La Misión

Rumores

Las familias Namikaze y Uchiha estaban preocupadas por los más pequeños. Sai no le hablaba a Gaara desde un mes atrás.

Naruto acarició los cabellos rojos —¿Ya me vas a decir que sucede?

Negó. No quería preocupar a su familia. Tenía que arreglarlo con Sai. Pero sumamente difícil. Su novio no le hablaba. Además estaban esos tontos rumores. Sai no lo negaba pero tampoco lo confirmaba.

—Tienes que decirnos. Nos tienes muy preocupados.

—No es nada.

Naruto negó y le besó la frente —Cuando estés listo, aquí estoy para ti.

Asintió y miró abandonar la habitación a su hermano mayor.

Debía seguir insistiendo. Tomó el teléfono y marco al número de Sai.

El teléfono sonó un par de veces hasta que fue atendido por primera vez en un mes.

—Hola.

¿Era una chica? ¿Que hacía una chica respondiendo el teléfono de su novio?

—Se encuentra Sai. Quiero hablar con él.

—Claro. Permitame un momento... Sai. Tienes una llamada.

Su corazón salto al escuchar como lo llamó.

—¿Quién es?—se escuchó la voz de Sai —. Es un tal Gaa-chan. Eso dice aquí... Oh espera. ¡SAI!

Se escuchó un traqueteo, un golpe, y la risa de Sai y la chica.

¿Sai reía con alguien que no era él y su familia?
Gaara colgó; lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas.

Así que los rumores eran verdad.

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Kurama miró preocupado a su bebé. El pelirrojo tenía enormes ojeras y era bastante obvio que había llorado.

—¿Qué sucede amor?

—Nada.

Hasta la voz de su hijo se escuchaba mal.

Lo único que pudo hacer fue abrazarlo y besarle la frente.

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Cómo cualquier día de clases llegó a la escuela.  Todo mundo se alejó al ver el ceño fruncido y la cara de disgusto, una que tenía que usar para no romper a sollozar.

Al llegar al salón Sai aún no llegaba. Se sentó en el lugar más apartado.  Sabía que todos lo estaban mirando.

—Hey. Ayer vieron al Uchiha cerca de la plaza con una linda chica.

—Shh Namikaze te va a escuchar.

—Lo olvide.

—Pobre.  Creímos que estaban muy enamorados.

—Shh...

Gaara abrazo su bolso y miró por la ventana.  Su vista se desvió al percibir el aroma de Sai; colonia. tinta y pinturas.

Se miraba nervioso. Por unos segundos sus ojos se encontraron y Gaara, por primera vez en ese mes, desvió la mirada.

Para nadie pasó desapercibido que esta vez fue Gaara quien ignoró al Uchiha.

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Al finalizar las clases tomó su bolso y se dirigió a la salida. Por haber estado copiando los últimos apuntes del pizarrón se quedó al final.

—Gaara.

Su corazón saltó ante el llamado pero no se detuvo. No quería escucharlo.

—Gaara— sujetó la mano del pelirrojo.

—Namikaze— dijo el pelirrojo intentado liberarse.

Sai miró sorprendido al pelirrojo, y peor al notar las ojeras y el que había estado llorando —¿Qué sucedió? ¿POR QUÉ HAS ESTADO LLORANDO?

Gaara rio, y a Sai no le gusto.

—¿Acaso te importa?

—¡Claro que sí! Eres mi novio.

—¿De verdad? Hasta donde sé, tú tienes una... Una .. novia— se giró rápidamente para no ver al pelinegro. Sentía sus ojos escoser por las lágrimas no derrama.

—¿Qué? ¿Qué estás diciendo? Tú eres mi novio.

—Si. Claro. Y por eso llevas dos meses pretendiendo que no existo.

—Gaara..

—Dejame en paz y vete con tu novia.  Se escuchaban muy felices.

—Lo estás malinterpretando. La chica de ayer no es mi novia.

—Si. Claro. 

—Es mi prima... Uchiha Sarada. La hija del tío Obito. Vino de vacaciones al país.

Gaara la recordó.

—¿Estabas celoso?— al que el pelirrojo no respondió lo abrazo —. Tontito. Solo te amo a tí, Gaa-chan.

El azabache robó un beso al pelirrojo —Vamos. Tenemos mucho de que hablar.

Cuando no publique en más de 15 días recuérdenme. Lo olvide.