SEVENTEEN

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-Oye, Jeonghan

-¿Qué quieres, Seungcheol?

-¿Ya viste al chico nuevo? -el pequeño pelinegro apuntó con su dedo hacia la dirección donde se encontraba "el amor de su vida"- Es muy lindo, ¿no lo crees?

-No me interesa, Cheol -comentó el chico de cabello largo, volviendo su vista al libro en sus manos- Y te recuerdo que tenemos examen en menos de treinta minutos, así que te recomiendo que estudies o tus padres te castigarán.

Pero Seungcheol no quería hacer eso, para nada. Él quería seguir admirando a ese pequeño copo de nieve; su piel tan suave y blanca, sus manos delgadas y dedos largos, su cabello castaño y liso le quedaba perfecto, sus mejillas coloreadas de rosa le hacían ver mucho más tierno. Cualquiera que lo viera diría que se equivocó de lugar, que llegó a la primaria cuando en realidad debería estar en el jardín de niños.

Seungcheol estaba encantado. Apenas le vio entrar supo que era el amor de su vida; lo sabía porque su mamá le había explicado que cuando lo viera, entonces sentiría que su corazón se detiene por unos segundos, sentiría un nudo en la garganta, y sus manos comenzarían a sudar cuando estuviera cerca de él, no tendría ojos para nadie más y sólo pensaría en pasar el resto de sus días con esa persona.

Y era justo así como se sentía con ese pequeño chico.

-Voy a confesarme -decidió de repente.

-¿Qué? No puedes hacer eso, acabas de conocerlo hace una semana -gritó Jeonghan.

Pero fue inútil, porque Seungcheol ya caminaba directo al chico sentado en una banca con su mochila en su espalda.

-Hola -saludó, pero no obtuvo respuesta del contrario, tan sólo una mirada extraña- Soy Choi Seungcheol, vamos a la misma clase. Quería decirte que me gustas mucho... ¿Quieres ser mi novio?

Comenzó a ponerse nervioso cuando el chico no dijo ni una sólo palabra, tan sólo le miraba como si fuera un bicho extraño, con el ceño fruncido y sin lograr comprender sus palabras. La idea de que el chico era mudo se le pasó por la cabeza, nunca había escuchado que dijera algo. O tal vez era sordo y no entendió bien.

-Tú -le apuntó con un dedo- y yo -se señaló a sí mismo- juntos por siempre -entrelazó sus propias manos a la altura de pecho- ¿Qué dices?

Le dedicó una sonrisa brillante y expectante, esperando lo que quería escuchar.

-¡Jihoon!

El pequeño dirigió su vista a la fuente de esa voz que tanto deseaba escuchar, la necesitaba. Sus ojos en seguida se llenaron de lágrimas.

-¡Mamá!

Jihoon corrió y se abalanzó a los brazos de su madre, llorando en su pecho y balbuceando cosas que Seungcheol no pudo comprender.

Ambos caminaron hacia la salida, Jihoon aún siendo abrazado por su madre. Se subieron a una camioneta y se fue sin decir nada más, dejando a Seungcheol con el corazón en la boca del estómago.

Durante el resto del día Seungcheol no dejó de pensar en lo que había pasado. Pensaba en mil y un posibilidades de lo que significó todo eso, buscando siempre el lado positivo de las cosas.

Pero después de ahí, todo fue mal para él.

Debido a que no se pudo concentrar en el examen, sacó una mala nota. Claro, Jihoon no descubrió América y la Constitución no fue escrita por Jihoon. Gracias a esto, Seungcheol recibió una fuerte represalia y un castigo que le impedía salir de casa, a excepción de ir a la escuela.

Se decepcionó aún más cuando escuchó que Jihoon ya no era estudiante de esa escuela y que, incluso, se había mudado a otra ciudad.

-Claro, sólo viene, me enamora, hace que me castiguen y después desaparece como si nunca hubiera estado aquí.

-Para empezar, fue tu culpa enamorarte de él -respondió Jeonghan harto de sus quejas- y segundo, también fue tu culpa reprobar ese examen.

Ambos chicos giraron su cabeza cuando escucharon el claxon de un auto; sabían lo que significaba.

-Llegó mi papá -Seungcheol se bajó de la barda donde anteriormente estaba sentado- Que te diviertas en la fiesta de Chan

-Guardaré dulces para ti y te los traeré mañana -Jeonghan agitó su mano a manera de despedida.

Seungcheol le contestó de la misma forma, mientras que se subía al auto de su padre.

-¿Alguna novedad? -preguntó a la vez que sacaba el auto del estacionamiento

-Al menos que hayas decido cambiar de opinión y dejarme ir a la fiesta de Chan, no, no hay novedades.

-Por última vez, estás castigado.

-Lo sé, lo sé -soltó un suspiro frustrado- Odio a Lee Jihoon.

Eres...INSOPORTABLE [JICHEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora