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-No quiero hacerlo -respondió Jihoon por tercera vez.

-Vamos, Jihoon -rogó Soonyoung-. Es un oportunidad muy buena, pero tenemos que hacerlo todos o no servirá de nada

Jihoon observó a los cuatro chicos en su habitación, sus miradas de cachorro expectantes por la respuesta positiva de Jihoon.

-Apenas llevamos dos semanas castigados y ya me estoy volviendo loco -agregó Seungkwan-. No creo llegar a los dos meses con vida o salud mental.

-Se supone que nuestro castigo es quedarnos aquí sin Internet, sin televisión y sin poder salir nunca -explicó Jihoon-, ¿por qué quieren abusar de nosotros pidiéndonos que hagamos labores de jardineros? Me parece injusto.

-Prometieron quitarnos dos semanas de castigo -esta vez fue el turno de Seungcheol para hablar-, es un asunto de ganar-ganar.

Jihoon de nuevo recorrió la vista por los chicos de su habitación; sabía que si se negaba, le odiarían por siempre. Respiró profundo y se tragó su orgullo.

-De acuerdo... -soltó sin ganas.

Soonyoung, Seungkwan y Vernon soltaron un grito de celebración e hicieron un pequeño baile entre ellos; Seungcheol sólo se limitó a mirarle y sonreír.

Vaya que tenía agallas el chico, aún podía dirigir su vista al pequeño sin morir de vergüenza, a pesar de lo que pasó.

-Vamos, ¡comencemos ya!

Soonyoung salió del lugar, dejando la puerta abierta, y los demás le siguieron.

Seungcheol utilizaba una manguera para regar los arbustos, mientras Jihoon se valía de unas tijeras para recortar lo que ya estaba muy crecido o muerto.

El pequeño empezó a tararear una canción que sonaba familiar para Seungcheol; sin poderse resistir, el azabache comenzó a rapear la letra, y Jihoon le siguió cuando había partes de canto. No era tan malo, después de todo.

Seungcheol volteó a ver a Jihoon y se encontró con una vista que encendía a miles, o al menos a él. Jihoon estaba de espaldas y con la parte superior de su cuerpo inclinada hacia abajo, por lo que dejaba su trasero en alto y a merced para el deleite de cualquiera. Suerte que Seungcheol era el único ahí.

El pelinegro, siendo un joven con hormonas alborotadas que, sumando, tenía un severo crush en Jihoon, no pudo evitar quedarse viendo más de la cuenta. Su mente comenzó a fantasear sobre las mil y un ideas que podía hacer en esa posición.

-¡¿Qué te pasa?!

Salió de su trance cuando escuchó la voz furiosa de Jihoon. Entonces se dio cuenta de que no vio hacia donde dirigía la manguera, mucho menos vio que todo el chorro de agua estaba cayendo en las pantorrillas de Jihoon, mojando desde ahí hasta sus pies.

-¡Seungcheol! -gritó de nuevo para que el pelinegro moviera la manguera de una buena vez.

-L-lo siento, de verdad... -habló apresurado- No era mi intención...

Jihoon esperó a que Seungcheol se diera media vuelta para tomar un bote de agua y arrojar el contenido al contrario.

-Te dije que fue un accidente -dijo Seungcheol con tranquilidad mientras retiraba el líquido de su cuello.

-Eso también fue un accidente -contestó Jihoon dándose la vuelta para seguir con su labor.

-Con que así quieres jugar... -susurró para sí.

De nuevo tomó la manguera y apuntó a Jihoon a propósito.

-¡Seungcheol, detente!

Jihoon intentaba detener el chorro de agua con sus manos, pero era como tapar el sol con un dedo. Se quedó sin agua, así que recurrió al plan B. Tomó entre sus manos un poco de tierra que había sido empapada y, sin piedad, la arrojó al pelinegro.

Eres...INSOPORTABLE [JICHEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora