— Es definitivamente una gran idiotez hacer algo así. — A veces las ideas de los gemelos Weasley pasaban de ser una pequeña graciosa broma con la cual todos se divertían, a intentar mandarle un inodoro a su pequeña hermana Ginny, como un regalo por su primer año en Hogwarts. Por casi toda mi vida tuve el placer y la suerte, según ellos, de poder ser su amiga y hasta ahora nunca se les había ocurrido algo tan ridículo como lo que me están contando ahora.
— No lo es completamente, mi querida Hannah. — George Weasley señaló un hechizo en una de las primeras hojas de un libro que acabaron de agarrar.
— Solo necesitamos poder lograr un hechizo amplificador en su baúl, para que pueda entrar. — Aportó su hermano Fred mirándome con una sonrisa como diciendo 'No dudes de nuestras habilidades'. Pero claro que lo hago.
— Van en su cuarto año, y con suerte saben por donde agarrar su varita. Hasta a Hermione le sale mejor el Wingardium Leviosa que a ustedes dos, par de tontos. — Me crucé de brazos. Sin duda son de los mejore amigos que puedo pedir, pero casi nunca pueden actuar de su edad.
— Vamos a fingir que no nos has insultado por tu propio bien Hannah Banana. — Me advirtió Fred apuntándome con su dedo, el cual quite de un manotazo. — Bruta. — Murmuró fingiendo una mueca de dolor.
— Exacto, por que aunque seas nuestra mejor amiga... — Continuó George.
— Única amiga, querrán decir. — Los mire con una ceja alzada, para luego recibir sus miradas molestas. Todos amaban a los gemelos en Hogwarts debido a su carisma, y muchos querían ser sus amigos, pero nadie pensaba en las consecuencias de eso. Es decir, las constantes bromas por parte de ellos la cuales, citando las palabras de ambos, son su "forma de expresar nuestro cariño" te dan ganas de tirarte de la Torre de Astronomía.
— Eres una total aguafiestas Hannah. — Fred hizo un puchero.
— Recuerdame Freddie de nunca dudar de por qué el Sombrero la puso con las serpientes otra vez. — George se dirigió a su hermano.
— Los odio demasiado. — Les arrebaté el libro que tenían y lo volví a colocar en el estante de la tienda. — Pero no tanto como a este rubio teñido.— Miré hacia el montón de magos que estaba al final de la librería emocionada por ni más ni menos que el idiota de Gilderoy Lockhart. Podía ver a Harry y a Ron en ese montón al lado de una muy emocionada Molly Weasley, la madre de todos estos pelirrojos y mi madrina. No se cómo de alguien tan dulce y agradable pudieron salir tremendos idiotas como los gemelos. Solo Merlín lo sabrá.
— Su madre está igual de emocionada por Lockhart, que este lo está por Harry. Es como un triángulo amoroso. Me encanta. — Los gemelos me miraron confundidos luego de haber dicho esto.
— ¿Triángulo... — Empezó George. Aquí vamos otra vez.
— ...amoroso?— Terminó Fred. Qué clase de magia negra poseen los gemelos. Me dan miedo.
— Es algo muggle, cuando en una relación hay tres personas pero es complicado.— Les expliqué como pude.
— Ohhh, como nosotros.— George rodeó sus brazos alrededor de mi cintura acercándome a él. — Y la sobra acá es Fred. Date la vuelta hermano, hay asuntos pendientes aquí. — Bromeó el pelirrojo moviendo sus cejas de arriba a abajo.
— Deja de insistir George, no saldré contigo. — Lo miré y el puso ojos de cachorro. El pelirrojo que me abrazaba iba a replicar pero entonces una voz empezó a hablar detrás de nosotros.
— ¿Te habrá encantado eh, Potter?— Draco Malfoy se encontraba frente a la entrada de la tienda con Ron, Ginny y, obviamente, el pobre Harry.— El famoso Harry Potter, ni siquiera en una librería evitas ser el protagonista.— Tenía el ceño fruncido, no había ninguna duda del odio que Draco Malfoy sentía por Harry desde el año pasado. Ron y Hermione tampoco se salvaban de este por estar siempre junto a Harry, también cuando se encontraban solos, pero por alguna razón Malfoy solo me molestaba a mí cuando estaba junto con el trío.
Cuando estaba por mi propia cuenta, Malfoy nunca se dirigía hacia mi irrespetuosamente, ni siquiera me dirigía la palabra. No es como si yo quisiera entablar una charla con el porque puedo apostar que solo saldrían insultos contra mi persona y otros 'traidores de la sangre' como el dice.
— Déjalo en paz. — La pequeña de los Weasley se enfrentó al rubio. Este la miró incrédulo y con cierta gracia, para luego volverse a Potter.
— Oh vaya Potter, veo que tienes novia. — Soltó una leve carcajada sarcástica, pero luego su cara se tornó toda serie, hasta podía decir que tenía miedo. Un hombre con un gran parecido a Draco apareció detrás suyo. Diablos, envidio su cabello.
— Draco, se más amable. — Disimuladamente empujó a su hijo hacia un lado para quedar frente a Ron, Harry y Hermione la cuál se había acercado hace poco. Yo seguía con los gemelos a un costado de todo, seguía entre los brazos de George el cuál había apretado su agarre.— Señor Potter. Lucius Malfoy.— Se presentó, y estrechó la mano de mi amigo. Este parecía tener todo bajo control, mientras que Ron parecía que se iba a desmayar ahí mismo.
Sin soltar el la mano de Harry, el señor Malfoy lo acercó bruscamenre y con su bastón corrió su flequillo.— Tu cicatriz es una leyenda. Al igual que el que te la hizo.
— Voldemort mató a mis padres. No es más que un asesino.— Harry se soltó del agarre bruscamente, estaba más que molesto. En cambio Lucius Malfoy parece muy contento.
— Que valiente que eres al pronunciar su nombre.— Esbozó una sonrisa terrorífica. Voy a tener pesadillas luego de eso.— O muy insensato.
— Temerle al nombre solo incrementa el temor a lo nombrado. — Diablos Hermione, te adoro, pero a veces es mejor que cierres la boca.
Lucius Malfoy dirigió su mirada a la chica de rulos para luego lanzar una no tan disimulada mueca de disgusto hacia Draco, que seguía quieto y sin decir ni una sola palabra.
— Tu debes ser la señorita Granger.— Hermione mantuvo su compostura y una mueca seria.— Draco me ha hablado mucho de ti. — Ahora miró a su hijo.
— Dudo que hayan sido cosas buenas, nada bueno sale de ese niño de papi.— Comentó George con disgusto haciéndome soltar una pequeña risa.
— Y tus padres... ¿muggles, no? — Habló con total disgusto. No tengo ni la menor duda de que Draco salió igualito a su padre. Dos imbéciles.
— Y tu padre Draco, ¿un maldito entrometido, no?— No pude contener mi rabia y me dirigí hacia el rubio menor, el cual observaba toda la escena con una pequeña sonrisa de satisfacción. Como me gustaría borrarla con un buen puñetazo.
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hello brouuss, hace mucho que no actualizo esta historia. murió antes que mirtha legrand, idk.
bueno chauchis, los quiero <3
ahre que estoy re canceladisima x no publicar :c
