Al fin, después de todo el sufrimiento, eran capaces de tomarse de las manos y ser felices.
¿Realmente podrían serlo?
Los labios secos y partidos de el menor temblaban al presenciar aquella escena.
Con lágrimas en sus cuencas, habló.
—¿Por qué lo hiciste, Tord?
El mayor tomó las frías y delgadas manos de el de azul, colocándolas sobre su rostro, húmedo.
—Fue por nuestro bien.
¿Por qué, Tord?
¿Por qué no soy tan atento?
Las cosas podrían haber tomado otro rumbo.
Al final decidí hacer una segunda temporada, sip. Nos leemos luego!
Espero les haya gustado:)