Ser una estudiante transferida a una nueva escuela de magia no fue ni la mitad de asombroso que ser una estudiante transferida en una escuela muggle. Los niños de Hogwarts no solo se reían de la forma en que Rachel pronunciaba los hechizos, sino que siempre la corregían. Se quejaban constantemente de por qué los estadounidenses no hablaban inglés correctamente y, por supuesto, se reían de cómo Ilvermorny copiaba el sistema de la casas.
"Por supuesto que no es ni la mitad de bueno que el de aquí", decían, "ni siquiera están seguros de qué casa representa qué. Sus definiciones y cualidades están tan mal estructuradas ".
Menos que decir, la comida en Hogwarts era extremadamente diferente; y era horrible no tener a sus amigos elfos allí para charlar o al menos tener compañía. La mayoría de los elfos de Hogwarts permanecían ocultos todo el día, y si uno de ellos estaba fuera, no hablaban con los estudiantes.
Otra cosa que la molestaba era el hecho de que Hogwarts estaba lleno de fantasmas. Ilvermorny no tenía ni un solo fantasma, poltergeist o similar. Peeves le tiraba del pelo, el fantasma de su casa flotaba a través de ella y no era nada agradable. Odiaba Hogwarts. Y a Umbridge aún más. La subestimaba solo por venir de otra escuela (con excelentes notas), lo cuál era estupido ya que se encontraba en la casa de los cerebritos, como muchos alumnos los llamaban.
Por supuesto que no había hecho muchos amigos. Después de ser clasificada en Ravenclaw, encontró que algunos de sus compañeros de cuarto no eran tan malos. Se ayudaban mutuamente a abrir la puerta de la sala común, hacer algunos deberes, etc., pero eso era todo. Los Ravenclaw eran... extraños.
Extrañaba su hogar, extrañaba a sus amigos, extrañaba su vieja escuela y extrañaba todo.Rachel, que era muy inteligente, dedicó su tiempo a estudiar a solas, lo que la convirtió en una de las mejores alumnas en todas y cada una de sus clases. Entonces, cuando llegaron los primeros exámenes, la rubia ni siquiera estaba un poco nerviosa.
- Psst.... Pssst... - Alguien comenzó. La profesora Umbridge le dio a dicho estudiante una mirada severa.
El examen fue largo, y hubo algunas preguntas fáciles y otras que, todos excepto Rachel, tenían ganas de arrancarse los ojos con las varitas en lugar de descifrarlas. Uno de ellos fue Fred Weasley, quien continuó tratando de llamar la atención de la rubia Ravenclaw una vez que la profesora Umbridge salió de la habitación para buscar un poco de papiro extra.
- Psst... Hey, Ilvermorny...- Ilvermorny era su apodo. Un idiota de Slytherin la había llamado así y desde entonces todos la llamaron así en lugar de preguntarle su nombre.
- Tengo un nombre.- Siseó, mirando a Fred.
- ¿Cuál es tu nombre, entonces?- Fred preguntó con su habitual sonrisa.
- Rachel. - Ella respondió y le dio la espalda nuevamente a Fred.
- Rachel... Psst... Psst... - continuó.
- ¿Qué? - Siseó enojada mirando al pelirrojo a traves de sus gafas.
- Solo necesito ayuda con las dos últimas... Página tres... Por favor -. A pesar de suplicar, Fred no perdió la sonrisa. Rachel sabía que no dejaría de molestarla si ella no ayudaba, y Umbridge seguí fuera, así que suspiró y se dispuso a ayudarlo.
Terminó su examen poco después. Se levantó y se lo entregó a la profesora que tanto odiaba, quien le dio una mueca antes de tomarlo. Rachel le devolvió la mueca lo más disimulada que podía y volvió al pupitre, solo para agarrar sus cosas y marcharse.
Mientras pasaba junto a él, Fred logró agarrar su brazo, poniendo una bola de papel en su mano antes de soltarla. Rachel ni siquiera se inmutó, simplemente siguió caminando y no fue hasta que estuvo bastante lejos del aula que comprobó qué era la bola de papel.
