Capítulo 11: ¡Qué prosiga el robo, digo...sí, robo! (Parte 2)

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KATHERINE

Siguiendo el plan establecido, yo pondría una excusa para escabullirme de la fiesta mientras todos están bebidos y drogados, llamaría a Samantha, y las dos nos adentraríamos en la mansión para llegar al despacho de Ralph subiendo las escaleras.

Con lo que no contaba mi perfecto y precioso plan, es con un imbécil de guarda espaldas jodiéndolo.

-¿Dónde váis? -nos detiene mientras subimos las escaleras.

Mis ojos se abren y miro asustada a Samantha, que me mira de igual modo, pero planto cara y me volteo hacia él.

-Estábamos buscando el aseo -respondo fingiendo estar borracha.

-El aseo para invitados está en la planta de abajo -dice serio mirándonos con desconfianza.

Tomo a Samantha de la mano y bajamos las escaleras mientras pienso en un plan para deshacernos de este idiota lame culos y jode planes.

Pero Samantha se detiene al lado de la barra de bebidas, y con sus ojos me indica que distraiga al jode planes.

Yo frunzo el ceño, pero le sigo el rollo, me acerco al idiota y procuro distraerlo.

-¿Has visto a Francis? -digo con tono de borracha -Me prometió que nos veríamos.

-¿De qué conoces tú a Francis? -dice extrañado.

Mis ojos se desvían a Samantha cuando la veo acercarse lentamente hacia él por la espalda con una botella en la mano.

Le niego con la cabeza disimuladamente mientras ella sigue acercándose a él a paso lento.

-¿Qué estás mira...?

Y de repente el idiota cae al suelo inconsciente.

-¡¿Pero te has vuelto loca?! -digo mirando al ahora desplomado lame culos.

-Tía, dame las gracias y cállate -habla y toma mi brazo -Vamos a robar eso y nos largamos de aquí.

-¡Espera! -la detengo -No podemos dejar a este imbécil aquí tirado, si lo ven, nos descubrirán, ayúdame a meterlo en aquella habitación -digo agachándome para cogerlo.

Samantha rueda los ojos.

-¿En serio tengo que cargar con un saco de músculos? -frunce el ceño -Espera, claro que te ayudo.

Se agacha y entre las dos lo cogemos, lo llevamos costosamente hasta la habitación y lo dejamos en la cama, así parecerá que está durmiendo.

-Espera -dice Samantha y se acerca al chico.

-No te aproveches de que está inconsciente para adorar sus músculos y vamos -digo tirando de su brazo al ver que intenta subirle la camisa.

-Eres una zorra, ¿lo sabías? -gruñe molesta mientras la arrastro conmigo hacia el despacho de la planta de arriba.

Cuando doy con el despacho, enciendo el pinganillo para contactar con mi abuela, le indico a Samantha que se quede en la puerta vigilando y yo me ocupo del resto.

Hora De Ligar, Chicas. © [1ª temporada] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora