Maia
No podía creérmelo. Ya habría salido del salón y aún seguía el mismo sentimiento.
— Maia, ¿Estás bien? — Preguntó Valentina al notar que no movía la dirección de mi mirada y me encontraba como muerta en la silla— Maia...— Volvió a decir.
—Completamente— Le sonreí— Gracias...
— ¿Por qué? — Tomó del nuevo batido que tenía en sus manos.
— Me siento en deuda contigo.
— No es nada— Volteó los ojos— Me gusta ayudar— Se quedó pensante— Es solo... No tengo muchas amigas. El cargo de papá afecta en ello, supongo— Se alzó de hombros.
— ¿De qué se encarga tu padre entonces? — Pregunté curiosa, la última vez también me dejó colgando con lo mismo.
— Ahora de nada, pero Agustín...— Su rostro cambió notablemente, palideció y sus palabras se apagaron. Sentí algo de preocupación al recordar la vez anterior.
— ¿Valentina? — Le toqué sintiendo sus manos heladas.
— N-no es nada...— Cubrió su rostro con su mano izquierda— Últimamente me pasa más seguido. Es la anemia.
¿Qué hago ahora? ¡No se atender a alguien enfermo! ¿Y si muere?, no Maia. No va a morir, pero ¿Y si se desmaya y cae en la piscina olímpica y muere ahogada?
Vaya exageración la mía. Pero, en mi defensa la única vez que ayudé a alguien enfermo fue a mi primo menor Ryan, cayó por las escaleras ese mismo día y se fracturó el tobillo, empeoró su resfriado, ¿Cómo no ser paranoica?
— ¿Ayudo en algo? — Dije sin que se notara mi nerviosismo mientras Valentina negaba con la cabeza.
— Ya se me pasará— Respondió con un hilo de voz.
— Creo que deberías ir a casa— Musité buscando su mirada.
Valentina volvió a negar mientras el color regresaba a su cara. Me levanté y ella intentó hacer lo mismo, pero la detuve.
— ¿Cómo puedo conseguir a alguien que te lleve a casa?
— El club tiene una línea de taxi privada, son los autos azules— Señaló algo apagada— Pero, puedes ir por Daniel. Está en las canchas de tenis, cerca de la piscina— Recordé haberlas observado al momento de llegar.
Asentí caminando en dirección a la piscina, sentía un tipo de responsabilidad para con Valentina, no dejaría a la chica moribunda en una de las sillas de la zona del café. Mientras daba grandes zancadas me detuve justo al lado de la piscina ya que una joven de cabello negro y gran estatura se situó en frente de mí con sus brazos cruzados.
— ¿Disculpa? — Me quejé al intentar moverme sin que ella me cediera el paso.
— ¿Eres Maia? ¿La nueva? — La voz de Valery se hizo presente detrás de mí, y vaya que era imposible de olvidar dicho tono. Me volteé de mala gana observándole despectivo— Uy sí, eres la de las puntas resecas— Torció su rostro en señal de asco— Valery, Valery Hadid— Extendió su mano en señal de saludo.
— ¿Qué necesitas? No quiero ser grosera, pero...— La pelirroja me interrumpió mientras en lo único que yo pensaba era en Valentina.
— Será rápido— Sonrió de lado mostrando su perfecta dentadura mientras me observaba de pies a cabeza— ¿No crees que es chistoso? Una cualquiera desfilando este año con nosotras ¡No tiene ni un patrocinante Lauren! — Hizo contacto visual con la chica detrás de mí riendo al unísono con esta.
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Dusk Till Dawn
Teen FictionMaia Vincent, es una aspirante a modelo de la gran ciudad, dispuesta a vivir cualquier aventura con tal de cumplir su gran sueño de caminar por las pasarelas del Orquídea Fashion Show. Agustín Walker, primogénito de una de las familias más conocidas...