No sé muy bien qué estaba pasando, pero un segundo estaba en mi casa y al otro me encontraba en una habitación blanca y rodeado de personas. Me dolía la cabeza y todo me daba vueltas, sentía un peso en mi pecho y apenas podía moverme. Antje estaba enfrente de mí y a su lado estaba Valentine, Yale y Eleonor estaban a mi derecha y Zelig a mi izquierda.
-¿Dónde estoy? -pregunté, tenía la boca seca y mi voz sonó muy apagada y áspera.
-En el hospital -me respondió Antje, se veía preocupada- ¿Cómo te sientes? ¿Quieres algo?
-Tengo sed -me senté, todos me miraban detenidamente y no apartaron la vista ni un segundo.
Antje se dirigió hasta mi lado y tomó un jarra que estaba sobre la mesa de noche, llenó un vaso y me lo dio. Bebí con desesperación, sentía que me habían sacado toda el agua de mi cuerpo.
-¿Qué sucedió? -nadie dijo nada, solo se limitaron a observarme-. Pregunté, ¿qué sucedió?
-Te desmayaste -dijo Yale, se encogió de hombros y luego esbozó una sonrisa burlona-, y después te dio un shock anafiláctico, estás muerto -hizo un gesto teatral-, estamos en tu funeral, ¿por qué? Era tan joven. -se cubrió la cara con las manos y comenzó a sollozar exageradamente.
-Yale, basta -le espetó Eleonor.
-¿Tuve un shock anafiláctico? -Alcé una ceja-. ¿Tengo cara de idiota?
-Es verdad -dijo Zelig-. Tu mamá estaba cortando fresas cuando te desmayaste, no se lavó las manos y te tocó la cara.
Yale soltó una carcajada estruendosa y Eleonor le propinó una patada en la pantorrilla.
-Basta, Yale, esto no es gracioso.
-Perdona, linda.
-De verdad, Antje, ¿qué clase de madre eres? -comentó Valentine incrédulo.
Antje suspiró pesadamente y se sentó a mi lado.
-Perdóname, pero me preocupé mucho y se me pasó lo de tu alergia -tomó una de mis manos entre las suyas-. Mejor me deshago de las fresas de una vez por todas antes de que de verdad te mate por algo como eso. -besó mi mano.
-Espera, ¿quiere decir que hoy casi muero?
Hubo un silencio incómodo, pero Valentine lo rompió.
-¿Quién tiene hambre? Tengo hambre, no se ustedes -posó una mano sobre su abdomen y comenzó a describir círculos con ella.
-¡Vayamos a la cafetería! -soltó Antje-. Dejemos que Neferet descanse y coma algo, vamos -se dirigió a la puerta seguida de Yale, Eleonor y Valentine, Zelig arrimó una butaca y luego se sentó.
-No quiero hablar contigo -me tapé por completo con la sábana y me acosté, Zelig, aún sentado, trató de quitarme la sábana, pero luego dejó de hacerlo.
-Yo tampoco quiero hablar contigo -me espetó-, pero quiero verte la cara. -volvió a jalar la sábana.
-¿Para qué quieres verme la cara? Me has visto dormir no sé cuantas horas -dejé de forcejear, ¿cuánto tiempo había pasado desde que me desmayé? ¿Una hora, dos, tres?- ¿Desde hace cuánto estoy durmiendo?
-Te tuvieron que sedar, no saben porqué pero te pusiste violento, mordiste a una enfermera y casi huyes. Llevas casi dos días durmiendo.
-¿Cómo? -palidecí-. ¿Casi dos días?
Zelig asintió ligeramente con la cabeza.
-Fue culpa de la dosis del sedante, creían que volverías a despertar y te pondrías más violento. Luego paso medio día y seguías sin despertar, tus signos cayeron, te reanimaron una vez, a tu mamá casi le da un infarto, te sacudió, te abofeteó, hasta te gritó "¡Neferet! ¡Por favor, tú no!"
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Como te odio [Yaoi/Gay]
Teen Fiction¿Podrá el amor superar los obstáculos que se le interpongan? Después de ser arrastrado a vivir en un nuevo país, Neferet, un joven de 16 años, deberá aprender a adaptarse al cambio y a vivir una vida plenamente feliz. Su historia comienza en la ciu...