaba vestido.
-Pensé que hoy podríamos salir y ver una película. -dijo.
-No, lo lamento -dije con deje de tristeza.
-¿Por qué? -se cruzó de brazos e hizo un puchero-. Creí que querías estar más tiempo conmigo.
-No es lo que crees. Mis padres me han estado guardando un secreto y espero poder sacárselos hoy, además -terminé de atar la agujeta- mis abuelos vendrán de visita, hace mucho no los veo.
-Ah, bueno. De todos modos te llamaré mas tarde.
Sonreí. Zelig apartó la mirada y comenzó a ver de lado a lado como si buscara a alguien, cuando no encontró a quien buscaba, se volvió hacia mí y me plantó un corto beso en los labios para luego irse corriendo. «Te quiero» alcancé a escuchar antes de que se fuera.
Tomé mi mochila y fui hasta la cafetería. Nunca compraba nada ahí, por lo que busqué una mesa vacía y me senté a esperar a Yale y a Valentine -cuando salí de los vestidores, ellos apenas se estaban bañando, tardarían un rato-. Saqué mi almuerzo y me dispuse a comer. Habían muchas personas en la cafetería ese día, más de lo normal, nadie estaba afuera echado en el pasto comiendo o caminando por los alrededores, no los culpo, el invierno cada vez estaba más cerca y el frío que hacía afuera era bestial.
Yale y Valentine llegaron, se sentaron y comenzaron a comer en silencio, cosa que agradecí por un momento, pero después se volvió un silencio incómodo.
-Hay tanta tensión en el aire que creo que se puede hacer un pastel con ella -bromeé.
-¿Quieres pastel de tensión? -dijo Yale. Se encogió de hombros-. Bien. Valentine, pasame tu corazón para endulzar la tensión.
Valentine y yo nos reímos fuertemente, Yale hizo como si no entendiera qué sucedía y comenzó a cortar, con un cuchillo de plástico, el aire.
-A ver, a ver, el pastel de tensión me quedó excelente y sería una pena que se dañara, ¡déjense de bromas y prueben mi pastel!
Valentine se rió tan fuerte que se cayó de la silla, yo comencé a golpear la mesa, nuestro escándalo atrajo la atención de varias personas, Yale se volvió hacia ellos, describió un circulo con el índice y dijo, con una voz muy inocente:
-Están mal de la cabeza, me siento mal por ellos, por eso los acompaño.
* * *
Las clases acabaron y yo me encontraba camino a casa, para mi sorpresa, mi padre me había esperado afuera de la escuela todo el tiempo. Paramos en una pastelería, compró unos cupcakes y luego retomamos nuestro camino.
-Si tu madre pregunta, yo no compré nada. -me lanzó una sonrisa cómplice.
-Ella no me deja comer postres desde hace meses -le di un mordisco al cupcake, era de chocolate con mora-, dice que me pongo hiperactivo.
-No hables con la boca llena.
-Lo siento -tragué hondo.
Llegamos a casa, estaba a menos de un metro de la puerta y podía escuchar un alboroto venir de la sala de estar, eran dos voces masculinas y muy profundas gritándose la una a la otra, pero en diferentes idiomas.
-¡Te digo, pedazo de traste... Inservible! ¡No hay mejor músico que Tchaikovsky! -vociferó la primera voz, era muy profunda, muy varonil.
-¡Nadie como Mozart! ¡A Tchaikovsky que le den por...! -soltó una palabrota la segunda voz, no era tan profunda como la primera.
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Como te odio [Yaoi/Gay]
Teen Fiction¿Podrá el amor superar los obstáculos que se le interpongan? Después de ser arrastrado a vivir en un nuevo país, Neferet, un joven de 16 años, deberá aprender a adaptarse al cambio y a vivir una vida plenamente feliz. Su historia comienza en la ciu...