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Seungcheol se tiró en su cama con una sonrisa de oreja a oreja. La imagen de Jihoon frente a él con el cabello alborotado y las mejillas rosadas le hizo sonreír como bobo. Se sintió volando en una nube, aunque después lo hayan tumbado.

Se levantó sin que la curva dejara sus labios y se metió a la bañera. Se dejó llevar como el agua que caía desde su cabeza hasta sus pies, su mente vagando en las fantasías y en un futuro con Jihoon. No recuerda cuanto tiempo pasó con la llave abierta.

Cuando hubo acabado cerró el grifo y tomó una toalla para secarse antes de enrollarla en su cintura. De pronto escuchó ruido, muy similar al sonido que él ocasionó al tomar una ducha. Apresuró el paso para salir y comprobar el fuerte aguacero que estaba ocurriendo.

Pero eso no fue lo que llamó su atención, sino el pequeño cuerpo blanco que tanto le gustaba, frente a su respectivo escritorio y la ventana abierta.

-¿Jihoon? -se acercó sólo para ver como el agua había invadido sus pertenecias, arruinando un par de libros y cuadernos.

-Estabas aquí... -habló lento y bajo- ¿Y dejaste que esto pasara? -se giró para confrontar al pelinegro y que pudiera ver claramente lo enojado que estaba- ¿No fuiste capaz de cerrar mi ventana o es que ni siquiera te interesó?

-Jihoon, lo siento -explicó rápidamente- Estaba tomando una ducha, no escuché que llovía...

El bajito pensó en lo que Jeonghan había dicho antes, y no podía darle más la razón: Seungcheol era un idiota. Y no terminaba de entender como fue que se fijó en ese idiota.

Miro de nuevo el álbum fotográfico sobre el mueble, se había vuelto más delgado y podía jurar que las hojas se pegaron unas a otras. Levantó el cuaderno con cuidado de no romperlo, tal vez podía repararlo o al menos salvar un par de imágenes.

Debajo del rectángulo encontró una foto que le partió el corazón, abrió su mente dando paso al sendero de los recuerdos, ese sendero que prefería mantener bajo llave. El agua no había tenido piedad de él, recorrió cada centímetro de la fotografía y después creó un charco sobre ella.

Por segunda vez en su vida, Jihoon vio el cuerpo de su padre bajo el agua. Y aunque ésta vez era completamente diferente, la simple similitud figurativa hacía referencia a esa maldita ocasión. El aire abandonó sus pulmones, la claridad se esfumó de su vista y las piernas se volvieron temblorosas. Todo lo escuchaba como si estuviera dentro de una caja, a la lejanía y con eco.

De pronto divisó el rostro de Chan entre la tormenta, se notaba desesperado, con el ceño fruncido mientras gritaba cosas que Jihoon no terminaba de entender.

-¡Respira, Jihoon! -entendió- No es real, estás a salvo, Jihoon... Por favor, respira

-Es...es real -habló entrecortado- Es muy real.

Su vista se despejó como el cielo lo hace cuando el viento se lleva las nubes grises. Todo era mucho más claro, su mente comenzó a trabajar de nuevo. Reconoció a Chan, Seungcheol, también Soonyoung y Jeonghan estaban ahí y no recordaba el momento en que llegaron.

-Toma un poco de agua -Joshua apareció y le tendió un vaso.

Con las manos un poco temblorosas lo tomó y bebió un sorbo. Su respiración volvió a la normalidad con el pasar de los segundos, pero sus sentidos estaban alerta, como si de verdad se fuera a repetir la historia justo en ese momento. Se sentó en la cama y cerró los ojos mientras los demás discutían a su alrededor.

-Hace tiempo que no tenías un ataque, ¿ha pasado recientemente antes de hoy? -aunque Chan tenía buenas intenciones, no quería escucharlo.

-¡¿Cómo fuiste tan descuidado?! -escuchó la voz de Soonyoung, pero no le hablaba a él.

-¡Ya dijo que lo siento, fue un accidente! -se defendió- Además no tengo porque darte ninguna explicación a ti.

-¿Entonces admites que lo hiciste a propósito? -elevó la voz- ¿Por eso tienes que dar explicaciones?

-No estoy hablando contigo.

-¡Pues de verdad lo estás! -se acercó peligrosamente a él- ¡Eres un idiota!

-Jihoon, de verdad lo lamento mucho -rodeó a Soonyoung y se arrodilló frente al castaño, pero este enseguida se levantó y se alejó- Jihoon, por favor, dime algo.

-Está más que obvio que también cree que eres un idiota -se colocó frente a Jihoon de manera protectora.

-¿De verdad? -se dirigió al bajito- ¿Eso es lo que tú crees de mí?

¿Qué es lo que creo de ti?

Desde el momento en que se cruzó con él en las escaleras del campus, desde ese momento supo que sería un grano en el trasero.

Era el tipo de chico del que quería mantenerse alejado, no por temor, sino porque deseaba tener sus niveles de estrés equilibrados. El destino les hizo una jugada y los encerró juntos. Al principio fue imposible y por un momento Jihoon pensó en rendirse, pero no pensaba darle a Seungcheol ese privilegio. Luchó, se esforzó, ignoró y atacó de diferentes maneras.

Cualquiera pensaría que no podían verse ni en pintura, pero ese estúpido cliché sobre que "del odio al amor hay sólo un paso" estaba actuando en sus vidas y en realidad lo odiaba. Odiaba ser tan dependiente de sus saludos, del sonido de su voz. Odiaba sentir el nudo en el estómago bajo cada vez que Seungcheol se quitaba la camiseta frente a él, o cada vez que lo veía con su uniforme de natación. Odiaba buscarlo de manera distraída cuando estaba en sus clases o cuando caminaba por los pasillos. Quería odiarlo, quería no pensar en él, no fantasear sobre él, no desear estar con él.

Pero por más que intentaba no podía.

Caminó hasta la puerta y tomó la chapa entre sus manos, la giró y abrió la madera de par en par, pero antes de salir miró a Seungcheol por última vez.

-Yo creo que eres... -respiró un momento, pensando en la palabra que pudiera describirlo mejor- insoportable.

Salió de la habitación y finalizó con un fuerte portazo. El silencio reinó al punto de volverse tenso e incómodo, pero Chan decidió cortarlo.

-Creo que -tomó asiento y, con un ademán, invitó a Seungcheol a hacer lo mismo- es hora de que escuches la historia.

Eres...INSOPORTABLE [JICHEOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora