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Maia había desviado su camino hacía su residencia para llegar rápidamente hasta el teatro donde Sofía se encontraba. Sofía, así como ella, había estado trabajando por sus sueños desde hacía algunos años, era algo que las unía. Y después de tanto esfuerzo, al fin lo habría logrado.

Al llegar al teatro entró rápidamente y notó a su amiga hablando con una de las chicas en el lugar. Maia corrió hasta ella para lanzarle un abrazo.

—¡Felicitaciones! — Dijo algo alto, Sofía le devolvió el abrazo cómicamente— ¡No lo puedo creer! ¡Dios, estoy tan feliz!

—Justo lo mismo le decía— Le dijo la chica con quien Sofía se encontraba hablando

—Maia, Sarah. Sarah, Maia— Señaló a cada quién para presentarlas— Ella también forma parte del elenco de esta temporada.

—Un placer...— Sarah le dedicó una sonrisa estrechando su mano, antes de lograr decir otra palabra escuchó llamar a su nombre a uno de los chicos en la puerta— Ya vinieron por mí, hasta luego— Se despidió corriendo hasta el chico a quien saludo con un corto beso mientras salían del teatro. Maia y Sofía los observaron hasta perderlos de vista.

—Así que...— Maia comenzó a decir— ¿Cuándo te darán el óscar? — Caminaron fuera del teatro mientras reían.

—Aún no lo puedo creer— Dijo Sofía observando sus pies.

—¿Sí quedaste como protagonista? —Preguntó Maia buscando un taxi.

—No... Seré la mejor amiga de la protagonista— Sacó una gran cantidad de hojas de su bolso dando a entender que era el libreto— Apenas hoy nos entregaron los libretos, sólo leí un poco, pero tiene algo de temática de Disney— Al escuchar sus palabras Maia comenzó a hacer un baile extraño a mitad de la acera— Maia, para— Dijo entre risa.

Antes de que se detuviera un auto con la palabra taxi a los lados se colocó frente a ellas. Maia al observar al hombre se detuvo en seco.

—¿Hasta dónde se dirigen? — Preguntó el hombre con gracia.

—Las residencias cerca de la compañía Walker— Indicó Sofía acercándose.

Las chicas se subieron al auto luego de discutir la tarifa del viaje, para luego entregársela al conductor.

—El sábado nos encargaremos de celebrar— Maia le guiño uno de los ojos color canela.

—No es necesario...— Sofía se sintió apenada y Maia le metió un puñetazo en el brazo.

—No todos los días alcanzas tus metas— Dijo Maia de manera graciosa.

Sofía asintió y se quedó en silencio escuchando la música que sonaba dentro del auto. Ocho minutos más tarde el auto se detuvo frente a los departamentos donde las jóvenes vivían. Ahí entraron tirando sus bolsos al lado de la puerta principal.

—¿Bailaras en la obra? — Maia preguntó tomando un vaso de agua ya en la cocina.

—Eso creo...— Respondió Sofía leyendo el grueso libreto. 

Ambas se quedaron en silencio observando a la nada.

—Hoy hablé con mi padre...— Sofía rompió el silencio con las hojas en mano— Me pidió que regresará a casa, otra vez.

Sofía recordó a su padre algo mayor dándole un beso en su frente de despedida.

—¿Qué harás? — Maia hizo que saliera de sus recuerdos, regresando a la realidad.

—Trabajaré lo más que pueda para traerlo a la ciudad— Apretó el libreto.

Maia sonrió levemente para acercase a ella y abrazarla fuertemente.

(...)

Daniel y Valentina se encontraban sentados en la terraza del penthouse.

—¿Jugo de remolacha? — Leyó en su teléfono celular haciendo un gesto de asco.

—No olvides el hígado que debes de comer— Dijo Daniel entre risas.

—Tienes que cumplirlo, Valentina— Agustín salió hasta donde estaban ellos. Ella bufó y siguió leyendo.

Valentina se levantó de la butaca en la que se encontraba para entrar y buscar algo de refresco, pero antes de llegar a la puerta sintió un gran mareo cayendo de rodillas. Agustín se alertó rápidamente y corrió hasta ella intentando levantarla.

—¿Estás bien? — Agustín la mantuvo en sus brazos.

—Sí, sí. Sólo me maree un tanto— Su voz se escuchaba cansada.

—Te llevaré hasta tu habitación— Le indicó y así lo hizo.

Se adentraron en el penthouse hasta la habitación de la chica.

—Estoy bien...— Ella replicó soltándose de Agustín para caminar hasta su cama.

—¿Por qué no dijiste nada? — Él suspiró buscando una explicación y ella tomó una bocanada de aire antes de hablar.

—No pensé que fuera importante, todos los problemas de la empresa les tenían los nervios de punta...— Bajó la mirada— No quería ser sólo un problema más— Agustín intentó no comenzar a gritar y se sentó a su lado en la cama.

—Nunca habías dicho una tontería tan grande— Ella sonrió— Y vaya que dices estupideces— Ambos rieron— Nunca serás un problema, y mucho menos cuando de tu salud se trate— Explicó.

Ella asintió y él se levantó de su lado.

—Deberías descansar...— Dijo Agustín antes de apagar la luz de la habitación.

—¡Espera! — Llamó Valentina y Agustín se devolvió— ¿Me puedes cantar para dormir? — Agustín se carcajeó.

—¿¡Qué!?

—Sí, cántame— Dijo juntando sus manos—Como lo hacía mamá, la canción que dice "Y muy tarde comprendí..." — Comenzó a tararear.

Agustín se quedó de pie junto a la puerta dudando, pero luego volvió al lugar en el que estaba con diferencia de que su hermana estaba acurrucada con las sábanas, aclaró su garganta cómicamente y comenzó a tararear, pues había olvidado la letra.

Yo era muy feliz, o vivía muy bien...— Soltó una pequeña risa entre las palabras—Hasta que te conocí. Vi la vida con dolor, no te miento fui feliz. Aunque con muy poco amor...— Entonó de manera graciosa— ...Que no te debía amar, porque ahora pienso en ti, más que ayer, mucho más...— Valentina comenzó a aplaudir y a reír junto a él.

—Sigues teniendo el toque— Dijo ella entre risa.

—Ya, duérmete— Respondió con rostro serio levantándose de la cama.

Agustín salió de la habitación de manera rápida sin parar de sonreír. Regresó hasta la terraza notando que Daniel se encontraba admirando la vista.

—¿Todo bien? — Preguntó Agustín colocándose a su lado.

—Sí, todo bien— Daniel no apartó la vista de donde la tenía— ¿Todo bien? — Preguntó igualmente.

Agustín suspiró buscando la manera de expresar las diferentes situaciones por las que estaba pasando.

—Todo bien...— Terminó diciendo.

Dusk Till DawnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora