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No hay mal que por bien no venga.

Choi Seungcheol. Extrañamente ese nombre le sonaba... Quizás lo escuchó alguna vez o probablemente lo leyó en la lista de estudiantes.

Se preguntó si estaba soñando. Tantas cosas malas no podían pasarle en un sólo día.

Se golpeó la cara un par de veces, provocando así que el chico -Seungcheol- lo mirará de manera extraña y después de forma burlona.

-Sé que soy demasiado guapo para ser real, pero, en efecto, soy real -con aires altivos volvió a la cama del lado derecho donde posteriormente estaba acostado.

Jihoon examinó el lugar. Era bastante amplio. Cuatro camas en cada esquina de la habitación -dos junto a la puerta y las dos restantes en la pared de frente-. Había espacio para cuatro escritorios -uno a cada lado de cada cama- y dos armarios. Tendrían que compartir. Quiso pensar positivo: Si nadie más entra a esta habitación, entonces un armario será mío y el otro será de él.

Sí, definitivamente no era su día.

Un chico de mejillas regordetas entró en la habitación, echando humo por las orejas y con pasos fuertes. Su cara reflejaba claramente que estaba enojado. No dijo nada, sólo dejó una gran maleta en medio de la habitación y volvió a salir, dejando la puerta abierta.

Jihoon y Seungcheol compartieron miradas confundidas por un momento, pero el bajito la alejó rápidamente.. Si bien apenas sabía su nombre, estaba seguro que nada bueno vendría de él. Si Seungcheol fuera examinado por un lector de rostros, le diría que es un chico grosero, egoísta, gruñón y grosero. Y aunque Jihoon no era un lector de rostros, sacó esas conclusiones recién lo había dejado tirado en las escaleras.

Entonces una bombilla se encendió en su cabeza. Debía elegir cama antes que el otro chico lo haga. Dos de las camas -que estaban en la pared de frente a la puerta- tenían ventana individual para cada cama, justo donde se posicionaba el escritorio. Eso sería perfecto para Jihoon: ver el cielo estrellado y la perfecta luna brillar en el cielo lo haría sentir cerca de casa. Además serviría de inspiración, seguro.

Colocó su mochila sobre el colchón de la izquierda. Procedió a hacer lo mismo con el resto de su equipaje, pero una voz lo detuvo.

-Esa es mi cama -dijo serio- Siempre intentando robar lo que me pertenece. -Como mi corazón.

-Pero tú estás usando ya esa cama -apuntó al mueble; sin lograr comprender lo que Seungcheol quiso decir con eso último.

-Sólo estaba comparando la comodidad del colchón, un deportista debe descansar bien, ¿sabes? -Deportista...eso explica muchas cosas- Pero decidí quedarme con aquella

Se levantó del lugar y se dirigió al otro lado de la cama, quedando frente a Jihoon, siendo separados por el gran rectángulo.

Hizo una seña con la mano un tanto grosera, con la ceja alzada, indicando que moviera su equipaje de la cama.

Jihoon suspiró pesadamente, sin tratar de ocultar su irritación. Contó hasta diez mentalmente, pero no funcionaba.

Se recordó así mismo que sólo era el principio, que las cosas habían salido mal desde el principio y que cuando algo sale mal, todo sale mal. Pero mañana sería diferente, mañana saldría el sol de nuevo y comenzaría el día con el pie derecho. Así que después de abrir los ojos, tomó su equipaje y lo movió a la otra cama.

El chico de antes regresó con otro par de maletas, luchando con unas bolsas más debajo de sus brazos, y cajas que acomodó sobre el equipaje.

¿Pero es que se había mudado toda su habitación completa?

Eres...INSOPORTABLE [JICHEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora