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Sanha se encontraba sentado al lado del árbol más alejado que tenía el jardín de su escuela. Allí se sentía más seguro, pues los alumnos no solían alejarse demasiado de la institución.

Lo que Sanha no sabía era que a su lado tenía una reconfortante compañía.

Para pasar el tiempo había llevado consigo las tareas del día siguiente para adelantar, y una manzana para comer mientras hacía sus deberes. Estaba concentrado hasta que escuchó unos pasos cerca suyo.

— Mmm, ¡tengo mucha hambre! Qué lástima que no traigo almuerzo ni dinero… —Habló un alumno con cierto sarcasmo en su voz.

Eunwoo se detuvo a escuchar atentamente.

— ¡Oh mira qué apetitosa se va la manzana de Sanhita! —Habló claramente con burla otro chico que lo acompañaba.

— No de nuevo… —Susurró el pequeño cerrando fuertemente sus ojos.

Juntó sus manos entrelazando sus dedos y repetía en su mente una y otra vez que esos muchachos se marcharan, realmente odiaba ser molestado por las personas.

Eunwoo se levantó mágicamente al oír las plegarias del pequeño.

— Sanha, ¿serías tan amable de darme tu manzana? —Se acercó aquel malvado alumno, tratando de parecer amigable.

Sanha negó con la cabeza repetidas veces.

— Es que no tengo dinero para comprar algo más… Pero puedes buscar más en aquel manzano. —Señaló el árbol de donde él había sacado la suya.

— Mmm, no. —Sonrió falsamente— Yo quiero TU manzana. —Se agachó a su lado.

Sanha tenía miedo, mucho a decir verdad, pero también tenía orgullo. No le entregaría tan fácilmente aquella enorme y jugosa manzana que tanto le costó conseguir, trepándose por las enormes ramas del manzano sólo para conseguir precisamente ESA manzana.

Aquí es donde el arcángel entró en acción. Pues debido a las súplicas del menor, supo que era hora de hacer su “magia” pues era una criatura mística y su misión era defender a su pequeño Sanha.

Eunwoo se puso justo al medio entre Sanha y el malvado alumno, siendo que ninguno podía verlo, miró con el ceño fruncido a este último, y con total naturalidad lo “empujó”, el cual obviamente no se movió ni un centímetro, puesto que Eunwoo lo traspasó, pero de alguna forma eso hizo que ambos jóvenes se retractaran de sus acciones sin saber por qué. ¿Cómo lo hizo? Nadie lo sabía, pues no es algo que se pueda explicar con palabras.

— ¿Sabes qué? Déjalo. No quería esa asquerosa manzana. —Habló con orgullo y pateó la fruta en dirección al menor quien la tomó en sus manos y la limpió con su camisa.

Aquellos alumnos se alejaron algo confundidos. Sabían bien que Sanha era una presa fácil, pero no entendían por qué desistieron de su acto de maldad.

El pequeño suspiró aliviado y comenzó a comer a toda velocidad su preciada manzana, antes que aquellos se arrepientan y vuelvan por ella nuevamente.

Eunwoo sonrió y volvió a acomodarse al lado de su protegido.

— Ya estoy de regreso. Perdón por tardar, fui a biblioteca. —Anunció Sanha su regreso.

— A nadie le importa. —Respondió cortante su roomie.

— Yo sólo digo… —Se encogió de hombros y entró a la habitación cabizbajo.

Ambos niños pelearon por quién usaría primero la ducha, que por supuesto ganó Rocky sin siquiera esforzarse demasiado, y luego ya bañados se fueron a dormir.

Como era de costumbre desde ya unas cuantas noches, el arcángel Eunwoo se adentró al cuarto para velar por el sueño de su pequeño Sanha.

Se sentó a su lado y acarició su cabello y mejilla. Automáticamente se podía notar la tranquilidad en el rostro de Sanha.

Pero, Eunwoo no contó con que el niño repentinamente despertara.

Y peor aún, que pudiera verlo.

— ¿¡Quién eres!? —Gritó el castaño con sus ojos abiertos de par en par.

En cierto modo, Sanha estaba asustado por tener a un desconocido frente suyo mientras dormía, pero muy en el fondo sabía que no le haría daño. Pues aquel hermoso rostro angelical no mostraba maldad en absoluto.

Eunwoo no supo qué responder, pues no entendía cómo Sanha pudo verlo.

— ¡Hey! ¿Quién eres y qué haces aquí? —Insistió a la vez que se sentaba.

— ¿Quieres callarte? Déjame dormir, idiota. —Habló un somnoliento Rocky.

— ¡Minhyuk, mira! ¿¡Qué hace esta persona aquí!?

El mencionado se restregó los ojos y se asomó a la cama de abajo donde se encontraba su compañero.

— ¿De quién hablas? —Preguntó al no notar a nadie.

— ¡De él! —Señaló a Eunwoo quien seguía perplejo.

— No hay nadie, idiota. No me tomes el pelo, eh ¡que sea la última vez! —Dicho esto se dio la vuelta para seguir durmiendo.

Sanha pensó que fue sólo su imaginación así que escondió su rostro en su almohada. Le asustaba la idea de tener a un desconocido vigilándolo.

Sanha pensaba en la típica frase “Si no lo miras, no está”.

— Oye, ¿me puedes ver? —Escuchó una suave voz proveniente de esa persona.

Sanha levantó el rostro rápidamente y lo miró asustado.

— Shh. —Eunwoo puso su dedo índice sobre los labios de Sanha al ver que estaba a punto de gritar— No te haré daño, confía en mí.

Sanha temblaba, pues no confiaba en nadie. Cada vez que le decían que no le harían daño, creía ciegamente en esa persona, pero más tarde terminaría destrozado. No volvería a caer en el mismo juego, seguro se trataba de una broma, pensó.

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I Can Never Fly ; Eunsan || ASTRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora