Capítulo 12

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A las ocho llega Alex a mi casa, pero no viene solo ha traído a María.

— Creía que solo venías tú — le digo a Alex cuando entra a mi casa.

— ¿Y creías que yo no me iba a enterar de que vas a cenar con Marco? No señora — dice María.

Alex va directo a mi armario y empieza a sacar todos los vestidos que encuentra. Al final después de probarme tres o cuatro Alex me obliga a ponerme uno negro que se ajusta a mi cuerpo, luego me hace una trenza que cae sobre mi hombro izquierdo y me maquilla, al menos con el tema del maquillaje me ha hecho caso y solo me ha puesto base y rimel, que es lo que siempre me pongo.

— Estás divina — dice Alex mirándome de arriba abajo orgulloso de su trabajo.

— Ha Marco se le va a parar el corazón cuando te vea — dice María.

— ¿No creéis que es demasiado? Marco será futbolista y todo lo que queráis pero es una persona normal como nosotros — creo que nunca me había arreglado tanto por un chico.

— Anda tira que llegarás tarde y pórtate bien — me dice Alex acompañándome a la puerta.

— Cuidado con lo que hacéis no quiero ser tía tan pronto — María siempre tan graciosa, se preocupa por mi como si fuera mi hermana.

Me subo al coche y me dirijo a casa de Marco, espero no perderme ya que solo he ido una vez.
Al final encuentro el edificio y aparco enfrente, cuando estoy subiendo con el ascensor empiezo a temblar, parezco un flan.
Llego al piso y llamo al timbre.

— Vaya llegas a las nueve en punto justo — comenta mirando su reloj y yo me rio. — Por cierto estás increíble como siempre.

— Gracias — le digo, me cuesta hablar enserio ni que tuviera quince años, que patética soy.

Entro en su casa por segunda vez y él cierra la puerta, después pasa delante de mi y yo le sigo hasta la cocina. Cuando llego me doy cuenta de que estaba cortando un tomate y sigue cortándolo.

— ¿Te ayudo? — le pregunto. Se nota que no se maneja muy bien que digamos.

— Mejor, yo mientras cortaré la cebolla — me da el cuchillo y corto el tomate cuando acabo me giro y lo veo limpiándose las lágrimas que le caen al cortar la cebolla.

— ¿Te ha dado calabazas la cebolla y te has puesto a llorar? — me burlo.

— Me vacilas demasiado Elena.

— Me gusta picarte Marquito — le digo poniendo mirada desafiante. Él me coge en brazos y me da un beso, joder este ha sido mejor que el primero.

Después de cenar nos sentamos en el sofá y nos ponemos a hablar.

— ¿Recuerdas cuándo me preguntaste si había algún tema del que no quisiera que hablaras en el libro? — yo asiento. — Y sacaste el tema de una relación.

— Sí pero dijiste que no sería necesario escribir acerca de ese tema porque no tenías novia.

— Ya pero ahora la tengo y quiero que aparezcas en el libro — yo pongo cara rara, no es que no quiera salir pero no me parece que sea buena idea.

— Elena quiero que lo hagas, desde que te conocí mi felicidad se ha multiplicado por cuatro. Te resiste un montón y eso me motivó a conseguirte y luchar por ti, te cabreaste conmigo y me entró el pánico por si no seguías con el libro, tengo que admitir que me alegró que la borrachera te trajera hasta aquí y cuando me dijiste que te gustaba mi vida cobró sentido.

— Espera. ¿Yo te dije que me gustabas? — no recuerdo haberle dicho eso.

— Cuando viniste ese día borracha hasta aquí lo hiciste.

— ¿Y te lo creíste?

— Los borrachos siempre dicen la verdad — me contesta y yo me rio.

— ¿Y qué quieres que escriba? Estamos empezando, acabo de enterarme de que a partir de ahora soy tu novia, tampoco hay mucho que contar.

— Puedes contar como fue nuestro primer beso. Por ejemplo puedes poner: " Nos miramos y los sentimientos afloraron, nos besamos porque nos estamos enamorando... " Además seguiremos sumando cosas, si llegamos hasta el final de la Champions vendrás conmigo a Cardiff.

— Veremos que puedo hacer. Quizá le venga bien al libro una historia de amor vende mucho — le digo y le doy un beso. — ¡Oye! — grito cuando me doy cuenta de una cosa. — Cuando te pregunté como te veías en el futuro dijiste que en lo personal yo lo podría responder y cuando me trajiste aquí me dijiste bienvenida a tu futura casa, estabas muy seguro de que me acabaría enamorando de ti — él se rie porque acabo de darme cuenta.

— No te iba a dejar escapar, además soy irresistible — y ahí está su parte arrogante, que en el fondo me gusta.— Cuando te vi sabía que serías mía.

— Que posesivo... — le digo.

— Si se trata de ti sí.

Después seguimos hablando un rato más y me quedo dormida. 

Mi Vida (Marco Asensio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora