Capítulo 22

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Pauleth: ¡Cameron para! –Grité desesperadamente-.

Lo abracé rodeado con mis brazos su abdomen y recargando mi cabeza en su pecho, pero Cameron no respondió al abrazo.

Pauleth: Lo siento –Dije pegada a su pecho mientras mis brazos aun rodeaban su cintura-.
Cameron: Está bien, yo comencé –Rodeó con sus brazos mi cintura y puso su cabeza sobre la mía-.

Tomé de la mano a Cameron y me dirigí a una mesa lejos de ahí, nos sentamos, Cameron seguía mirando a aquel chico con una gran furia, algo me decía que él seguía molesto conmigo, Cameron tenía su mano sobre la mesa y yo puse la mía sobre ella, él la quitó de inmediato y ni siquiera me dirigió la mirada, ahí fue cuando comprobé que efectivamente él estaba molesto conmigo, no quería seguir ahí, Cameron no era así conmigo, me levanté del asiento y busqué con la mirada a mi hermano, logré encontrarlo pero estaba con Katie, estaban muy sonrientes y no quise interrumpir ese momento, salí de la casa, me dirigí a la calle, mire hacia todos lados pero eran la 1:00am, era casi imposible que hubieran taxis a ésta hora por aquí, encontré uno y le hice una seña para que fuera por mí ya que estaba retirado, a los pocos minutos el taxi ya estaba estacionado en frente de mí.

Taxista: ¿A dónde quieres que te lleve guapa? –Me recorrió de pies a cabeza con su mirada, lo cual me dio asco, este tipo me daba mala espina-.

Le di la dirección de mi casa no muy segura de lo que hacía y le pregunte si podía llevarme ahí.

Taxista: Claro guapa, pero con una condición...Que me pagues no con dinero si no con placer –Dije aquel tan asqueroso hombre-.
Cameron: ¡Largo! –Gritó cerrando la puerta del taxi con un gran golpe-.
Taxista: A ver, a ver, la plática es con la hermosa chica, no contigo
Cameron: Pues esta hermosa chica es mía, ¡Así que largo de aquí! –Golpeó con gran fuerza el taxi, a lo que el taxista sin pensarlo dos veces puso el auto en marcha y se fue de ahí-.
Pauleth: ¿Disculpa? No soy tuya –Dije arqueando una ceja-.
Cameron: ¿No? –Me tomo de la cintura y se acercó a mis labios sin tocarlos- Entonces yo tampoco soy tuyo y puedo hacer yo lo que quiera –Dijo en un susurro a casi nada de distancia de mis labios-.
Pauleth: Y yo puedo hacer lo que yo quiera –Sonreí falsamente y me separé de él.-
Cameron: Oh, no, tú sabes que no, linda, tú eres tan mía así como yo soy tan tuyo –Dijo sonriendo de lado-.

A lo que yo sólo sonreí de la misma manera que él, no atrevía a aceptarlo pero tampoco a negarlo.

Cameron: ¿A dónde ibas? -Acomodó un mechón de mi cabello detrás de mí oreja-.
Pauleth: A mi casa –Sonreí-.
Cameron: ¿No vienes con tu hermano? –Dijo alzando una ceja-.
Pauleth: Sí, pero está hablando con una chica y no quise interrumpirlos
Cameron: Entonces te llevo yo –Dijo sonriendo de lado como acostumbraba hacerlo-.

Me tomó de la mano y nos dirigimos a su auto, abrió la puerta del copiloto para que subiera, subí, la cerró y rodeo el auto para subir él, encendió el auto y volvió a tomar mi mano, después lo puso en marcha, con la mano izquierda conducía y con la derecha tomaba mi mano.

Cameron: ¿No pasa nada si llegas un poco más tarde a tu casa? –Dijo sin apartar la vista del camino-.
Pauleth: ¿Por qué? –Sonreí y me recargue de lado de manera en que Cameron quedó frente a mí-.

¿Ahora qué plan tenía en mente este chico?

Cameron: Te quiero llevar a un lugar –Dijo sonriente-.
Pauleth: ¿Qué hora es?
Cameron: La una de la mañana –Dijo después de mirar su celular-.
Pauleth: No lo sé, mañana tenemos que ir al instituto –Apreté mis labios-.
Cameron: Está bien, sólo porque no quiero que te estés durmiendo en las clases, pero mañana después de salir del instituto iremos –Dijo para después besar mi mano que sostuvo todo el camino-.
Pauleth: Claro –Le di un beso en la mejilla y después baje del auto pues habíamos llegado a mi casa-.
Cameron: Buenas noches, amor –Dijo desde la ventana de su auto-.

Abrí la puerta y entré, por la ventana pude ver como el auto de Cameron desaparecía de mi vista muy rápido.

Subí a mi habitación, me di una corta ducha pues no quería dormir sucia, me puse pijama y después me metí entre las cobijas.

Un amor peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora