- Andrews, Veronica.- La profesora McGonagall llamó, sus ojos se arrastraron sobre el grupo de alumnos que estaban por ingresar a primer año, antes de aterrizar en ti.
- Está bien, relájate. Estarás bien. - Te tranquilizaste, caminando hacia el taburete. Con una respiración profunda, te sentaste sobre el taburete y McGonagall colocó el sombrero en tu cabeza.
- Interesante... ambiciosa, ya veo. Pura sangre... pero un buen corazón... - El Sombrero Clasificador pausó,- Una líder natural, capaz de alcanzar tus metas... poderosa e inteligente... ¿Ravenclaw, tal vez? No. No, no Ravenclaw. ¡SLYTHERIN! -
La mesa de Slytherin estalló en aplausos, rivalizando con los abucheos de la mesa de Gryffindor. Dejaste escapar un suspiro de alivio, conocías a algunos estudiantes de Slytherin, así que al menos no ibas a estar sola.
McGonagall retiró el sombrero de tu cabeza y saltaste del taburete, rápidamente yendo a la mesa de las "serpientes", tomando asiento al lado de un chico rubio de primer año.
- Hola, soy Draco Malfoy.- Él extendió su mano.
- Verónica-. Tomaste su mano con una pequeña sonrisa.
En el transcurso del primer año, apenas veías a Draco, el cual estaba demasiado ocupado tratando de aprender todos los secretos de Hogwarts, además de estar ocupado instalándose en su nuevo hogar. Sin embargo, las veces que vieste a Draco, estabas en la Sala Común o en el Gran Salón. Pero siempre estaba paseando con Crabbe y Goyle, que aunque eran estúpidos, te intimidaban.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El segundo año de Hogwarts fue un desastre. Con la Cámara de los Secretos abierta y la posibilidad de que el heredero de Salazar Slytherin vagara por el castillo, tomaste todas las precauciones para no involucrarte.
Tuviste la pequeña sospecha de que el heredero era un cierto Slytherin rubio, con quien compartías tus clases de pociones.
- Draco, ¿eres el heredero?-, Preguntaste sin rodeos.
Asentiste con la cabeza, volviendo a preparar tu poción mientras volvías a ignorarlo, como de costumbre durante el resto del año.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Draco empezó a notarte en el tercer año. Estabas a mediados de la transición de convertirte en una adolescente y finalmente, tus "caracterísitcas" comenzaban a notarse.
Sin embargo, Draco prefirió burlarse de Potter que prestar atención a las niñas. La única vez que te habló, fue cuando te reías mientras el contaba en la sala comun de Slytherin su incidente con Buckbeak, obviamente, haciéndose la victima.
- ¿Qué es tan gracioso?- Siseó, agarrando su brazo por el dolor.
- Es honestamente triste lo patético que eres.- Te burlaste, rodando los ojos.
- Ese monstruo me atacó.-
- Buckbeak no te atacó. Los Hipogrifos son criaturas orgullosas, lo insultaste. Ofendiste a Buckbeak, ¿qué demonios pensabas que iba a pasar? - Dijiste, apartando la atención de él y volviéndola a poner de vuelta en tu libro.
- Mi padre oirá de esto.
Te burlaste y arqueaste una ceja, - ¿Te das cuenta de que mi padre tiene un status más alto que el tuyo, Draco.? Tu padre no me aterra.
Draco resopló y fingió un gemido mientras se agarraba el brazo una vez más, volteando su cabeza hacia Pansy, quien inmediatamente empezó a preocuparse por él. Rodaste los ojos, volviendo tu atención al libro una vez más.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El cuarto año, Harry Potter era el tema de todas las charlas en la escuela. Después de todo, él era el único estudiante menor de edad que particibaba en el Torneo de los Tres Magos. Sin embargo, trataste de concentrarte en tus exámenes. Claro, el Torneo fue interesante y permitió un poco de alivio y entretenimiento, pero sinceramente había otras cosas de qué preocuparse.
Entonces, por supuesto, Draco quería ser de nuevoel centro de atención. Así, fabricó toneladas de insignias de "Potter Apesta", distribuyéndolas entre todas las casas, para tu sorpresa.
-Hola, Verónica.- Draco se acercó a ti.
-¿Qué quieres, Draco? -preguntaste, apenas despegando tu vista de tu tarea de Defensa contra las Artes Oscuras.
-¿Quieres una insignia?
-No, gracias -respondiste secamente, sumergiendo la pluma en el tintero.-
- ¿Cuál es tu problema?-, Preguntó. Reprimiste un suspiro mientras se sentaba en la silla contigua, colocando la caja de insignias sobre la mesa.
- Mi problema es que me dejas de terminar mi tarea.-
- Eso no es de lo que estoy hablando. Parece que me odias.
- No te odio.- Suspiró, - Simplemente no me agradas -.
- Ni siquiera me conoces.
- Y ni siquiera me conoces.- Replicaste.
- Bien. Vamos a arreglar eso.
- ¿Me estás invitando a una cita?
- Sí, las vacaciones empiezan pronto. ¿Qué tal si arreglamos algo para entonces?
- Claro-. Te encogiste de hombros.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
