Deseo y culpa

6.1K 433 74
                                    


Media hora más tarde, Gabriel y Lucía llegaron al departamento de ella, lugar que había comprado con la ayuda de sus padres y donde esperaba comenzar a compartir su vida más adelante con su novio.

Lucía había preparado durante la tarde una cena romántica que estaba casi lista para servir y consentir con ella a su novio, el cual después de regresar de su último viaje de trabajo casi no había pasado tiempo junto a ella por preferir conocer a su nuevo hermano. Los celos la habían consumido en las últimas horas, por lo que decidió tomar cartas en el asunto y preparar una velada romántica. Gabriel se veía bastante a gusto con la sorpresa y ella se sintió aliviada al sentir que su novio no había dejado de amarla. Después de un delicioso postre de chocolate que con esmero elaboró siguiendo un tutorial de internet, se levantaron de la mesa y se acomodaron en el sillón frente al televisor que estaba encendido, listo para buscar alguna película y relajarse.

―Mi amor, gracias por esta rica cena. ―Gabriel besó a su novia para sellar el momento.

―Te he extrañado mucho, estuviste demasiados días afuera y con lo de tu hermano, no hemos compartido casi nada ―respondió Lucía, entre los fuertes brazos de Gabriel.

―Bueno, llevar a ese niño con sus nuevos padres me tomó más días de lo esperado. ―Le acariciaba el cabello a su novia.

―Sí, lo sé y lo importante es que ahora otro pequeño huérfano tiene una familia y un mejor futuro ―agregó Lucía mientras olía el cuello de Gabriel, su aroma le encantaba.

―Así es, amor. Todo gracias a la obra de la iglesia y mi padre. ―Miró a su novia fijamente a los ojos.

Hubo un instante de silencio, con la mirada compenetrada y sintiendo el latir de sus corazones que se aceleraban. Gabriel se acercó aún más y la besó otra vez. Su respiración empezó a agitarse y un fuerte deseo se apoderó de él; comenzó a tocarla de manera provocativa y a besarle el cuello mientras ella parecía fundirse entre sus brazos.

―¡Detente! ―dijo Lucía de súbito, mientras se acomodaba en el sillón.

―Lo siento, Lucía. yo sé que tú aún no quieres. ―Gabriel respiraba agitado―. Siempre te he respetado, pero es que ya... ―No quiso terminar lo que pensaba, ya que llevaban saliendo dos años y ella, por llevar las creencias de la religión, no podía entregarse a un hombre sin casarse y siempre había logrado controlar a Gabriel en ese aspecto, a pesar de los claros impulsos que él tenía a menudo.

―Yo también siento que ya es momento ―dijo Lucía mirándolo con temor. Sentía una mezcla de deseo y culpa al creer que traicionaba sus principios.

Gabriel se le acercó y tratando de ser lo más sutil posible, comenzó a besarla muy lento. Sus caricias fueron más suaves que antes, ella no podía negar que, en el fondo, sentía un fuerte deseo por él y que ya era hora de entregarse.

Los besos y las caricias fueron aumentando la intensidad, sus respiraciones estaban agitadas. Lucía nunca había sentido a su novio tan cerca suyo, la distancia entre ellos se redujo drásticamente y ella lo sintió presionarla contra el sillón con una fuerza antes desconocida.

Preso del deseo, Gabriel no se contuvo más y comenzó a desvestirla en forma casi agresiva, mientras ella, todavía conservando un poco de timidez, dejaba que él tomara la iniciativa. Cuando por fin le quitó toda la ropa, pudo admirarla como siempre había deseado, se desabotonó la camisa y volvió a besarla apasionadamente, esta vez recorriendo su desnudo cuerpo que se estremecía al sentir los labios y la pasión de Gabriel, quien luego de un rato de besarla completamente, se quitó el cinturón para bajar su pantalón.

El Hijo del Pastor ©️ [ Disponible en físico  ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora