Capítulo 18

1K 68 1
                                    

Son las diez de la noche y mi móvil empieza a  sonar.

— Baja, estoy aquí — me dice Alex nada más responder a la llamada. Cojo mi bolso y entro em el ascensor, con tacones es difícil bajar las escaleras y no quiero lesionarme. — ¡Estás divina! — grita nada más verme.

— Gracias, tú estás muy guapo también.
¿Vamos a por María? — pregunto.

— No, ella viene con su coche — hablamos del trabajo y de que esta semana María ha conocido a un chico pero como he estado mal no me lo había contado porque sinceramente, no hemos hablado. Llegamos a una discoteca nueva que al parecer acaban de abrir, yo no sabía que existía. Cuando llegamos María ya está en la puerta esperándonos.

— Elena, tía, estás guapísima. Cualquiera diría que estás pasando un mal momento — me dice y yo sonrío.
Entramos a la discoteca y pedimos, luego María y yo bailamos un rato hasta que me canso.

— María voy fuera a tomar el aire que aquí hace mucho calor — le grito al oído ya que con el volumen al que está la música no se oye nada.
Salgo fuera y veo a algunos jóvenes dos o tres años menores que yo borrachos y eso que solo son las once y algunos un poco más mayores que yo que van bastante perjudicados.

— ¿Qué haces aquí tan sola? — me pregunta uno de ellos.

— Nada — digo secamente para que se vaya. Lo peor que te puede pasar es que quiera ligar contigo un borracho.

— Si quieres te puedo hacer compañía.

— No, gracias. Estoy mejor sola.

— ¿Cómo te llamas, preciosa? — me pregunta acercándose a mi y yo retrocedo hasta que me doy con la pared, genial. Cuando me doy cuenta tengo su brazo por encima de mi hombro apoyado en la pared. Joder... ¿Y ahora qué hago? Sé que ni María ni Alex saldrán milagrosamente para salvarme de esta.

— No te importa.

— Oh, vamos. Mira yo me llamo... — no le da tiempo a acabar porque una voz le interrumpe.

— Déjala, tiene novio — reconozco esa voz pero para corroborar que es él miro a la persona que está detrás de el chico y confirmo que se trata de Marco. No imaginaba que el que me sacaría de este marrón sería él.

— ¿Y quién es el afortunado? — dice el aún misterioso chico burlándose.

— Yo, así que apártate — dice Marco serio, joder da hasta miedo. El chico insiste un poco más pero finalmente se va.

— ¿Qué coño haces aquí?

— Tenemos que hablar. Pensaba pararte cuando salieras de la discoteca, borracha eres mucho más razonable pero he pensado que era mejor que estuvieses consciente — responde.

— Que detalle por tu parte. ¿Tengo que darte las gracias?

— ¿Piensas hacerte la dura o vas a comportarte? — punto para Asensio.

— Vale. ¿Qué quieres?

— Elena no pienso hablarlo en la puerta de una discoteca.

— Pues ya me dirás qué hacemos — contesto.

— Vamos a mi casa.

— No pienso ir — digo cruzándome de brazos.

— Vendrás.

— No — niego.

— Claro que sí — sin esperarlo me coge como un saco de patatas y me tira sobre si hombro.

— ¡Asensio, bájame! — grito y pataleo pero no sirve de nada porque acabo sentada en su coche, me pone el cinturón y pone rumbo a su casa.

Mi Vida (Marco Asensio) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora