Agustín llevó sus manos a la cabeza buscando una solución. Ya hacía semana y media que su padre había abandonado su cargo y cedido sus acciones a su primogénito. Para sorpresa de él la compañía Walker no estaba en su mejor momento, muy cerca de la quiebra, lo que era completamente fatal.
—Estas cuentas no cuadran...— Golpeó el escritorio de la vacía habitación.
Una gran responsabilidad cargaba en sus hombros con tan solo veintitrés años de vida. Su teléfono comenzó a sonar y tomó un suspiro antes de leer el identificador; "Lo que me faltaba" Dijo para sí mismo.
—¿Sí? — Contestó cerrando los ojos.
—¿Me puedes explicar por qué nunca llegaste a la capital? —Reclamó Spencer del otro lado de la línea.
—No se me ha hecho nada fácil...— Comenzó a decir.
— Quiero sepas que el contrato ya lo ha tomado alguien más— Dijo sin darle oportunidad a Agustín de responder— Suerte...— Casi gritó colgando la llamada.
Antes de batuquear su teléfono escuchó unos tres toques a la puerta.
—Adelante...— Soltó como un quejido.
Detrás de la puerta se encontraba Erick con unos papeles en mano.
—Agustín... Necesito tu firma para unas ciertas autorizaciones— Erick dejó sus papeles sobre el escritorio de color caoba.
—Te las llevaré luego, algún día cuando pueda solucionar todo esto— Arrugó su rostro.
—¿Qué sucede? — Erick se sentó frente a él.
Agustín bufó; — ¿Qué no sucede? — Comenzó a mover papeles— Todo es dinero. La compañía necesita de al menos cuarenta mil dólares. Mi padre se encargó de vaciar las cuentas.
—¿¡Qué!? — Fue como un balde de agua fría para Erick.
—Al menos de que tengas un millón de dólares en mano, dudo que podamos cumplir con todo lo planeado este año— Se recostó de su silla.
Erick bajó su vista desconcertado.
—No podemos parar ahora, Agustín...
—¿Y por qué lo harían? — La voz de Lily se escuchó en la habitación.
Ambos hombres se quedaron en silencio observando a la mujer rubia.
—¡Dios santo Lily! — Agustín se quejó— ¿Qué acaso no te enseñaron a tocar?
Lily caminó hasta ellos con mucha peculiaridad.
—Lo siento— Volteó los ojos— Necesito que autorices la reservación para el lugar donde haremos el fashion show.
—¿Será en Argentina finalmente? — Agustín preguntó imaginándose los gastos del evento.
—Posiblemente...— Intentó averiguar de que hablaban antes, sin lograr su objetivo decidió salir de la habitación contoneando sus caderas.
Erick se levantó de la butaca en la que se encontraba.
—Resolveremos esto, tranquilo— Tocó su mano y se retiró de la oficina.
Agustín comenzó a maquinar en su cabeza las maneras de generar ingresos rápidamente. El común tono de celular empezó a sonar.
—¿Sí? — Respiró al contestar— No puedo, tengo mucho de que encargarme además...— Se detuvo—Enseguida estoy allá— Terminó de responder sonriendo pícaro al escuchar a Daniel tras la línea
Agustín se levantó del escritorio rápidamente con intenciones de salir rápidamente del edificio de la compañía.
—¿No es algo temprano para irte? — Erick preguntó tras él a mitad del octavo piso. Agustín colocó sus ojos en blanco y se volteó— ¿No crees que ser el jefe de la compañía amerita responsabilidad? —Se cruzó de brazos.
—Erick...— Se quejó, y el hombre de rasgos asiáticos levantó sus manos.
—Solo digo —Continuó su camino.
Agustín lo pensó nuevamente antes de salir de la compañía, pero después de tanto estrés se lo merecía, o al menos esos eran sus tercos pensamientos. Luego de notar en teléfono celular que eran casi las ocho de la noche el joven hizo caso omiso a las palabras de Erick y se dirigió hasta el lugar en que su amigo le había indicado. Quince minutos más tarde se encontraba en Lagart's. Lagart's era el club más prestigiado para los niñatos de la alta sociedad, a cada hora se presenciaba una fiesta, nunca paraban.
—¡Hermano! —Exclamó su amigo al verlo subir por las escaleras del lugar.
Se saludaron con un abrazo palmeando sus espaldas para luego separarse, detrás de Daniel se encontraban dos chicas que se notaban bastante superficiales, algo plásticas, pero era aquello que les fascinaba.
—¿Listo para empezar? — Agustín chocó su puño con el de él tomando a una de las chicas por la cintura.
Aquellas palabras por parte de Daniel hicieron que comenzara una noche loca para ambos. El alcohol y las drogas acompañadas de euforia fueron los protagonistas de la larga noche, en donde los dos jóvenes perdieron el control en sí mismo y haciéndolo algo divertido a su parecer.
(...)
La mañana siguiente fue toda una travesía. Apenas Agustín logró abrir un poco sus ojos sintió el fuerte dolor de cabeza que le atacaba acompañada de la resequedad en su boca. Intentó abrir los ojos varias veces para acostumbrarse a la luz. El joven trató de moverse en la cama que sentía suya pero un cuerpo a su lado se lo impidió, así que al no soportar el malestar dormir de nuevo fue su opción. Antes de poder coger el sueño nuevamente escuchó la puerta abrirse y unos fuertes pasos caminar hasta su dirección, no abrió los ojos solo se quedó ahí.
Acción que no duró muchos minutos ya que enseguida sintió un líquido completamente frío en su rostro haciéndolo caer en cuenta de que sucedía.
—¡Qué demonios! — Exclamó levantándose. Al limpiar su cara, divisó a su hermana menor con un vaso de cristal en su mano izquierda.
—¡Eres impresionante! — Caminó hasta el baño de la habitación y llenó el vaso de cristal de agua del grifo. Acto seguido se lo echó a la chica en la cama de Agustín. La pelirroja despertó rápidamente sin entender lo que sucedía— ¡Largo! — Gritó Valentina apenas pudo.
La joven tomó una de sus prendas en suelo y corrió fuera de la habitación.
—Valentina...— Comenzó a decir él.
—¡Cada día me impresionas más! —Movió sus manos con molestia— ¿Tienes idea del compromiso que tenías hoy pautado con la compañía?
Agustín recordó vagamente.
—¡La presentación de las nuevas campañas! — Se llevó las manos a la cabeza para luego buscar su ropa en el suelo. Valentina colocó los ojos en blanco.
—¡Son cerca de las dos de la tarde, Agustín! — Ella replicó su respiración se hizo irregular lo que le hizo apoyarse de la pared— Erick se encargó de ello, sin ti— Se cruzó de brazos. Él sólo se mantuvo en silencio— No tengo ni la menor idea de cómo dirigir una compañía. Pero te aseguro, que no es de esta manera...— Lo señaló saliendo de la habitación mientras Agustín sólo se sentaba en la orilla de la cama hasta escuchar la puerta principal tumbándose.
Después de todo, Valentina tendría razón, no sabía que hacer al respecto, nunca se había visto en una situación similar y al sentir solo un poco de presión comenzó a desmoronar lo que estaba intentando restaurar.
Él salió de su habitación en busca de su hermana, sin lograr encontrarla así que caminó hasta el piano negro de colección que había en su residencia. Lo observó unos segundos antes de sentarse ante él.
Tocó leve sus teclas antes de continuar con una melodía que sólo él conocía.
—Eres lo que pedí... Lo que mi alma vacía— Comenzó a entonar— Quería sentir...— Cantó finalmente encontrando su paz.
Se mantuvo en silencio admirando la última nota que tocaba en el piano mientras se apoyó en él.

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Dusk Till Dawn
Novela JuvenilMaia Vincent, es una aspirante a modelo de la gran ciudad, dispuesta a vivir cualquier aventura con tal de cumplir su gran sueño de caminar por las pasarelas del Orquídea Fashion Show. Agustín Walker, primogénito de una de las familias más conocidas...