El quinto año pasaste la mayoría del tiempo conociendo a Draco. Planearon muchas "citas" antes del comienzo del año escolar.
Cuando Umbridge apareció, pensaste que sería todo un poco más divertido en Hogwarts, pero luego Umbridge comenzó a eliminar la diversión de todo. No podías pasar tiempo cerca de Draco porque el estaba demasiado ocupado con la Brigada Inquisitorial y burlándose de Potter y Weasley. También vino el asunto de las prohibiciones de Umbridge.
Eran sofocantes. No podías hacer nada sin el permiso de Umbridge. Y lo peor de todo, Draco parecía querer hacer cualquier cosa para complacerla.
- ¿Por qué estás tan enojada?, ¡finalmente estamos consiguiendo arreglar Hogwarts! ¡Umbridge es lo mejor que ha pasado! -
- ¡Ella está tomando el control de la escuela! No estamos aprendiendo magia, ¿cómo vamos a pelear, o sobrevivir ahí afuera? - Respondiste frustrada.
- ¡Ella le está haciendo un favor a la escuela! - Discutió Draco.
Roasteó los ojos y soltaste un gemido de frustración.
Este desacuerdo continuó durante el resto del año, contigo y Draco cada vez más distanciados en lugar de más cerca como habías esperado. Era el final del año escolar, unas semanas después de que oyeras hablar de que su padre estaba encarcelado en Azkaban por sus crímenes como Mortífagos, que finalmente terminaste todo tipo de relación con él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al comienzo del sexto año, en el tren camino a Hogwarts, estabas sentada cerca de Draco y sus amigos. No había otros asientos libres, por lo que te habías sentado a regañadientes cerca de tu ex.
Lo escuchaste hablar de una misión que tenía, sabías que Draco había terminado tomando el lugar de su padre con los Mortífagos. Una misión que le fue dada por Voldemort. Aunque por supuesto, él nunca dijo su nombre en voz alta.
No sentías ira, ni siquiera decepción. Con total honestidad, sentías lástima por él. Draco no era un chico totalmente malvado, tenía un buen corazón pero rara vez lo mostraba.
Apenas se vieron este año, compartiendo sólo miradas incómodas en el pasillo o en las comidas. A medio camino del año, te diste cuenta de cómo la misión que le había dado Voldemort, fuese la que fuese, había empezado a cambiarlo. El rostro de Draco parecía carecer de color y la vida en sus ojos había desaparecido.
Habías estado caminando por el corredor desierto cuando te topaste con Draco en el séptimo piso, el libro que habías estado ojeando por encima cayó de tus manos.
- Mierda. Lo siento.- Te inclinaste para agarrar el libro, mirando hacia arriba y sus ojos se encontraron con los de color azul pálido que te resultaban tan familiares.
- Draco.- Respiraste, tu corazón palpitaba descomunalmente en tu pecho. Fue sólo ahora que notaste las bolsas bajo sus ojos y el tono blanco de su piel. -¿Estás bien? -preguntaste preocupada.
