La Misión

Envidia

—No tienen que mentir más. Se perfectamente que planearon deshacerse de mí. Me lo hubiesen dicho directamente, y no hubiese planeado eso. Yo me pudo ir voluntariamente.  Se cuando no me quieren, y cuando no soy bienvenido.

—¿De que estás hablando?— dijo, Minato estaba confundido por las palabras de su hijo.

—Que se lo diga su esposo y su madre. Yo los escuché hablando.

miró a los mencionados —¿Kurama, mamá?

—¿Dónde escuchaste eso?— preguntó, Tsunade.

—Hoy. En el hospital— se cruzó de brazos y miró, dolido, hacia otro lado.

—Así que nos escuchaste— kurama se acercó al rubio pero éste se alejó —No escuchaste mal.

—Papá. Kurama.

—En dos semanas es tu cumpleaños. Entre mi suegra y yo estábamos preparándote una fiesta sorpresa... Bueno, ahora ya no es sorpresa. 

—Y con deshacerse de ti— Tsunade le revolvió el cabello —. Nos referimos a que ese día, Minato o Sasuke te mantendrían ocupado para que pudiéramos arreglar el jardín.

—...— miró a su padre y abuela ¿Le estaban diciendo la verdad?

—Naruto— Kurama abrazó a su hijo —Te amo. Te quiero en vida. Entiende que lo eres todo para mi. Lo eres todo para nosotros, Naruto.

El latido del corazón de su padre Llo tranquilizo —Siento haber golpeado su mano.

Sonrió y le besó la cabeza —No te vuelvas a intentar marcharte. Esta es tu casa. Somos tú familia.

Jiraya, quien se había mantenido al margen de todo, habló —¿Y qué tiene que ver tus hermanos en todos esto?

—...— Gaara y Deidara se miraron.

Naruto miró el piso, como si fuese lo más interesante del mundo —N-Nada.

—Deidara. Gaara. ¿Algo que decir?— Minato miró seriamente a sus hijos.

—Yoo...— Gaara titubeó.

—Ya no lo aguanto— explotó Deidara.

—Deidara.

—No me mal entiendan— miró a sus padres y señaló a su hermano —Desde que él llegó la casa se volvió loca. Se que siempre nos han amado y querido. Pero nunca pasaron tanto tiempo conmigo... Y con Gaara.

—Cariño...

—Se que estaban desvastados por la desaparición de Naruto pero desde que llegó nos hacen a un lado.

—Sabes que eso es mentira— dijo Minato algo dolido.

—Vale. Tal vez media verdad— murmuró —Pero jamás dejase tu trabajo para ir con nosotros al parque de diversiones.

—Sabes que siempre he tenido mucho trabajo.

—Claro, y por eso se fueron hace dos días al parque de diversiones ¡En horario de trabajo! ¡ Y sin nosotros!

Minato rió culpable —Vale. Fuimos en mi horario pero ya lo tenía nada que hacer en la empresa, y en el hospital no me tocó guardía.

—¡Pero no los llevaste!

—Bueno. Te pregunté que tenías que hacer y me dijiste que tenías una cita con Itachi-kun. Y lo mismo con Gaara. Por eso ya no les dije nada. Y tú padre estaba en el hospital junto con mi madre. Así que... Bueno... Nos fuimos Naruto y yo.

—¡La próxima vez llévanos papá!

Iruka y Jiraiya se miraron y sonrieron, Deidara y Gaara estaban celosos.

—Entonces...— Naruto murmuró —¿No me odian?

Deidara bufó —Claro que no... Solo... Yo... Estaba celoso.

—¿Celoso? ¿De mi?

—¡Por supuesto que de tí!  Papá nunca dejo un día de trabajar para llevarnos al parque de diversiones...

El pequeño rubio miró a Gaara, quien se avergonzo y miró sus manos.

—Lo siento. No quise hacerte sentir mal. No me odies.

Naruto sollozó y se lanzó a los brazos de su hermano menor —Jamás te odiaria, G-a-a-chan.