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— Te llamaré más tarde Má— Dijo Maia a través de la línea para luego bajarse del taxi que la llevaría hasta su destino; El club de campo Walker, donde sería su tercer y última audición. Agradeció al conductor y siguió su camino.

Frente a ella se encontraba una gran reja de color negro acompañada de columnas de color durazno, en zona central del portón se encontraba una letra W dorada. Maia se acercó hasta la casilla del vigilante del lugar y tocó el vidrio. El vigilante dentro de la pequeña habitación con desinterés alzó la mirada y se levantó para abrir una de las ventanas.

—¿Qué? — Masticaba chicle de manera mal educada.

—Vengo acá para las audiciones de la compañía— Maia dedicó una sonrisa. Él volteó sus ojos y presionó un botón al costado de la ventana de color azul, entretanto el pontón de color negro se abrió de par en par para permitirle la entrada— Gracias— El vigilante solo cerró la ventanilla.

La castaña caminó dentro de la propiedad privada notando la gran cantidad de kilómetros repletos de césped completamente verde. Siguió su camino hasta el lugar que se encontraba a unos quince metros de distancia de donde se encontraba. Dos metros antes de llegar a su destino escuchó una bocina sonar repetidas veces detrás de ella de manera furiosa, Maia volteó rápidamente observando un auto negro de último modelo, sin entender al instante dio paso al auto tras ella.

Al llegar a las puertas de cristal, las abrió de manera correspondiente y entró al lugar. A primera vista se podía observar el mármol que vestía las paredes y el suelo de la recepción, decorado con muebles blancos elegantemente.

—Buen día— Se acercó hasta el mueble de recepción de color negro— Soy una de las chicas que vienen a la audición de la compañía— La recepcionista subió la mirada y le entregó una hoja de papel.

—Salón a un costado de la piscina olímpica, no puedes perderte— Dijo para volver su mirada a donde la tenía anteriormente.

Maia agradeció de manera rápida y caminó hasta donde le abrían indicado.

Dentro del club de campo se podía divisar un gran campo de golf acompañado de unas dos canchas de tenis alejados de las dos piscinas del lugar. Tal y como la chica rubia había dicho un salón en forma de hexágono se encontraba a un costado de una de las piscinas.

Antes de que Maia pudiera llegar al salón escuchó a alguien llamar su nombre, una voz femenina. Ella volteó y notó a Valentina corriendo hacia ella con unas cuantas fresas en su mano derecha.

—¿Cómo estás? — Saludo Valentina dando un enérgico abrazo de manera graciosa, sin que Maia pudiera abrir su boca Valentina respondió con seguridad— Muy bien de seguro. ¡Me encanta encontrarte en todos lados! ¿No crees que es fantástico? ¡Deberíamos ser mejores amigas! Ven te llevaré a saludar a mi hermano— Dijo ella tomándola del brazo llevándola en dirección contraria.

Maia se zafó y se detuvo.

—Espera, vengo para la audición y de seguro voy tarde Valentina— Respondió pacíficamente.

—¿Qué? — Mostró alegría— ¿Por qué no lo dijiste antes? — La tomó del brazo, pero ahora con dirección al salón— Pero primero tomaremos un batido de fresas— Cambió la dirección.

Maia volteó los ojos sin decir nada.

—Iré tarde— Se quejó.

—Y yo te haré pasar— Se volteó y le sonrió— Es nuestra rutina.

Maia continuó caminando a rastras tras ella sin soltar su mano. Al llegar a su lugar donde compraría su batido se colocó a su lado.

—¿Cómo sigues? — Preguntó Maia mostrando interés.

—Más o menos, bien— Respondió Valentina al recibir su batido— Al parecer mi hemoglobina está baja, anemia, leucemia, blah, blah, blah...— Volteó sus ojos tomando del jugo rojo.

—¿Qué dices Valentina? Eso es grave— Maia se alteró algo.

—Sí, eso creo, pero me curaré y seguiré viviendo. Tú tranquila, yo nerviosa— Guiñó su ojo— Vayamos a tu audición— La tomó de la mano— Pero tomaremos otro camino.

Maia se desesperó, pero le siguió el paso rápidamente pues no podía ser grosera, no después del favor que le había hecho. Mientras caminaban por el lugar Valentina hablaba una y otra vez entretanto mantenía su vista en otro lugar menos en donde debería, así ocasionando un accidente justo frente a ella; La joven que estaba frente a ella chocó con su delgado cuerpo logrando que el batido de fresa volara por el aire cayendo en la ropa de la chica desconocida.

La desconocida solo soltó un grito insoportable que seguramente sería escuchado en china.

—¿¡Qué es lo que te pasa!? — Su voz chillona no lograba entenderse.

—¡Lo siento, de verdad! — Valentina intentó limpiar su ropa, arruinándola más de lo que estaba hasta notar quién era la portadora de los gritos— ¿Valery? — La rubia la miró con odio— Sí, ya no lo siento— Dijo de manera juguetona mientras Maia observaba la catástrofe desde unos centímetros.

—¡Más ridícula no podrías ser! — Batuqueó sus manos, y luego apartó a Valentina de su camino chocando luego con Maia— ¡Quítate! — Maia se movió a un costado sin entender lo que sucedía.

—Tu tranquila, ella puede ser...— Observaron sus berrinches hasta alejarse— Algo malcriada— Maia realizó una mueca intentando entender la situación.

—Valentina, ¿Qué hiciste? — Una voz masculina se escuchó detrás de ellas y Valentina hizo un gesto algo cómico.

—Yo nada— Reconoció la voz de su hermano al instante— Valery solo tropezó conmigo— Un puchero apareció entre sus labios.

—Sí claro, sus chillidos llegaban hasta las canchas— Agustín caminó hasta ellas— No soporto a Valery en modo malcriada, lo sabes— Dijo para luego observar de manera rápida a Maia— ¿Qué hace ella aquí? — Maia ignoró su plena existencia.

—Agustín. Tus modales— Se quejó Valentina— Vamos hasta el salón de callback, así que con permiso— Valentina caminó apartándolo de su camino esperando que Maia le siguiera.

Al cruzar su mirada con la de la castaña pudo notar como esta volteaba los ojos. Estúpidas modelos, pensó para sus adentros.

(...)

—Lauren. Lauren Sevilla— Llamaron a la chica delante de Maia y sintió nervios nuevamente. Valentina notó esto y sonrió.

—No tienes que temer— Dijo cómica observándola mientras ella le dedicó sólo una sonrisa— Estoy segura que lo harás genial.

—¿Qué haces aquí? — Maia reconoció la voz chillona de hacía unas horas.

—¿Por qué no pintas un bosque y te pierdes? — Respondió Valentina groseramente a Valery quien volteó los ojos.

—Estúpida.

—Ridícula.

—Bruta— Fue la última palabra que se pudo apreciar por parte de Valentina mientras Maia observaba la escena pensando aún en sus nervios.

—Maia Vincent— Se escuchó logrando que las otras dos chicas hicieran silencio.

Valentina dio un pequeño brinco y colocó sus pulgares arriba, la castaña se adentro en el salón donde se encontraban las mismas personas de la ocasión anterior. Maia saludó cortésmente e iniciaron con el callback. Le volvieron a pedir una gran cantidad de demostraciones y le hicieron preguntas nuevamente.

—Bien...— Lily dijo con flojera— En dos horas, te esperaremos acá niña— Maia sintió de nuevo emoción en su sistema.

—Acá estaré— Dijo sin parar de sonreír.

Dusk Till DawnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora